martes, 20 de febrero de 2018

GUERRA REVOLUCIONARIA ARGENTINA

GUERRA REVOLUCIONARIA ARGENTINA




Ofrecemos a nuestros lectores la Introducción, Prólogo y los tres primeros capítulos del libro
GUERRA REVOLUCIONARIA ARGENTINA (1969-1979)
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Jorge Fernández Zicavo
Registro Propiedad Intelectual 16/2015/5928
Comunidad de Madrid – España
Autoedición "papel", 2015
Edición E.book KINDLE-AMAZON, 2016
A las víctimas del terrorismo, eliminadas de la historia argentina ante la indiferencia cómplice de una sociedad amnésica y corrompida.
También a los que, por desconocimiento o para ocultar su pasado criminal, dicen que no hubo una guerra...
En su primera etapa la lucha armada será una guerra civil y se irá transformando paulatinamente en una guerra nacional antiimperialista.
Partido Revolucionario de los Trabajadores. IV Congreso 02.1968


De acuerdo a las características de la revolución en nuestro país, definimos nuestra guerra como guerra civil revolucionaria.
Partido Revolucionario de los Trabajadores. V Congreso 30.07. 1970
Nuestra estrategia para tomar el poder e instaurar el Socialismo Nacional es la guerra revolucionaria total, nacional y prolongada mediante guerra de guerrillas urbana y rural.
Carta de Montoneros a Perón. 09.02.1971
Nuestra concepción estratégica frente al imperialismo ha decidido la vía armada como única posible para la conquista socialista del poder. La guerra revolucionaria se caracterizará como guerra de guerrillas.
Fuerzas Argentinas de Liberación, 1972
Todos los miembros del Partido Montonero son, a la vez, mientras permanezca esta situación de guerra, integrantes del Ejército Montonero y oficiales de las Milicias Montoneras.
Conducción Nacional. Resolución 001/1978
El fenómeno terrorista en la República Argentina debe clasificarse como una guerra revolucionaria contra la sociedad y el Estado.
Tribunal de la Causa 13/1984
INTRODUCCIÓN
Entre abril de 1969 y noviembre de 1979, la izquierda argentina, entrenada y coordinada por la Cuba castrista, inició una guerra civil revolucionaria para tomar el poder e implantar una República socialista con dictadura de partido único.
Sin embargo, a partir del restablecimiento de la democracia en 1984, consiguió imponer, gracias a la indiferencia cómplice de gobernantes paralizados por aritméticas electorales y progresismo políticamente correcto, un relato histórico que omite la existencia de dicha guerra para ocultar su pasado mercenario al servicio del Estado comunista cubano, sus delitos de lesa humanidad contra la población civil, sus crímenes de guerra en un conflicto armado interior y su sedición contra la República constituida en 1853.
Este breve libro, estructurado como una panorámica histórica muy resumida, pero sólidamente documentada, contrasta la falsedad del relato izquierdista con la irrefutable convalidación empírica proporcionada por la narración cronológica de las más relevantes acciones terroristas y militares durante la “guerra popular”. Y también, por la probada subordinación de las organizaciones subversivas a la Cuba castrista mediante entrenamiento militar, refugio de criminales, depósito de las fortunas obtenidas con los secuestros, relaciones de la embajada cubana con las organizaciones subversivas, etc.
Como consecuencia de esta contundencia documental, que posibilita la máxima objetividad posible porque se nutre de hechos acreditados, durante el recorrido del texto el lector irá sacando sus propias conclusiones.
PRÓLOGO
He concebido este libro teniendo en cuenta, muy especialmente, a las dos últimas generaciones de argentinos que sólo conocen una única versión histórica de la década ’70 del siglo XX: el Relato CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), que legitima tomar el poder mediante el terrorismo si éste persigue fines políticos, a su juicio, justos e ‘idealistas’.
Un relato elaborado por ex terroristas y fiscales de reconocida filiación izquierdista, alentados todos ellos por el presidente de la Nación, ex abogado de terroristas y padre de una terrorista, Raúl Alfonsín. (1)
El accionar terrorista y militar de la izquierda durante diez años y ocho meses, fue eliminado del Relato CONADEP, pero basta cotejarlo con una recopilación de hechos, datos y documentos, para reconstruir la verdad histórica y evidenciar el origen de su guerra revolucionaria resumido en la tesis de este ensayo. Nada original, por cierto, pues es algo sobradamente acreditado a partir de la Conferencia OLAS del Estado cubano en 1967.
