viernes, 29 de diciembre de 2017

Los errores del Camino Neocatecumenal

SÍ SÍ NO NO

Los errores del Camino Neocatecumenal

Introducción
El Camino Neocatecumenal surgió cerca de Madrid en 1964 por obra de Kiko Argüello, coadyuvado por Carmen Hernández.
Para comprender cuál es la verdadera naturaleza de este Camino Neocatecumenal es necesario hacer referencia a los escritos de tres sacerdotes, los cuales pudieron estudiar sus textos base, que son secretos y son dados a leer sólo a los Catecúmenos y a los Catequistas de mayor confianza. Leyéndolos se comprende fácilmente que el Camino Neocatecumenal tiene una doble cara: una pública por la que simula ser un Movimiento de la Iglesia; la otra secreta o esotérica, que es la veradera, con la que se presenta como es, es decir, un Movimiento pseudo-espiritual, que tiene una concepción teológica completamente distinta de la de la Iglesia Católica.
En el presente artículo nos basamos en el libro de don Elio Marighetto, Segreti del Cammino Neocatecumenale, Pro Manuscripto, s. d. et s. 1.[1], porque es más conciso, remitiendo al lector a la lectura de los tres volúmenes que citamos abajo[2].


En verdad don Gino Conti fue el primero que, en torno a 1990, tuvo la posibilidad de conocer y tener el texto titulado Orientaciones a los equipos de Catequistas para la fase de conversión. Apuntes tomados de las grabaciones de los encuentros con Kiko y Carmen para orientar a los equipos de Catequistas de Madrid en febrero de 1972 (fueron editados en marzo de 1982 en Italia por el Centro Necatecumenale «Servo di Jahvé» en San Salvatore, plaza de San Salvatore in Campo, Roma). Este texto es considerado por los Catequistas el documento principal y oficial para la formación de los seguidores del Camino Neocatecumenal y en base a él son impartidas las Catequesis a todas las Comunidades Neocatecumenales. Don Gino Conti lo fotocopió y difundió entre los mismos Neocatecumenales para que comprendieran que la doctrina que les era enseñada no es la católica y después lo envió al Episcopado italiano y a la Santa Sede para que tomaran medidas disciplinarias contra el Camino Neocatecumenal.
Seguidamente a esto hubo pronunciamientos críticos sobre el Camino Neocatecumenal, los más significativos de los cuales son las Intervenciones de Mons. Bertoldo, Obispo de Foligno (1 de agosto de 1995); los Decretos del Card. Giovanni Saldarini, Arzobispo de Turín (17 de mayo de 1995); las Intervenciones del Card. Piovanelli, Arzobispo de Florencia (1 de diciembre de 1996); la Carta de Mons. Nonis, Obispo de Vicenza (18 de diciembre de 1996); las Intervenciones del Card. Pappalardo, Arzobispo de Palermo (22 de febrero de 1996); las Intervenciones del Card. Giacomo Biffi, Arzobispo de Bolonia (31 de marzo de 1996).
Don Elio Marighetto, que, tras el p. Enrico Zoffoli, leyó el texto de Kiko y Carmen fotocopiado por don Gino Conti, conoció no sólo personalmente el Camino y a sus seguidores, sino que pudo estudiar sus textos secretos, que comentó en su libro enviado también a la Autoridad eclesiástica para que lo viera y corrigiera los errores contenidos en ellos.
De la lectura del texto-base de Kiko-Carmen, como es transmitido por los Autores citados, se comprueba que, si bien no todo es completamente erróneo, existen muchos errores graves contra la Fe, especialmente relativos al Magisterio eclesiástico, los Sacramentos (especialmente la Confesión y la Eucaristía como Sacramento y como Sacrificio), la presencia real de Jesús en la Hostia consagrada, el valor redentivo de la Muerte de Jesús en la Cruz, la diferencia entre Sacerdocio ministerial y común, la naturaleza de la Gracia santificante, la libertad humana y el pecado.
No queremos inculpar de ello a cada persona que pertenece al Camino Neocatecumenal, que puede ser manipulada por los Catequistas y estar en él, por tanto, de buena fe.
En los libros de los tres sacerdotes no se encuentran señales de animosidad contra los fieles Neocatecumenales, sino sólo el deseo apostólico de dar claridad sobre cuestiones de fe menoscabadas por la enseñanza del Camino Neocatecumenal.
