domingo, 15 de enero de 2017

"EL CANALLA" Capítulo 5 -EL MITO DE LA REVOLUCION


  Capítulo V
El mito de la Revolución
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El acople de la comunidad internacional

Contrariamente a lo propagado por la leyenda castrocomunista, Fidel, por entonces no sólo no se manifestaba comunista sino que alegaba luchar para reinstalar "la democracia y la Constitución de 1940". Esto no sólo les valió a los rebeldes el apoyo del grueso de la población cubana y la comunidad inter­nacional, sino fundamentalmente del gobierno de los Estados Unidos.

Incluso, desde los más importantes medios de prensa americanos, se llevó adelante una profusa campaña a favor de los "demócratas de Sierra Maestra", que pretendían derrocar a la gastada y arbitraria gestión de Batista, tanto es así, que los rebeldes del Llano consiguieron que e! conocido periodista norte­americano Herbert Matthews, del influyente New York Times se trasladara a la Sierra para entrevistar a Fidel. Señala O'Donell que "La nota apareció a fines de marzo de 1957 y fue un duro golpe para Batista. Con el título 'Fidel está vivo', informaba al mundo que el presidente de Cuba mentía cuando hablaba del exterminio rebelde. Pero no fue el único en mentir: cuando el periodista preguntó sobre el número de las tropas rebeldes, Fidel señaló a los que los rodeaban y dijo: 'Éste es mi Estado Mayor', sin aclarar que, además, ése era también todo su ejército. No fue la tínica artimaña para simular un mayor numero de combatientes: un soldado llegó, fingiendo agitación, para entregarle a Fidel un supuesto mensaje urgente de una inexistente Segunda Columna".1 La nota periodística apologética del castrismo fue un rotundo éxito de resonancia mundial. El consenso internacional comenzaba a girar sin disimulos a favor de los valientes "rebeldes de la libertad".

Países de la región comenzaron a enviar armas, dinero y provisiones a toda marcha para respaldar a las fuerzas guerrilleras. A tal punto las potencias anticomunistas apoyaron a Castro y su presunto plan republicano y capitalista, que el pensador marxista Pablo Giusiani, nos remarca que "la primera pro­puesta de enviar armas a esos valientes jóvenes que se batían en la Sierra Maestra contra la dictadura de Batista no provino de grupo alguno que pudiera calificarse de revolucionario, izquierdista o siquiera popular, sino del almirante (argentino) Isaac Rojas, un conservador considerado arquetípico del 'gorílismo1.2 En marzo de 1957, por tomar un ejemplo, el coman­dante rebelde Huber Matos emprendió un viaje a Costa Rica, precisamente con el propósito de reunirse con el presidente de ese país, el Dr. José Figueres Ferrer, quien ya le había prometido armamentos a gran escala (nótese la envergadura del apoyo externo). Matos recuerda la reunión y el diálogo con Figueres del siguiente modo "Matos -me dice Figueres-, voy a entregarles las armas, pero recuérdele a sus hombres que esas armas son parte del pequeño arsenal de Costa Rica y que yo se las cedo a ustedes porque quiero al pueblo de Cuba. No puede haber infidencia alguna sobre mi actitud por­que me pondría a mí como un irresponsable ante los costarricenses y podría costarme hasta la misma presidencia; además tiene que llevarse las armas antes de que termine el mes de marzo, es decir, en un plazo de dos semanas. El coronel Marcial Aguiluz coordinará con ustedes la operación... las armas esperan por usted, las tenemos en un depósito que está justamente debajo de nuestros pies. Cuanto antes se las lleve, mejor será.

-Confíe en nosotros, señor presidente" .* Prosigue Matos "En la noche del 29 al 30 de marzo trasladamos armas y municiones, acompañados de un oficial de la Guardia Civil costarricense, el coronel Vicente Elías. La presencia de Ellas nos asegura que no habrá inspecciones a los vehículos en los pues­tos de registro que el gobierno ha establecido recientemente para controlar la plaga de la mosca del Mediterráneo" *

Los pilotos del avión que transportará las armas desde Costa Rica hacia Cuba (donde los rebeldes improvisaron una pista de aterrizaje en zonas rura­les) vinieron desde México por orden de Castro. Pero este apoyo para los rebeldes cubanos proveniente de Costa Rica no es el único que recibirán de dicho país. El destacado dirigente sindical Luis Alberto Monge (futuro presidente de Costa Rica entre 1982 y 1986) financió la revista "Cuba Libre", órgano de difusión del Movimiento 26 de Julio en Centroamericana5. Por últi­mo, refiere Matos que "El costarricense Frank Marshall nos facilita genero­samente un buen número de fusiles con sus municiones" En tanto, el 13 de marzo de 1957 los grupos del Llano atacaron el palacio presidencial en La Habana, donde vivía Batista con el fin de fusilarlo. La embestida fue llevada a cabo por un grupo de jóvenes del "Directorio Revolucionario" en alianza con un grupo del "Partido Auténtico". El país estaba en expectativa. En tanto, Fidel y los suyos aguardaban en la sierra. Resulta interesante poner de manifiesto la acción insurgente de los que peleaban en el Llano (el ala urbana y más moderada de la reacción antíbatistiana), puesto que el historietismo vendido por el estado castro-comunista. ha reducido toda la historia de la revolución cubana a la ecuación rural y sus exóticos barbudos con prescindencia de todo otro episodio.

