Mariano Rajoy no quiere enterarse por qué los ciudadanos españoles hemos salido a la calle durante los últimos días
Por José L. Román.- Los ciudadanos españoles no hemos salido a la
calle con banderas españoles para convencer a Puigdemont y a sus
acólitos de que rectifiquen y depongan su actitud desafiante. Ni tampoco
para que el nacionalismo catalán vuelva al “buen comportamiento” de
hace una década, dar carpetazo al desafío separatista, volver todos a
sus puestos, y, “pelillos a la mar”, no.
Tampoco hemos salido a la calle para defender esta democracia como de
ordinario se cree; una democracia que ha constituido el instrumento
utilizado por los gobiernos centrales para llevar a los independentistas
hasta el punto en el que nos encontramos. No debemos olvidar que el
biberón democrático de esos gobiernos –y no me cansaré de repetirlo-, es
el que ha criado lustrosamente al monstruo independentista catalán, del
mismo modo, que lo hizo con el terrorismo vasco. Un instrumento que ha
llevado a los terroristas hasta las instituciones, haciéndoles
partícipes de nuestros impuestos para que con ellos pudieran matarnos.
Dejemos las cosas claras, señor presidente. Los españoles hemos
salido a la calle sin disfrazarnos de nada y con nuestra enseña
nacional, hartos de la cobardía del gobierno de la nación para
enfrentarse al independentismo. Hemos salido a la calle para decirle al
gobierno del Partido Popular y al Parlamento, que con los golpistas
antiespañoles ni se negocia ni se dialoga. Hemos salido a la calle para
decirle al gobierno del Partido Popular que deje de marear la perdiz y
acate lo que el pueblo demanda, que no es otra cosa que la aplicación
inmediata del artículo 155 de nuestra Constitución. Hemos salido a la
calle para decirles, que la autonomía catalana debe ser intervenida de
inmediato; sus medios informativos separatistas cerrados; y los
golpistas detenidos y puestos a disposición judicial; que el Cuerpo de
mozos de escuadra debe ser disuelto por deslealtad y traición; que el
gobierno central debe recuperar competencias en educación, seguridad y
justicia; y que los Tribunales de Justicia deben acometer una rigurosa y
exhaustiva depuración de responsabilidades en todos y cada uno de los
delitos de odio que han tenido lugar en los centros de enseñanza
catalanes.
Hemos salido a la calle para mostrar nuestra indignación y repulsa a
todo lo que el comunismo representado por Podemos y sus mareas
significan para nuestro pueblo, y pedir abiertamente su ilegalización
inmediata junto a todos los partidos independentistas y paladines del
terrorismo.
Ustedes llevan defendiendo esta democracia durante cuarenta años, y
miren hasta donde nos han llevado: al colapso de los juzgados por casos
de corrupción política, siendo los más escandalosos los del nacionalismo
catalán. Nos han llevado a la negociación con la ETA y a la puesta en
libertad de los asesinos, mientras las víctimas se consumen de dolor e
impotencia. Nos han llevado al desafío independentista en su grado
máximo dejando una sociedad catalana seriamente fracturada. Nos han
llevado a la irrupción de los terroristas en las instituciones y del
comunismo en el Parlamento, con acceso al Tesoro Nacional, con cotas de
pantalla en las televisiones como jamás soñaron, y con una propaganda de
apoyo al régimen criminal de Venezuela que pone escalofríos en el alma.
A esto y a mucho más, nos han conducido con esta democracia que usted
señor presidente insiste en defender y seguir sosteniendo. Por lo
tanto, se equivoca si piensa que el pueblo español se ha lanzado a la
calle tras el golpe de estado del nacionalismo catalán, lo mismo que lo
hizo el 23-F, para defender su democracia y la de los mismos partidos
políticos que acaparan la totalidad de los medios informativos y la vida
social y política, sin dar un respiro a los disidentes y voces
discrepantes.
Dejen de confundir a la opinión. El pueblo español no ha salido a las
calles de sus pueblos y ciudades con banderas españolas para defender
esta democracia como sostiene algún que otro sociólogo y los medios
informativos del gobierno, ni para pedirle al nacionalismo catalán que
se arrepienta de sus pecados y todo quedará solucionado, no. Hemos
salido a la calle para decirle a los separatistas, a sus medios
informativos sectarios, y a quienes les han venido dando pábulo durante
cuarenta años, que se acabó la tiranía; que queremos estudiar en
español; que queremos rotular nuestros establecimientos en español; que
queremos celebrar el día de la Constitución como los demás españoles,
pero en Cataluña; que queremos poder ver jugar a la selección española
de fútbol en estadios catalanes; que tenemos derecho a disfrutar con el
discurrir de la vuelta ciclista a España por los pueblos catalanes; que
queremos volver a ver a la Guardia Civil y a la Policía Nacional por las
calles y pueblos de Cataluña; y, que el Ejército de España, como una de
las principales instituciones del Estado, tenga presencia en Cataluña
como en el resto de España, como símbolo y garantía de unidad, paz y
libertad.
Los ciudadanos que nos sentimos españoles, hemos salido a la calle en
un acto de afirmación nacional, para decirle al gobierno central, a los
gobiernos autónomos, a los partidos políticos en general, a Europa, y
al mundo, que la Constitución debe ser reformada urgentemente, pero, no
para dar más pábulo a los gobiernos autónomos como algunos proclaman,
sino para abolir y extirpar de raíz el sistema autonómico por tratarse
de un cáncer maligno origen de todos nuestros males, que ha dividido a
España y a los españoles, que ha provocado una presión fiscal
confiscatoria, que ha creado multitud de academias proseparatistas donde
se imparte el odio a España, y porque se han constituido en 17 oficinas
de colocación para los partidos políticos.