La estructura jerárquica del Camino Neocatecumenal
La cabeza de la estructura piramidal del Camino Neocatecumenal es Kiko Argüello, acompañado por Carmen Hernández [hasta 2016, año de su fallecimiento, ndt] y por un sacerdote (el padre Mario Pezzi), que figura como aquel que debería garantizar la eclesialidad pública del Camino. Bajo ellos se encuentran los Super-Catequistas al cargo de las Comunidades de las distintas Regiones o enteras Naciones, que dictan las Catequesis de Kiko y forman las Comunidades Neocatecumenales y ponen al frente de ellas a los Catequistas responsables.
Doctrina neocatecumenal sobre la Iglesia
En las Orientaciones a los equipos de Catequistas para la fase de conversión (a partir de ahora «OR»), Kiko y Carmen dicen: «queremos formar en la parroquia una comunidad que sea signo. Esta comunidad, con el tiempo, cambiará la pastoral y la estructura de la parroquia» (OR, p. 28); «La Iglesia primitiva no se consideró nunca como la única tabla de salvación» (OR, p. 81); «¿Dónde está la Iglesia? Donde está el Espíritu Santo» (OR, p. 88).
Respondemos: esta tesis
1º) niega la inmutabilidad e indefectibilidad de la Iglesia, que fue definida de Fe divino-católica por el Concilio Vaticano I (DS 3013), por León XIII en la Encíclica Satis cognitum (DS 3303), por San Pío X, que condenó este error como propio de los modernistas (DS 2495; 2601; 3453).
2º) niega la visibilidad de la Iglesia y hace de ella una Sociedad pneumática o invisible, compuesta solamente de los predestinados llenos del Espíritu Santo; tesis que fue condenada como herética repetidamente por el Magisterio de la Iglesia: véase la condena de Montano y de los Begardos (DS 893), de los Fraticelli (DS 910-912); de Wyclif (DS 1187); de Hus (DS 1201-1206), de Lutero (DS 1465 ss.) y de los Jansenistas (DS 2615);
3º) finalmente niega el dogma «Fuera de la Iglesia no hay salvación», definido de Fe divino-católica por el Concilio Lateranense I (DS 802), por el Concilio de Florencia (DS 1351), por Bonifacio VIII (DS 870), por Pío IX (DS 2867), por León XIII (DS 3304) y por Pío XII (DS 3802-3808).
La Iglesia católica está llena de paganismo
Kiko y Carmen prosiguen: «hoy debemos reconstruir la Iglesia como si se comenzara de nuevo» (Orientaciones a los equipos de Catequistas para el 2º escrutinio bautismal, p. 75; a partir de ahora «2ºSCR»). «La Iglesia está llena de idolatrías, la Iglesia católica está llena de paganismo» (Orientaciones a los equipos de Catequistas para la iniciación a la oración, p. 34, a partir de ahora «PR»). «La Iglesia está medio destruida y es necesario reconstruirla» (PR, p. 34); «Con Constantino se abre un paréntesis que llegará hasta nuestros días. […]. Hoy nos toca vivir en otra época en la que las Naciones salen de la Iglesia. […]. Hubo una época de Cristianismo vivida a un nivel muy religioso[3] y mágico, hoy entramos en una época distinta y necesitamos pasar a un Cristianismo vivido en la Fe y no en la Religiosidad natural. Salir de la Religión para entrar en la Fe» (OR, pp. 60-61).
Respondemos: esta tesis niega la santidad de la Iglesia, que es una de las 4 notas definidas de Fe en el Credo Apostólico y Niceno (DS 12 ss.), retomada y definida por el Concilio Vaticano I (DS 3013) y por Pío XII (Encíclica Mystici corporis, 1943).
Además, «Kiko declara prácticamente el fracaso de las obras de la Iglesia. Inmediatamente después de haber escuchado las catequesis, los Neocatecumenales pierden de vista el sagrario y comienzan a creer que allí no hay nadie, en efecto ya no se arrodillan al pasar delante de él. […]. Los Sacramentos ya no son fuentes de gracia, porque siempre y de todos modos se continúa siendo impotentes para obrar el bien. Los sacerdotes se convierten no ya en directores espirituales de las almas, sino en personas comunes» (Testimonio de un ex-Catequista, cit. en Elio Marighetto, p. 35).