Promediando mayo, los guerrilleros recibieron dos noticias auspiciosas: "la difusión de la película filmada por Bob Taber en Sierra Maestra, a través de los canales de televisión norteamericanos, y el inminente arribo de un cargamento de armas... El envío constaba de tres ametralladoras de trípode, tres de mano (Madzen), nueve carabinas M-l, diez fusiles automáticos Johnson y seis mil tiros. El Che recibió un Madzen... la alegría se le dibujó en el rostro".7 En tanto, el coronel Bayo enviaba mensajes a Castro desde Nueva York (nótese el lugar de residencia y conspiración). Señala Gambini, que el acorra­lado Batista observaba con gran preocupación que "sus aliados norteameri­canos. .. comenzaban a encariñarse con la figura del jefe barbudo... El número de Visión del 5 de julio traía en su tapa la fotografía del líder rebelde. Al mismo tiempo, The New York Times afirmaba que el desenlace cubano se acercaba a su fin".*

En mayo de 1957 "los rebeldes descendieron de las montañas y atacaron un pequeño y aislado aserrío próximo a la cosía, consistente en dos edificios de madera y tres pequeños puestos de guardia, cada uno con cabida de 3 o 4 soldados. En total había cincuenta y tres hombres en el campamento, casi todos trabajadores desarmados... Como de costumbre, Castro dio la señal de ataque disparando su fusil de mirilla telescópica desde una loma distante. En la lucha que se entabló, los pocos soldados combatieron encarnizadamente, matando a seis de los rebeldes e hiriendo a nueve. Del grupo del campamento hubo catorce muertos, diecinueve heridos, seis huyeron y catorce fueron hecho prisioneros"'? Si bien la escaramuza fue de poca monta, la propaganda casuista vendió el tiroteo como una de las más grandes epopeyas rurales de la revolución.

Batista no podía seguir inactivo ante las malas noticias. Lanzó una embesti­da en la que cayó muerto Frank País, líder opositor del Llano, episodio que Castro vivió sin congoja alguna, puesto que si bien tanto el Llano como el Movimiento 26 de julio luchaban contra Batista, más adelante saltarían a la vista profundas diferencias ideológicas y políticas entre ambas facciones revo­lucionarias. Empero, la muerte de Frank País "produjo más excitación en el pueblo, que respondió con una huelga espontánea. Todo el comercio de