“Entre 1969 y 1979 la izquierda argentina operó como mercenaria de la Cuba castrista en el Frente Cono Sur de su guerra revolucionaria continental proclamada en 1967; pero, a su vez, Cuba era mercenaria de una Unión Soviética, en ‘guerra fría’ con Estados Unidos, que sufragaba la economía y la defensa de su portaviones del Caribe. En el campo de batalla latinoamericano de esa guerra, Argentina fue escogida por el imperialismo soviético para sus operaciones políticas y militares”.
Los vínculos entre las organizaciones terroristas-militares y el Estado cubano, la consigna del ‘Che’ Guevara “Crear dos, tres, muchos Vietnam” y la de Fidel Castro “Convertir la cordillera de los Andes en la Sierra Maestra de América”, los 42 misiles nucleares instalados en Cuba por la URSS en 1962, y los dieciséis años que el Ejército cubano combatió en su nombre en Argelia, Congo, Siria, Etiopía y Angola, demuestran rotundamente la dimensión geopolítica de la guerra revolucionaria latinoamericana y la subordinación de la pequeña y subdesarrollada Cuba a la Rusia imperial.
Ya abordaremos la estatal Conferencia de la OLAS que en 1967 proclamó oficialmente la guerra revolucionaria castrista en toda América Latina; pero ahora procede rechazar de entrada la insostenible versión del Relato CONADEP, basado en “ideas fuerza” tales como…
No existió ninguna guerra, sino violencia popular contra dictaduras y oligarquías explotadoras. Los desaparecidos eran militantes populares, civiles opositores, jóvenes idealistas que luchaban por una Argentina socialmente justa y liberada del imperialismo yanki… etc..
Esta justificación de la violencia ‘popular’ por una causa ‘social y patriótica’, es funcional al mito básico del marxismo latinoamericano esbozado por el intelectual y fundador del Partido Comunista de Perú, José Carlos Mariátegui: Liberación Social y Nacional, que sólo sería posible en naciones comunistas y/o “patrias socialistas”.
La declaración de una guerra continental proclamada por la OLAS cubana y la simultaneidad con la que se fundaron las organizaciones armadas que la harían posible, desmienten la hipótesis de una especificidad argentina ajena a un mundo bipolar inmerso en una ‘guerra fría’ en la que se enfrentaban dos modelos ideológicos irreconciliables: libertad democrática y esclavitud totalitaria.
Asimismo, los románticos ‘militantes populares’ no asesinaban para conseguir “un nuevo mundo socialista de felicidad colectiva” (Santucho) sino para implantar una siniestra dictadura comunista de partido único como en Cuba y, finalmente, operaron contra la sociedad y el Estado tanto bajo gobiernos constitucionales como dictatoriales. Más aún: comenzaron a hacerlo durante los primeros.
Notas
1. Alfonsín en Causa 305/1973 Cámara Penal Federal ‘Secuestro y asesinato de Oberdán Sallustro’:
“Los subversivos no son delincuentes, sino combatientes, integrantes de un Ejército Revolucionario del Pueblo alzado en armas, en rebelión abierta, en operaciones. En síntesis, fue una guerra”.
La Prensa, 04.09.1985.
Respecto a su hija erpiana: J.B. Yofre, Nadie Fue, Pág. 255
1. DE LA SIERRA MAESTRA A TUCUMÁN Y SALTA
Conscientes de que Estados Unidos no permitiría a 370 km. de su costa atlántica el régimen y Estado comunista que ya tenían decidido en 1956 al desembarcar con el Granma, el flamante Gobierno castrista inició inmediatamente una subversión armada en el Caribe y Centroamérica para que las izquierdas tomaran el poder y formaran junto con Cuba un bloque de países política, económica y militarmente solidarios. Una hipótesis (reacción de EEUU) que sería confirmada en abril de 1961 con la invasión anticastrista en Bahía Cochinos organizada por la CIA durante la presidencia de Kennedy.