«Kiko da a entender que la Iglesia en tema de doctrina no es infalible y que el único que dice las cosas exactas es él. […]. El no cree en la infalibilidad del Papa, sino que finge sumisión» (Testimonio de un ex-Catequista, cit. en Elio Marighetto, p. 36).
Tiempos oscuros desde Constantino hasta el Vaticano II
Kiko y Carmen afirman:
«No tenemos sacerdotes en el sentido de personas que separamos de todos los demás porque se ponen en contacto en nuestro nombre con la divinidad porque nuestro Sacerdote, Aquel que intercede por nosotros es Cristo. Y como somos su Cuerpo, todos somos sacerdotes. Es verdad que este sacerdocio se visibiliza en un servicio y hay algunos hermanos que son servidores de este sacerdocio, ministros del sacerdocio» (OR, pp. 56-57).
Respondemos: el Concilio de Trento definió de Fe que existe un Sacerdocio sacramental de la Nueva Ley (DS 1764); que existe el Sacramento del Orden sagrado o sacerdotal (DS 1765 ss.) y que existe una Jerarquía eclesiástica (DS 1767-1770).
Autoridad usurpada: Kiko profeta de Dios
Dice Kiko:
«Es el Apóstol, el Catequista, el que te conduce en el Catecumenado, el que debe vigilar sobre el Camino» (OR, p. 30); «La palabra de Dios tiene una sola interpretación, que da la Iglesia y que hoy yo os daré en nombre de la Iglesia» (OR, p. 216); «Si no reconocéis en nosotros Catequistas a Jesucristo, a Dios, lo que estamos haciendo aquí es un teatro» (Orientaciones a los equipos de Catequistas para la renovación del primer escrutinio bautismal, pp. 102-103, a partir de ahora «1ºSCR»).
Respondemos: esta tesis niega la Constitución jerárquica de la Iglesia, definida de Fe en el Concilio de Trento (DS 1776), por Pío VI (DS 2602) y por San Pío X (DS 3454).
Relación con los Párrocos y los Obispos
Para la relación con los párrocos, Kiko exige «delicadeza» a causa de su «inmadurez»:
«Sobre la situación de los Párrocos […] es necesario hablarles con más delicadeza porque vienen de una situación de Iglesia en la cual están imposiblitados para sentirse pecadores […], no pueden tener aquella libertad que sería para ellos una salvación. Entonces, los Catequistas no deben exponerles a un escrutinio en público o cosas por el estilo» (1ºSCR, p. 2).
Para los seguidores del Camino Neocatecumenal, en cambio, la libertad de actuar y ninguna mortificación:
«El Cristianismo significa que aquí, hermanos, no se os lavará jamás el cerebro hasta el punto de no dejaros libres para pecar cuando queráis» (2ºSCR, p. 143); «Hubo un tiempo en el que se creía que para ser virtuoso había que sacrificarse mucho haciendo actos para ejercitar la voluntad. Esto hoy ya no se acepta. Fue para otras épocas. Yo no te aconsejaría jamás, hermano, este estoicismo» (Orientaciones a los equipos de Catequistas para el Shemá, p. 97).
Respondemos: esta tesis de los Neocatecumenales enseña la imposibilidad del hombre para actuar bien moralmente, que fue condenada como herética por el Concilio de Orange (DS 380), por el Concilio de Trento (DS 1566 y 1572) y por Clemente XI (DS 2448).
Religiosidad y Fe
Kico ilustra así la diferencia entre «religión» y «espiritualidad cristiana»:
«El hombre, cuando ha descubierto a este Ser superior, necesita conseguir que le sea propicio. Aparece la religión. […]. El hombre levanta un altar allí donde Dios le hace caso. Allí lleva panes, animales y los sacrifica. Piensa: El me dará a cambio otras cosas. […]. Así se ponen algunos sacerdotes» (OR, p. 55); «Todos los religiosos naturales ofrecen a Dios sus obras, esto no es Cristianismo» (1SCR, p. 42); «La espiritualidad cristiana es que los cristianos alaben constantemente a Dios. En la religiosidad natural, no existe esta alabanza, existe el sufrimiento, la resignación, se debe sufrir en esta vida para que uno tenga la recompensa en la otra. La vida es una prueba para recibir después un premio. […]. Esto es herético, totalmente anticristiano» (1ºSCR, pp. 43-44).