Santiago cerró sus puertas voluntariamente. El funeral de País arrastró a una impresionante muchedumbre"'.'O
El apoyo de Estados Unidos a los rebeldes era incondicional, al punto tal que -según confirma Kalfón- el flamante embajador americano en La Habana, Earl Smith (quien Uegó en julio de 1957): "Al día siguiente del ase­sinato de Frank País, se dirige personalmente a Santiago y presenta una pro­testa contra el uso excesivo de la fuerza por la policía... Más tarde, procura­rá que tres dirigentes del Movimiento 26 detenidos en Santiago, entre ellos Armando Hart, salven la vida. Tad Szulc asegura incluso que un agente de la CÍA, Roben Wiecha, que actuaba encubierto por el cargo de vicecónsul de Estados Unidos en Santiago, proporcionó en varios pagos, a partir de octu­bre de 1957 cincuenta mil dólares al Movimiento 26 de Julio".."
La soledad de Batista se tomaba inversamente proporcional al creciente apoyo de una guerrilla que, desde un principio fue vendida por Castro como una insurgencia anticomunista y republicana. Hasta el comandante rebelde Huber Matos anotó el hecho no menor de que estadounidenses procedentes de la Base Naval de Guantánamo, se han unido al grupo 15
Cada uno de los elementos que vamos agregando pone de manifiesto que el mito de "los escasos guerrilleros que le ganaron a un ejército profesional" es un exitoso wm# exportado por el estado cubano y que fuera acatado gracio­samente y a libro cerrado por la desinformada progresía mundial. Hasta tal punto la acción de la guerrilla en Sierra Maestra fue un episodio menor en la revolución cubana, que el propio Matos agrega que el "5 de septiembre de 1957, una semana después del asesinato de Frank, la radio informa de una sublevación contra Batista en la base naval de la marina, en Cienfuegos, pro­vincia central de Las Villas. Segiín la información, los marinos de la base, actuando en coordinación con elementos civiles del 26 de Julio y de otro grupo revolucionarios de origen auténtico, han tomado el control de la insta­lación militar y de algunas otras posiciones dentro del perímetro de la ciu­dad".™ Vale decir: Batista ni siquiera controlaba a sus fuerzas armadas pues­to que se revelaban y sublevaban contra él.
Habían pasado varios meses desde el desembarco del Granma y la guerri­lla antibatista contaba con el respaldo de la prensa americana e internacional. Corresponsales y cronistas de todo el mundo alababan al Che, a Castro y a su presunta causa noble. Tanto el New York Tunes, Le Monde, tt Corriere Delta Sera, como los principales diarios de América Latina los apoyaban. La CBS los propagandeaba a través de un documental emitido en USA en horario cen­tral. Los dirigentes del Llano (la guerrilla urbana) por su parte, contaba con aceitados contactos en la CÍA -que repetidas veces desembolsó dólares para sostener la rebelión.
Salvo Fidel Castro, su hermano Raúl, el Che y algunos poquísimos, el grueso de los rebeldes (tanto los de Sierra Maestra como los del Llano) pele­aban con objetivos totalmente distintos a los que luego se impusieron a brazo de hierro a partir de 1959. El engaño de Fidel, Raúl, y Guevara, consistía en mostrarse moderados para obtener respaldo internacional y, por sobre todo, el apoyo del pueblo cubano. Este ardid les permitió además reclutar campesinos en sus milicias (que naturalmente eran anticomunistas) y ganarse la simpatía del cubano medio. Una vez asaltado el poder, se mostraría el verdadero ros­tro de sus intenciones.
El marxismo silencioso
Si bien se sospechaba que Guevara y Raúl Castro tenían inclinaciones marxistas, en cuanto a Fidel, su discurso era abiertamente anticomunista y la fecha de su "conversión" hacia el marxismo no se torna tan clara y ha sido motivo de disputa entre biógrafos e investigadores. Una novia de Fidel, que también fue amiga del Che y de su esposa, sostiene que "Sin Ernesto Guevara, Fidel Castro tal vez jamás se hubiera vuelto comunista. Sin Fidel Castro, Ernesto Guevara quizás nunca hubiera sido más que un teórico marxista".14
Sin embargo, Mario Lazo, en su notable investigación, extrae unos ante­cedentes del joven Castro que confirmarían un marxismo preexistente a la revolución de 1959. Pues si bien en la época del asalto al Moneada Fidel per­tenecía al Partido Ortodoxo (ajeno al comunismo), poco tiempo atrás, cuando contaba con tan sólo 21 años de edad, Castro perteneció a la organización terrorista de corte trotzkista "Unión Insurreccional Revolucionaria", inclusi­ve estuvo detenido un tiempo por su vinculación con un asesinato perpetrado por el grupo. Asimismo, Fidel fue agitador y partícipe de la matanza en el famoso "Bogotazo" en 1948.15
Sendos antecedentes no son menores. En plena guerra fría, la CÍA no podía darse el lujo de soslayar tamaños "detalles", pero el lujo se lo dio y se pagó carísimo las consecuencias de tamaña desaprensión (sea esta culposa o dolosa). Recordemos que en esos tiempos, tos Estados Unidos eran goberna­dos por las administraciones de Eisenhower primero y Kennedy después, a cuyas responsabilidades en el tema de marras nos referiremos más adelante.
En cuanto al Che Guevara es dable señalar que, aunque entusiasta comunis­ta, no era un pensador del marxismo, sino un apresurado lector que manejaba conceptos ciertamente panfletarios, ios cuales fue radicalizando al extremo y cuyos cerrados dogmas le brindaban un rumbo y un sustento ideológico a la desatada violencia que éste practicaba. En carta a su madre reconocerá: "Antes, me dedicaba mal que bien a la medicina y el tiempo libre lo dedicaba al estu­dio en forma informal de San Carlos (Marx). La nueva etapa de mi vida exige también el cambio de ordenación; ahora San Carlos es primordial, es el eje".16 Y en cuanto a que dichas lecturas le fueron dando sentido a una vida que hasta entonces vagaba a la deriva, el Che le confiará a su madre en otra carta fecha­da en julio de 1959 17 soy siempre el mismo solitario que va buscando su cami­no sin ayuda personal, pero tengo ahora el sentido de mi deber histórico... me siento algo en la vida, no sólo una fuerza interior poderosa, que siempre la sentí, sino también una capacidad de inyección a los demás y un absoluto sen­tido fatalista de mi misión me quita todo miedo" V Guevara no sólo localizó así un puñado de consignas que le daban sentido a su existencia, sino que también encontró "su misión fatalista" que tanto lo preocupaba. Como fuera señalado, durante los años universitarios Guevara no participó en política ni dedicó tiem­po alguno a lecturas de ese género. De adulto tuvo que leer sobre marxismo a toda velocidad intentando, deficientemente, ponerse al día.


