Adiós, gigante de acero
"Adiós, gigante de acero"
Yo
te despido San Juan como se despide a los grandes, con humildad y en
silencio. Yo te despido San Juan, con ese gesto triste que dejabas en
los que llevabas a bordo y en los que dejabas en la dársena.
Yo
te despido San Juan con la sonrisa de las anécdotas de todos los que
surcaron el mar en tu regazo, los que te conocieron desde antes de tocar
el mar tuvieron la fortuna de recorrerte por lugares recónditos de tu
estructura que para otros ni siquiera fueron pensados.
Casi
como en secreto, detrás de ciertos equipos, algunos con pintura
indeleble escribieron sus nombres y fechas de cuando te estaban armando
allá, en Alemania, por los 80's.
Para que aparecieran algún día cuando pasaras a desguace.
¡Vaya treta que te jugó el destino!
Yo te despido San Juan con la rivalidad que siempre tuviste con tu gemelo idéntico, el Santa Cruz.
Pero te digo algo…Para mí fuiste único.
Yo
te despido San Juan con mis hijos sentados en la silla del sonar que su
padre tanto quiso y mirando con la fascinación que sólo puede tener la
mirada de un niño a través del periscopio.
Yo
te despido San Juan con las risas de los festejos de cumpleaños,
navidades, años nuevos, despedidas de solteros, nacimientos. Yo te
despido San Juan con la ropa con "olor a submarino" que Dany traía casi a
diario y que era imposible de tapar.
Te
despido porque sé que diste lo mejor que pudiste, y todos los que
pasaron por vos pusieron el alma, y éstos 44 pusieron su vida.
Siempre
serás recordado como el glorioso San Juan, el que forma parte de
cientos de anécdotas de esos submarinistas, que no dejan ni dejarán de
hablar de vos.
Yo te despido San Juan con un Gracias, por todo lo que nos diste, Gracias, por ser parte de mi historia.
Adiós gigante de acero.
¡Viva la Patria!