Tantas prisas tenían que, tan sólo 15 días después de su entrada triunfal en La Habana (08.01.1959), Fidel Castro viajó a Caracas. Allí, tras reunirse con el Partido Comunista venezolano, éste publicó un documento de adhesión al programa estratégico propuesto por los cubanos:
1. La mayoría de los países de América Latina tendrán que recorrer un camino no pacífico para alcanzar su liberación.
2. La perspectiva socialista de la revolución latinoamericana.
3. La necesidad de coordinar la solidaridad a escala continental y mundial.
4. La importancia internacional de la victoria de la Revolución Socialista de Cuba y la ineludible tarea de defenderla.
5. El deber de un revolucionario es hacer la revolución.
Ocho años después, esos cinco puntos programáticos serían reproducidos por la Conferencia de la OLAS que ensangrentaría toda América Latina durante dos décadas; pero la jefatura castrista comenzó de inmediato a exportar su ‘camino no pacífico’.
El 16 de abril, 82 cubanos del Ejército Rebelde (futuro FAR) zarparon hacia Panamá para abrir un ‘foco’ guerrillero. Las barcazas naufragaron en las marismas y todos fueron capturados.
El 1 de junio, 75 nicaragüenses procedentes de Cuba desembarcaron en su país para iniciar una insurrección contra Anastasio Somoza. Fueron aniquilados sin piedad por la Guardia Nacional del dictador.
El 14 de junio, una fuerza de 217 cubanos del Ejército Rebelde y algunos civiles dominicanos, transportados en un guardacostas y tres fragatas de la Armada, desembarcó en Santa Constanza y en Puerto Plata, Santo Domingo. Fueron capturados por el Ejército, y por orden del dictador Rafael Trujillo les cortaron las manos a machetazos para que murieran desangrándose lentamente.
El 14 de agosto, 18 cubanos del Ejército Rebelde, 10 haitianos y 2 venezolanos desembarcaron en Haití para iniciar una insurrección contra François Duvalier. La guardia personal de ‘Papá Doc’, los sanguinarios Tonton Macoutes, los aniquiló en una matanza más dantesca que la de Santo Domingo, mediante torturas y sacrificios rituales del vudú.
En noviembre, las agresiones del dictador Fidel Castro llegaban a la remota y entonces democrática Argentina, con un nombre quechua…
2. UTURUNCOS
‘Hombres pumas’ dirigidos por John W. Cooke, ex diputado peronista y ex delegado de Perón en Argentina, residente en La Habana, amigo del ‘Che’ y comandante honorífico de las Fuerzas Armadas por su actuación durante la invasión anticastrista en Bahía Cochinos. Los jefes en Argentina eran trotsko-peronistas curtidos en la Resistencia contra el Gobierno de la Revolución Libertadora; 'cuadros' como Enrique Mena, Juan Díaz, Genaro Carabajal y Félix Serravalle.
En noviembre de 1959 (Gobierno constitucional de Arturo Frondizi) diez guerrilleros montaron un campamento en el cerro Cochuna, Tucumán, y asaltaron los destacamentos policiales de Alto Verde, Las Banderitas y San Miguel. Muy pronto fueron detenidos. En diciembre, Carabajal, Serravalle y otros tres, coparon la Comisaría de Frías, Santiago del Estero. En febrero de 1960 la Gendarmería Nacional localizó nuevos campamentos en Tucumán y Santiago del Estero, acabando con el Uturuncos rural; pero el 12 de marzo su célula terrorista de Buenos Aires dinamitó la casa del mayor del Ejército David Cabrera muriendo su hija Guillermina, de tres años, y quedando gravemente herido su hermano Jerónimo, de cinco.
Ernesto Salas, en su libro Uturuncos. Orígenes de la Guerrilla Peronista, aportó esta información:
“Manuel Mena, condenado a siete años de prisión, se fugó del hospital penitenciario del Chaco y viajó a La Habana, donde se entrevistó con el ‘Che’. A principios de 1963 regresó, y en mayo montó un campamento con militantes entrenados en Cuba. Al parecer, el plan de Mena era complementario del grupo guerrillero de Masetti”.
El 26.07.1960 Fidel Castro amenazó:
“Continuaremos haciendo de nuestra patria un ejemplo que convierta la cordillera de los Andes en la Sierra Maestra de toda América”.