El comandante Guevara

El 21 de julio de 1957 fue un día de júbilo para el médico Ernesto Guevara, puesto que fue nombrado por Fidel Castro con el cargo de comandante de la Segunda Columna -la cual tenía asignada como territorio de combate la parte oriental de la Sierra Maestra (unos 20 km)- dándole carta blanca. Pero el nuevo grado jerárquico del Che no hizo más que acentuar su personalidad despótica y cruel para con su tropa misma. Relata Kalfon que "algunos campesinos que se 'rajan', lo encuentran demasiado duro, desertan o piden marcharse, en estos casos pierde a veces su reserva y monta en cólera .¡Que salgan los pendejos, los raja os, los culos de vaca!', le ladra a un grupito que farfulla pretextos para abandonar"18 Incluso, en esos días se produjo la primera deserción entre la tropa de Guevara: "El Che envió a Baldo y a Ibrahim a perseguir al desertor con la orden de que lo mataran donde lo encontraran. Poco después regresó Baldo y relató que Ibrahim también había querido desertar, y por eso lo había matado de tres tiros. En su diario el Che cuenta su reacción: 'Reuní toda la tropa en la loma anterior al teatro del suceso macabro, explicándole a nuestra guerrilla lo que iba a ver y lo que significaba aquello, el porqué se castigaría con la muerte la deserción y el porqué de la condena contra todo aquel que traicionara a la revolución'19 Seguidamente, cuando el guerrillero chino Wong, osó desertar, Guevara lo mandó a secuestrar por dos subalternos; uno de ellos fue fusilado de inmediato al negarse atrapar a su amigo. Fue entonces cuando el Che hizo desfilar a su tropa en fila india ante el cadáver "un campe­sino humilde... naturalmente los tiempos eran duros y se dictaminó como ejem­plar la sanción'20, escribió en su diario.
El grado extremo de crueldad del comportamiento del Che hacia sus subor­dinados era de insoportable magnitud. O'Donnell lo advierte, al señalar: "se hacía cada vez más temible para los combatientes sospechosos de cobardes o de posibles desertores. La dureza de sus sanciones provocó que no pocos de ellos pidieran ser trasladados a otras columnas. Uno de sus hombres recorda­rá una anécdota cuando dos combatientes se trenzaron en una discusión aca­lorada en ¡a que uno de ellos, Antonio, hacía gala de su hombría. El coman­dante Guevara, disgustado, lo llama a su presencia y le pide el fusil y le dice dos o tres frases; le señala un cuchillito que traía Antonio y le ordena: 'Tú te vas con ese cuchillito y me traes un guardia, o el fusil o el guardia, porque si no, te fusilo'. Y Antonio hizo así y cogió el cuchillo, entregó el fusil a otro com­pañero y salió caminando. No se conoce el resultado en este caso, pero sí en otro que el mismo Che relata en su diario de campaña, cuando, después de la batalla de Santa Clara, recorre un hospital y un moribundo le toca el brazo y le pregunta si lo recuerda. Era un combatiente al que el argentino había desar­mado algunos días antes, en castigo por habérsele disparado accidentalmente el arma, y lo había provocado a conseguirse otro fusil quitándoselo a un ene­migo. El joven guerrillero se había animado a hacerlo, pero entonces fue heri­do de gravedad. 'Murió unos minutos después'" y agrega Guevara "creo que estaba contento por haber demostrado su coraje".21 Otra vez, en sus escritos, aparece "la alegría" por morir con coraje. Guevara no pensaba que su instinto suicida y su buscada "muerte feliz" fueran un retorcido trauma suyo, sino que formaban parte del sentir del resto de los seres humanos.
El Che sentía una macabra alegría con el uso de las armas y estaba embelesa­do con la idea de matar a sangre fría, tanto es así que el armero de la guerrilla de Castro en la Sierra Maestra recuerda que al Che "las armas... en verdad le fas­cinaban"22 Fascinación que el propio Guevara confiesa en sus escritos cuando en mayo de 1957, al llegar un ansiado cargamento con armamentos que reforza­ban a las milicias rurales, exultante escribió "A la noche llegaron las armas, para nosotros aquello era el espectáculo más maravilloso del mundo; estaban como en exposición ante los ojos codiciosos de todos los combatientes, los instrumen­tos de muerte"'.23
Pero del uso indiscriminado "del espectáculo más maravilloso del mundo" no se salvaron ni los animalitos. Mientras en el siglo XXI muchos guevaristas que simpatizan con Greenpeace levantan su estandarte, en la Sierra Maestra de los años 60', el Che le ordenó a su subordinado Félix que matara a un perrito que merodeaba por la zona. Confiesa Guevara en su diario "Félix