Otra diferencia:
«En la religiosidad natural necesitas un sacerdote con su buena sotana que te sirva el culto. […]. En el Cristianismo es otra cosa. Tú te encuentras con Cristo a través de un cristiano. No se trata de ritos» (OR, p. 64). También porque, según Kiko, en los ritos cristianos hay una infiltración de paganismo:
«En la liturgia entran toda una serie de ideas de las religiones naturales: ofrecer sacrificios a Dios para aplacarlo, así, entran en la litúrgia los ritos paganos» (OR, p. 320).
La presencia real
Después Kiko se expresa ampliamente sobre la presencia:
«Lo más importante no está en la presencia real de Cristo en la Eucaristía, ella está en función de la Pascua» (OR, p. 325). «La Iglesia primitiva no tuvo jamás problemas sobre la presencia real. […]. Cristo es una realidad viva que hace pascua y arrastra a la Iglesia. No es cuestión de migas. […]. Ahora empieza a haber una obsesión con el hecho de que Cristo está presente en el pan y en el vino. […]. La Iglesia católica se vuelve obsesionada respecto a la presencia real. Comienzan las grandes exposiciones del Santísimo Sacramento, pero el pan y el vino no están hechos para ser expuestos porque se estropean. Si Jesús hubiera querido la Eucaristía para permanecer se habría hecho presente en una piedra, que nos se estropea. El pan es para el banquete, para introducirnos en la Pascua. En cambio, desde Trento en adelante, se celebró la misa para consagrar y tener presente a Jesús y meterlo en el sagrario» (OR, pp. 329-330).
«¿Acaso necesita Dios de la Sangre de Su Hijo para aplacarse? ¿Pero qué clase de Dios nos hemos hecho? (OR, pp. 333-334).
«El sacrificio que Dios quiere es nuestro cuerpo porque en el Cristianismo no existen templos. Si no salís de la religiosidad debéis iros de aquí [el Camino Neocatecumenal, ndr], entonces, es necesario salir de la idolatría del templo. […]. La Iglesia está llena de idolatrías, la Iglesia católica está llena de paganismo» (PR, p. 34).
Respondemos: estas tesis niegan
1º) el valor redentor expiatorio y propiciador del Sacrificio de la Misa
2º) la presencia real de Cristo en las especies eucarísticas después también de la Misa, verdades definidas de Fe por el Concilio de Trento (DS 1513, 1740); por el Concilio Lateranense IV (DS 802), por el Concilio de Constanza (DS 1151) y por el Concilio de Trento (DS 1651).
La Fe es la experiencia del encuentro personal con Cristo
Para Kiko, el Cristianismo no es ni un conjunto de verdades ni de preceptos morales:
«Ser cristiano no será adherirse a ciertas verdades. El Cristianismo no es un conjunto de verdades, que están allí estáticamente como si Dios fuera un Ser estático. […]. El Cristianismo no es en absoluto una doctrina, es una Buena Noticia, un evento histórico, que lo distingue de todas las religiones» (OR, p. 127).
«El Cristianismo no es un moralismo. Jesús no es un ideal de vida, no ha venido a darnos ejemplo y a enseñarnos a cumplir la ley» (OR, p. 125).
Respondemos: estas tesis retoman el error modernista sobre la Experiencia religiosa condenado por San Pío X en la Encíclica Pascendi (1907).
No es necesario cooperar con la Gracia
Se sigue que «La Iglesia no juzga, no exige, sino salva, cura y perdona» (OR, p. 90); «El Cristianismo no exige nada a nadie, lo regala todo» (OR, p. 223).
Respondemos: esta tesis niega la necesidad de que el hombre coopere con la Gracia de Dios y fue condenada como herética por el Concilio de Trento (DS 1559).
El hombre está totalmente corrompido y ya no posee el libre albedrío
Para Kiko, el hombre es un irresponsable: no puede hacer el mal y por ello no tiene culpa, ni puede hacer el bien, aun queriéndolo, porque está a merced del demonio:
«El hombre está profundamente tarado. Es carnal. No puede sino robar, pelearse, ser celoso, envidiar. No puede hacer otra cosa y no tiene culpa» (OR, p. 167).