[El 4 de enero de 1960, el ‘Che’ sugirió a unos argentinos en La Habana, un fantástico plan para “tomar la Casa Rosada a partir de un 'foco' de 50 jóvenes guerrilleros en las sierras cordobesas]. (2)
[Durante aquel año 1960, los comunistas nicaragüenses fundaron el Frente Sandinista de Liberación con 55 compatriotas y cuatro oficiales cubanos]
En 1961, la Unión Soviética decidió incluir las operaciones cubanas en su estrategia de ‘guerra fría’ con los Estados Unidos:
El 29 de julio de 1961 el jefe del KGB, Alexander Shelepin elevó al primer ministro Jruschov un plan global contra Estados Unidos y sus aliados tendiente a “crear circunstancias en diferentes áreas del mundo que podrían ayudar a desvirtuar la atención y las fuerzas de los Estados Unidos y sus aliados, y podrían restringirlos durante el arreglo de un tratado de paz para Alemania y Berlín Occidental”. Al tope de la lista de lugares para operar estaban los “regímenes reaccionarios” en el patio trasero del adversario: Centroamérica; y la cabeza de playa sería Nicaragua. El 1º de agosto esa estrategia sería aprobada por el Politburó del Comité Central. (3)
Tres días después, la URSS firmó un Acuerdo secreto con Cuba: 130 piezas de artillería, 80 tanques y 41 cazas MIG por valor de 48.000.000 de USD, de los cuales sólo deberían pagar dieciocho.
En 1962, se fundaron en Guatemala las Fuerzas Armadas Rebeldes entrenadas en Cuba; y Alicia Eguren, esposa de Cooke, envió cincuenta argentinos a la isla con el mismo fin. Curiosamente, la misma cifra fantaseada por el 'Che'.
Notas
2. Osvaldo Bayer. Citado por Yofre, Fue Cuba, p.69
3. Juan Bautista Yofre, Fue Cuba, p.64
3. EJÉRCITO GUERRILLERO DEL PUEBLO
En 1963, el EGP supuso una agresión a la soberanía nacional mucho más grave que la de Uturuncos, pues no se trató de un grupo de probada aunque difusa vinculación con el régimen castrista, sino de una organización fundada por el Estado cubano para operar contra el Estado argentino, con mercenarios argentinos al mando de oficiales cubanos. O sea: un casus belli en toda regla.
Y por si eso fuera poco, en esa Operación Penélope estuvieron implicados otros cuatro países: Argelia, Checoslovaquia, República Democrática Alemana y la Unión Soviética que dio el visto bueno, pues los Servicios de Inteligencia de todos los países del bloque soviético, al que informalmente pertenecía Cuba desde 1962, estaban supervisados por el Comité para la Seguridad del Estado (KGB). Desde 1970, la subordinación cubana sería oficial.
El EGP fue ideado por el ‘Che’ y organizado por quienes durante veinte años dirigirían la subversión continental mediante la Operación Fantasma (“Convertir la cordillera de los Andes en…”) iniciada en 1962; el entonces viceministro del Interior, Manuel Piñeiro Losada ‘Barbarroja’, y el jefe de Contrainteligencia Militar y ministro del Interior, general Colomé Ibarra ‘Furry’.
Ambos compartían informaciones con sus colegas checoslovacos desde 1959, pero en diciembre de 1962 pusieron en marcha la Operación Manuel destinada a evitar que los viajes a Cuba de los izquierdistas latinoamericanos quedaran registrados en sus pasaportes. Para ello, en el aeropuerto de Praga les daban unos pasaportes cubanos ‘especiales’ que les eran retirados a la vuelta.
Estaba previsto que Guevara se incorporase al EGP cuando estuviera consolidado. Mientras tanto el mando lo tendría Jorge Ricardo Masetti, periodista argentino radicado en Cuba y cofundador de la agencia estatal de noticias Prensa Latina. Sus asesores militares eran los oficiales cubanos y miembros de la custodia del ‘Che’, capitán Horacio Peña Torres y teniente Juan Alberto Castellanos. ‘Furry’, Masetti, los cubanos, el mendocino Ciro Bustos y dos chaqueños, estuvieron cuatro meses en Argel. La Inteligencia argelina les dio pasaportes y los camufló en una misión comercial para entrar en Brasil, escala previa a La Paz. La agente argentina de la STASI alemana, Haydé Tamara Bunke Bider, ‘Tania,’ ya llevaba unos meses allí creando una red junto con el capitán cubano José ‘Papi’ Tamayo. Colomé Ibarra ‘Furry’, compró una finca en Emborozú, Cochabamba, y se alojó durante unas semanas en Buenos Aires y Córdoba (4). El 21 de junio de 1963 el EGP cruzó la frontera de Salta y permaneció dos meses explorando la zona.