me miró con ojos que no decían nada. Lentamente sacó una soga, la enroscó en el cuello del animal y empezó a ajustaría. Los movimientos simpáticos de la cola del perro bruscamente se volvieron convulsivos antes de morir gra­dualmente, acompañados por un lamento sostenido que salía de su garganta a pesar del apretón firme... Tras un último espasmo nervioso, el cachorro dejó de agitarse. Ahí quedó tendido con la cabeza sobre las ramas".24
Días después, anota O'`Donell "los combatientes de la Cuarta Columna pre­senciaron otro ejemplo de justicia sumaría al estilo Guevara. Será también Enrique Acevedo quien dará testimonio de la escena: 'Al amanecer traen a un hombre grandote vestido de verde, la cabeza tapada como los militares, con bigotes grandes: es (Rene) Cuervo, que está causando problemas en la zona de San Pablo de Yao y Vega la Yua. Ha cometido abusos contra los campesinos diciendo que pertenece al Movimiento 26 de Julio... El Che lo recibe en su hamaca... Al final el Che lo aleja con un gesto desdeñoso de la mano. Lo lle­van a una hondonada y lo ejecutan con un rifle 22, por lo cual tienen que dañe tres tiros. El lugar sería bautizado como el Hoyo del Cuervo'25
El sadismo de Guevara generaba tal grado de tensión en su columna, que en los diferentes escalafones empezaban a adoptarse medidas de similar seve­ridad, emulando o mimetizándose con las praxis de su comandante. Todos comenzaron a vivir en exacerbado estado de nerviosismo, ansiedad, miedo y violencia apenas contenida. Al respecto, Kalfon anota un episodio desopilan­te: "Cierto día, un accidente provoca un verdadero motín. Lalo Sardinas, capitán y 'combatiente de élite26, amenaza con su revólver a un hombre indis­ciplinado y le dispara... los amigos de la víctima se indignan, reclaman la inmediata ejecución del oficial, arrojan sus fusiles al suelo. La revuelta es tal que Guevara no consigue apaciguarlos. Fidel acude en su ayuda y propone que se ponga a votación el castigo, insólita sugerencia en cualquier ejército, por muy revolucionario que sea... los doscientos cuarenta y seis guerrilleros depositan sus hojas de papel en un casco. Empate de votos a favor de la muerte y en contra. A la luz de las antorchas de pino, el abogado Castro lanza entonces un alegato de una hora a favor de Sardinas, y obtiene una segunda votación, muy ajustada, que perdona la vida del oficiar & Ha de haber sido la única vez en su vida que Fidel Castro llamó a elecciones consultando la voluntad popular.
Entre el cúmulo de episodios truculentos, cabe sumar el protagonizado por el joven guerrillero Echevarría, cuyo hermano zarpó con el Che en el Granma. Al serle adjudicado un presunto delito, Guevara ordena su ejecución y anota: "Echevarría pudo haber sido un héroe de la revolución... pero le tocó lámala suerte de delinquir en esa época y debió pagar en esa forma su delito... Sirvió de ejemplo, trágico es verdad, pero valioso para que se comprendiera la necesidad de hacer de nuestra Revolución un hecho puro y no contaminarlo con los bandidajes"27
Naturaleza ideológica de la guerrilla antibalistiana
La guerrilla antibatistiana, es decir el Ejército Rebelde, como fuera dicho, se dividía en dos: el Llano (que operaba en zonas urbanas) y el Movimiento 26 de julio (al mando de Castro, que peleaba en zonas rurales). De estos últi­mos, los comunistas eran Raúl y Fidel Castro y el Che Guevara. Fidel, quien normalmente efectuaba las declaraciones a la prensa, se cansaba de mentir aclarando que no tenía nada que ver con el comunismo a efectos de seguir conservando el apoyo de la comunidad internacional y del pueblo cubano. Según Castañeda, por entonces el discurso de Castro "apenas alcanzaba el grado de radicalidad del populismo clásico latinoamericano de Perón, Cárdenas o Vargas, o del propio Batista en 194028
El resto de los hombres de Castro, salvo las excepciones del Che y Raúl, o no tenían la menor idea sobre comunismo o (si la tenían) no la compartían en absoluto. La estrategia castro-guevarista consistía en engañar a todos, y una vez tomado el poder, llevar adelante su proyecto marxista.
A pesar del secreto táctico con que Raúl y el Che ocultaban su marxismo (señálese que no eran muy hábiles para simularlo), los que peleaban en el Llano desconfiaban de las tendencias de Guevara. Esto le valió una encendida polé­mica con Rene Latour, alto dirigente del Llano. En torno a esta puja, el Che tra­taba con desdén y vilipendio a los del Llano minimizando o desvalorizando su actuar y atribuyendo toda la bizarría a los que estaban en Sierra Maestra. Ramos Latour, por su parte le reprocha al Che el desprecio con el que se refería al mate­rial que se le enviaba, subrayando que "sí bien la ciudad carece de las condi­ciones de heroicidad que imperan en la sierra, quienes reúnen el dinero, com­pran las armas y víveres y los transportan a la montaña no son menos revolu­cionarios o valientes que los combatientes encumbrados"& Y con dureza le espeta "los que tienen tu preparación ideológica piensan que la solución a nuestros males está en liberarnos del nocivo dominio yanqui por medio del no menos nocivo dominio soviético"..3° Kalfon por su parte, explica la coordinación entre los rebeldes de Sierra Maestra y los del Llano, sosteniendo que "El com­bate de las ciudades fue, es cierto, menos espectacular, tal vez más cómodo, a pesar de la represión policíaca, que el de los guerrilleros chapoteando en el barro de la sierra, pero fue su complemento indispensable".31
Párrafo aparte merecen las guerrillas antibatistianas que operaban en El Escambray, una sierra más pequeña que Sierra Maestra, de 80 kilómetros de largo y unos mil metros
de altura, compuesta por anticomumstas que si bien no dependían de Castro, peleaban junto a él.
  Allí se encontraba batallando el Directorio Revolucionario, comandado por de Faure Chomón y de Cúbela. Sendos líderes "Sienten cierta desconfianza hacia Fidel Castro... Hay una escisión por la derecha del mismo Directorio, que ha adoptado el nombre de Segundo Frente del Escambray, bajo ¡a dirección de un español anticomunis­ta. .. Eloy Gutiérrez Menoyo, hostil a Castro. Menoyo recibe subsidios del antiguo presidente Prio Socarras, instalado en Miami.. "32
Los conflictos políticos e ideológicos entre Guevara, el Llano y todos los sectores revolucionarios no comunistas, se acentuaron a medida que la posibi­lidad de triunfo se avecinaba. Uno de los puntos en discordia antes del triunfo de la revolución fue el proyecto de lo que sería la reforma agraria. Guevara había pergeñado un borrador de inequívoca inspiración inarxista en el que pla­neaba la consiguiente estatización de empresas cubanas y extranjeras sin indemnización alguna a sus propietarios: "En las discusiones finales sobre la Ley de Reforma Agraria... Guevara sentará las bases de una alianza más sóli­da: con el PSP (Partido Comunista) y a favor de tesis más radicales, contra el Llano y hs liberales y las posturas más prudentes"33 Pero Fidel, siempre haciendo uso de sus dotes de malabarista, se encargaba de recortar y moderar el extremismo de Guevara. Es por ello que en primera instancia "Castro tomó par­tido por el ala moderada del 26 de Julio, encabezada en esta materia por Humberto Son Marín, un abogado medianamente conservador que un par de años después sería fusilado"^ cuando la revolución mostrara su verdadero ros­tro y masacrara cuanto disidente anduviese dando vueltas.
Guevara aceptaba a modo de medicina amarga estas decisiones de Castro, aunque advertía que las mismas se constituían en pasos tácticos para luego ir paulatinamente arrastrando el modelo hacia el comunismo. En definitiva, había que sumar a todos para ganar la revolución: "después ya habrá tiempo de exterminar a los que no piensen como yo" pensaba Guevara a sus adentros. Tal como luego ocurrió a mansalva y más adelante lo veremos.
Lo que sí queda absolutamente claro y probado, es que cerca del 100% de todos los que componían el ejército rebelde contra Batista eran abiertamente anticomunistas35 al igual que los inmensos sectores (tanto en Cuba como en el orden internacional) que los apoyaban con generosos recursos de toda índole.
El discurso macartista