«Cristo fue resucitado, yo soy resucitado. Yo soy perdonado y vivo para siempre. […]. Si el hombre ha sido resucitado de la muerte quiere decir que el pecado ha sido perdonado. […]. Esto lo hará Dios, no tú» (OR, p. 141, 144 y 123).
«La conversión no es un arrepentirse del pecado, sino un caminar hacia delante» (OR, p. 167).
«El hombre quiere hacer el bien y no puede. El hombre ha quedado radicalmente incapaz y a merced de los demonios. Ha quedado esclavo del Maligno. El Maligno es su Señor» (OR, p. 130); «El hombre peca porque no puede hacer otra cosa, porque es esclavo del pecado» (1ºSCR, p. 93); «Si alguno peca es porque el demonio está en él» (Orientaciones a los equipos de Catequistas para el Shemá, p. 14).
Respondemos: La Iglesia ha definido de Fe divino-católica que la naturaleza humana no ha sido totalmente corrompida, sino sólo herida por el pecado original (Concilio Vaticano I, DS 3004, 3026) y que el hombre ha conservado su libre albedrío y, por tanto, si peca, es responsable de su pecado (Concilio de Trento, DS 1555).
En la Iglesia primitiva no existía el sacramento de la Confesión sino sólo el Bautismo
He aquí cómo Kiko elimina el Sacramento de la Confesión y después el de la Eucaristía:
«La Iglesia primitiva no tiene ninguna explicitación del sacramento de la Penitencia que no sea el Bautismo. […]. Cuando la Iglesia se institucionaliza un poco, aparece la institución de la Penitencia» (OR, p. 167).
«El valor del rito no está en la absolución, ya que en Jesús estamos ya perdonados, sino en el hacer al hombre capaz de sentirse perdonado. […]. Uno se siente perdonado en lo profundo cuando se siente en comunión con los hermanos» (OR, p. 176-177).
Respondemos: el Concilio de Trento definió que la Iglesia recibió de Cristo el poder de perdonar los pecados mediante el Sacramento de la Confesión personal (DS 1670).
La Eucaristía
«La Eucaristía es únicamente sacrificio de alabanza. Otros ven en la Eucaristía el Sacrificio de la Cruz de Jesús. […]. En la Eucaristía no hay ninguna ofrenda» (OR, p. 322 y 328); «No hay Eucaristía sin asamblea» (OR, p. 317).
Respondemos: el Concilio de Trento definió de Fe divino- católica que la Misa (incluso privada) es un verdadero Sacrificio de adoración, de acción de gracias, de propiciación, de satisfacción y de impetración (DS 938, 940).
Conclusión
Como se ve, la doctrina del Camino Neocatecumenal se aleja objetivamente de muchas verdades reveladas y definidas dogmáticamente por la Iglesia católica mediante su Magisterio infalible. Por este motivo, el Camino Neocatecumenal no puede ser considerado objetivamente un Movimiento católico, apostólico y romano, aunque se haga pasar por tal.
sí sí no no
(Traducido por Marianus el eremita)
[1] Puede pedirse al Autor (eliomarighetto@inwind.it).
[2] Los otros libros sobre el Camino Neocatecumenal fueron escritos por el padre Enrico Zoffoli, Eresie del Movimento Neocatecumenale, Tavagnacco di Udine, Edizioni Segno, V ed., 1992 y por don Gino Conti, Un segreto svelato, Tavaganacco di Udine, Edizioni Segno, 1997. Pueden pedirse a info@edizionisegno.it; http://www.edizionisegno.it.
Aconsejamos comenzar con el libro de don Gino Conti y solamente después leer el del padre Zoffoli, que es un poco más difícil y amplio. El texto de don Elio Marighetto es un buen compendio de los otros, que resultan, así, de más fácil comprensión. Por este motivo nos basamos en él en este artículo también porque el Autor es el único todavía en vida de los tres sacerdotes.
[3] Para los Neocatecumenales, el término «Religión / Religioso» tiene un valor negativo (similar a «pagano / idólatra») y se contrapone al de «Fe», que es más espiritual y positivo (similar a «Camino Neocatecumenal»).