[Durante ese mes de junio, 60 nicaragüenses del Frente Sandinista de Liberación Nacional entrenados en Cuba y acampados en Honduras, intentaron entrar en Nicaragua pero, tras un enfrentamiento armado con la Guardia Nacional debieron replegarse. En julio se fundó TUPAMAROS en Uruguay, bajo un Gobierno constitucional]
En agosto, los egepistas regresaron a Bolivia y el 24 de septiembre entraron definitivamente en Argentina.
1964
El 4 de marzo de 1964 (Gobierno constitucional de Arturo Illia), la Gendarmería Nacional capturó a siete de ellos, incluido el teniente cubano Castellanos y dos policías federales infiltrados. El general Julio Rodolfo Alsogaray, Comandante de la Gendarmería Nacional, declaró:
Este es el primer paso de la guerra revolucionaria. No es un hecho aislado. Se trata de una organización importante y seria dentro de su tipo de acción revolucionaria, que cuenta con conexiones dentro y fuera del país. Ciertas autoridades y el público se muestran remisos a creer la realidad. Sin embargo, en la Argentina, la guerra revolucionaria ya empezó.
Aquello no era todavía una guerra revolucionaria, sino un experimento foquista más, pero Alsogaray sabía lo que decía de las conexiones extranjeras: Guido Peredo, fundador del Partido Comunista boliviano, su hermano Roberto y Jorge Vázquez (los tres entrenados en Cuba) dieron apoyo logístico al EGP en La Paz. En 1967 integrarían la guerrilla del ‘Che’.
El 13 de abril, la Gendarmería localizó en La Quiaca (Jujuy), un arsenal con lanzagranadas RPG, y el 15, capturó a cinco egepistas.
El 18, se produjo en Orán, Salta, un enfrentamiento armado entre el capitán Horacio Peña Torres y la Gendarmería Nacional, muriendo el cubano y el gendarme Juan Adolfo Romero, primera víctima de las fuerzas del Estado muerto por las agresiones castro-guevaristas.
Días después, los restantes guerrilleros fueron capturados. Ante el desastre, Masetti se internó en la selva y nunca más se supo de él.
El 21 de julio, tres meses después del enfrentamiento armado de Salta, explotó en un edificio de Posadas 1168, Capital Federal, un arsenal que se atribuyó a las Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional (FARN). Subordinadas a Cooke, pero que era compartido con la célula porteña del EGP integrada por Mario Roberto Santucho, Liliana Delfino, Roberto Ciro Bustos y los ex militantes del Partido Comunista, Juan Carlos Portantiero y José Luis Mangieri. En la explosión murieron el uturunco Ángel Bengoechea, otros cuatro terroristas y seis vecinos.
Años después, se supo que ‘Furry’ consiguió llegar a la Patagonia y desde allí inició una complicada ruta clandestina hacia Cuba.
[En cuanto a la subversión castrista en el continente durante diciembre de 1964, cuando el EGP llevaba tres meses en Argentina, se descubrió en Venezuela un cargamento cubano enterrado en Macama, Paraguaná: cañones, morteros, bazookas, sub-ametralladoras UZI, fusiles FAL y explosivos. El presidente constitucional Betancourt pidió a la OEA que denunciara a Cuba. Pero daba igual, pues estaba expulsada desde 1962; precisamente por suministrar armas a las guerrillas de Venezuela y Colombia].
[En 2005 Fidel Castro reconocería la participación de ‘revolucionarios’ cubanos en Salta y tuvo la desfachatez de pedir que se repatriaran los restos del invasor Horacio Peña Torres; cosa a la que accedió el ‘compañero’ Néstor Kirchner]
Notas
4. Testimonio de Roberto Ciro Bustos