Señala Lazo que "las declaraciones públicas formuladas por Castro entre 1956 y 1958 parecían cada vez más moderadas. Casi siempre citaba en su apoyo la Constitución de 1940. En una ocasión pidió el reconocimiento de los derechos de la libre empresa y el capital invertido" 36 A efectos de seguir sumando respaldos, el 12 de julio de 1957 Castro emitió el difundido "Manifiesto de la Sierra Maestra", el cual declaraba que "los rebeldes lucha­ban por el establecimiento de un régimen que garantizara la celebración de elecciones verdaderamente libres, democráticas e imparciales, y que creara las condiciones propicias para conducir al país por la vía de la legalidad democrática y constitucional. El gran ideal de los rebeldes -afirmaba- era el de una Cuba libre, democrática y justa"37
La prensa internacional seguía fascinada con los originales barbudos de Sierra Maestra que presumían de libertarios. Incluso el New York limes, ya en 1958 titula; "¿Podrá el Che cambiar el destino de América?". Señala O'Donnell que el embaucador Castro "aprovechaba cada reportaje para ale­jar la sospecha de comunismo que enturbiaba su lucha. En un artículo publi­cado en la revista Coronet con su firma, se declaró partidario de las inver­siones extranjeras y opositor a las nacionalizaciones".38 Es más, en mayo de 1958, en reportaje concedido a Mes Dubois espetó el siguiente embuste: "Jamás estuve ni estoy por el comunismo... Jamás el Movimiento 26 de Julio ha hablado de socializar o nacionalizar las industrias. Este miedo a nuestra revolución es sencillamente estúpido... Personalmente no aspiro a ningún cargo y considero que existen suficientes pruebas de que lucho por el bienes­tar de mi pueblo, sin que ninguna ambición personal o egoísta empañe mi conducta".39
Por si faltara alguna ratificación del espíritu antimarxista que vendía Castro, en Venezuela, el 20 de julio de 1958, Fidel (representando al Movimiento 26 de julio) y el resto de las principales organizaciones oposito­ras a Batista fumaron "El Pacto de Caracas", el cual era un compromiso deta­llado para el regreso de la democracia a Cuba. Tanto es así que los comunis­tas fueron excluidos de participar del acuerdo, dadas las vinculaciones histó­ricas de éstos con Batista.40
Sin embargo, los comunistas comenzaron "jugar a dos puntas". Recuerda Huber Matos que tras un combate, conversa con Fidel, quien le dice:
"-¿Cómo andan los heridos tuyos? 
-No hay ninguno grave. Fui a despedirme y todos se mantienen con buen ánimo.

No me deja continuar. Reflexivo primero y luego con un poco de mal humor, señala:

—Sí, así es... mientras los nuestros mueren combatiendo, ése anda por la retaguardia, en labor de proselitismo... Los comunistas me preocupan mucho. Debes tener cuidado a ¡a hora de elegir tos oficiales que te secunden en la columna. Cuídate mucho de esto"41

En cuanto a Guevara, menos político que su jefe, no mentía con tanta alevosía, sino que por lo general tanteaba la ideología de sus cantaradas con espí­ritu especulador. Si bien Huber Matos peleaba en un frente distinto del de Guevara y por ende se frecuentaban poco, Matos cuenta que en uno de sus primeros encuentros con el Che en Sierra Maestra: "Guevara trata de sacar­me lo que puede sobre mi posición ideológica, la que explico sin entrar en detalles. El por suporte, me expone la suya, a veces con disimulo, a veces con mayor claridad. En sus palabras hay un alto grado de contenido social den­tro de una tendencia marxista que no comparto...

—¿Te consideras marxista? —le digo.

-Bueno... he leído bastante a Marx. Es posible que de algún modo lo sea, pero no soy lo que puede llamarse un marxista propiamente dicho...

~Y ese pensamiento tuyo, ¿encaja en la Revolución que estamos haciendo?

—Sí—aclara—, porque esta es una Revolución que restablecerá la constitución que ustedes los cubanos han tenido y respetado; una constitución libe­ral, democrática, en la que obviamente habrá que hacer reformas.

Continúa diciéndome que cuando triunfemos ¡a vida va a seguir en Cuba como antes de la dictadura, pero con mejoras económicas y sociales. Que nada de lo que se establezca se parecerá al sistema implantado en países totalitarios; menos aún al soviético, donde no hay libertad alguna. Comenta sobre el sistema soviético diciendo que el mismo está en contra de su sentido de la vida porque él nada más puede vivir en un medio democrático, en el que haya pasión por solucionar los problemas más acuciantes del pueblo, pues detesta la situación del hombre en un sociedad totalitaria" .42

En tanto, la prensa americana seguía propagandeando a los rebeldes. Ese año, un corresponsal del New York Times, Homer Bigart, fue enviado a la Sierra Maestra "lo acompañó un periodista uruguayo, Carlos María Gutiérrez, que después se volverá amigo y candidato a biógrafo del comandan­te".43 La maquinaria multímediática de la que proseguía gozando el castro-guevarismo era tal, que Kalfon la describe en los siguientes términos: "Los artículos del New York Times incitan a un equipo de televisión del Columbio Broadcasting System a filmar in situ a la guerrilla de aquellos Robín de los Bosques cubanos... la gente de la televisión compartirá durante casi dos meses la vida de los guerrilleros... A partir de ese momento, la epopeya romántica de los buenos justicieros, combatiendo en una espesa jungla con­tra los soldados del malvado dictador, se convertía en frecuente tema de reportajes. Sobre todo porque la aventura de Fidel Castro y sus boys no ha recibido todavía la infamante etiqueta de comunista".44

Asimismo, Castro, en renovado reportaje concedido al mencionado perio­dista Herbert Mathew del New York Tunes declaró: "Puede tener la certi­dumbre de que no abrigamos la menor animosidad contra los Estados Unidos o contra el pueblo norteamericano" y Matthew se dio el gusto de caracteri­zar a su amado Fidel como "un idealista, animado de firmes convicciones acerca de la libertad, la democracia, la injusticia social y la necesidad de res­tablecer la Constitución y celebrar elecciones". En otra columna suya del mismo diario, Matthews no vaciló en celebrar que el programa castrista trae­ría una reforma "democrática y por lo tanto anticomunista".45


La conjura continúa

Al finalizar el verano de 1958, la acciones contra Batista se multiplican por todo el país: "La Habana conoce el 15 de marzo una noche de las cien bombas pero el golpe más espectacular, de resonancia internacional, es el secuestro del campeón mundial de automovilismo, el argentino Juan Manuel Fangio. Raptado el 23 de febrero de 1958 en el hotel Lincoln, en el centro de la capital... que no lo liberan hasta el día siguiente de la competición"46

Para fortificar el apoyo de los antibatistianos que operaban en Estados Unidos, Haydée Santamaría (veterana del Moneada) es enviada al país del norte (que después de 1959 pasaría a llamarse "el imperialismo") en donde es recibida con todos los honores para coordinar y organizar una colecta a fin de obtener fondos de la colonia cubana y diversas organizaciones americanas que, montando retaguardia en Estados Unidos, conspiraba contra Batista desde distintas ciudades del vecino país aliado. Y tan aliado era, que Washington determinó darle el golpe de gracia a Batista en marzo de 1958, decretando un embargo de armas a Cuba con el fin de desabastecerlo por completo y dejarlo sin municiones a corto plazo.

La posición del gobierno de los Estados Unidos y la comunidad internacional contra el cada vez más cercado régimen de Batista. Es más, contrarian­do la propaganda guevarista siempre insistente en exaltar el carácter quijo­tesco de la "epopeya" revolucionaria, hasta un autor como Kalfon, total­mente indulgente con Guevara (lo cual no le quita seriedad ni mérito algu­no a su extenso y documentado trabajo), reconoce que las tropas "represi­vas" del general Cantilo (hombre clave en las milicias de Batista) poseían el siguiente estado: "La moral de sus tropas es desastrosa. La mayoría, antes de combatir, se mandan una volada con marihuana, tan fácil de encontrar en la sierra. Algunos desertan, uniéndose a la causa fidelista. Otros, hechos prisioneros, sólo se marchan con la Cruz Roja tras haber obtenido... un autógrafo de Fidel Castro, cuyo carisma hace estragos. Por lo demás, un antiguo oficial de Batista de nombre muy francés, Coroneaux, tras haberse unido a la rebelión en tiempos de Frank País, realiza una juga­rreta utilizando la frecuencia de radio de un tanque enemigo, inmovilizado por los guerrilleros, para que la aviación bombardee a los soldados de Batista".48

A finales de junio, en medio de un bombardeo aéreo de las fuerzas de Batista por sobre las tropas rebeldes que estaban a) mando de Raúl Castro (en el Segundo Frente de la Sierra de Cristal), Raúl ejecutó un ingenioso ardid deteniendo amablemente a cuarenta y nueve ciudadanos norteameri­canos. ¿Con qué objetivo? Que Estados Unidos presionara a Batista por el cese de los bombardeos a cambio de liberar a los americanos secuestrados. Conclusión: "Estados Unidos pide inmediatamente al señor Batista -que obedece— que cesen los bombardeos hasta la total liberación de los rehe­nes".*"1 Nótese la ironía: Raúl lleva adelante una acción supuestamente inju­riante hacia ciudadanos estadounidenses, y EE.UU. en lugar de tomar repre­salias contra los agresores, toma medidas contra Batista. Esta y no otra fue


Mientras corrían turbulentos meses tanto en la Cuba urbana y como en la Sierra Maestra, a diferencia de los relatos de los combatientes en esta y cual­quier otra contienda bélica, Guevara jamás recordaba ni se interesaba por su mujer ni su bebé. Como marido, además del ya mencionado destrato hacia su esposa, era un padre absolutamente ausente: "Desde su llegada a la Sierra, el Che había recibido varias cartas de su esposa que rara vez respondía. El 15 de febrero de 1958, el mismo día que su hija Hildita cumplía dos años, su mujer volvió a escribirle pidiéndole autorización para trasladarse a Cuba, y acompañarlo en la lucha. Tardó cuatro meses en contestarle y la respuesta fue un no rotundo"49 Complementando esto, bien vale el testimonio de Agustín Alies Soberón, periodista de la revista Bohemia, que pasó dos meses en la Sierra Maestra como corresponsal y cuenta que al reportear a Guevara en su campamento, en marzo del 58 "entre las cosas que observé es que tenía una personalidad despótica, dura, cruel. Por ejemplo le pregunto por su pri­mera esposa Gadea y me dice 'bueno, no sé de ella ni me interesa'50

El 5 de mayo de ese año, el presidente cubano anunció un plan de ataque para erradicar definitivamente la guerrilla. Anota Gambini que esta acción era para Batista "Una victoria segura, según se calculó, porque se descontaba que trescientos guerrilleros jamás podían ofrecer resistencia a un ejército".51 Parece que el solitario Batista todavía no se había enterado de que su ejército no lo apoyaba, se fe sublevaba anexándose a los rebeldes o en el mejor de los casos se rendía ante la posibilidad de cualquier tiroteo: además, su guerra no era contra 300 guerrilleros sino contra toda la comunidad internacional.

Es por estos motivos y no otros, por los cuales finalmente fue derrocado. Acertadamente, expone Sebreli que "Los éxitos militares de la guerrilla no fue­ron resultado de la escasa fuerza -casi inexistente— de los guerrilleros, sino de la débil voluntad de defensa del corrompido ejército de Batista. No se trataba todavía de una revolución de izquierda, sino de la lucha contra una dictadura desacreditada, contaba con el apoyo de un amplio sector de la burguesía y de las clases medias cubanas, además de tener bases logísticas en México y Venezuela. Los otros gobiernos latinoamericanos la veían con simpatía, incluso Estados Unidos abandonaba al desprestigiado Batista".52 El citado pensador marxista Pablo Giussiani, efectuando un inteligente y singular análisis sobre la revolución cubana., por su parte atribuye el triunfo de la misma a un sinfín de causas ajenas a la guerrilla, reduciendo el aporte de ésta a un miserable 15% en la hipótesis de mínima y a un 25% como guarismo exagerado." Porcentuales que demuestran que la guerrilla en Cuba sirvió modestamente para ayudar a empujar a Batista al precipicio, pero que en modo alguno fue factor principal, ni determinante, ni pro­tagonista. Agrega Sebreli que "Los combates de la guerrilla cubana, más que batallas, fueron escaramuzas, y más que escaramuzas, campañas de relaciones públicas internacionales de prensa. Las entrevistas de The New York Times, Time, Life, París Match, Le Monde, Corriere della Sera y un documental de la CBS habían hecho famosos a los guerrilleros en el mundo entero como los Robin Hood de Sierra Maestra."55. Esta afirmación de Sebreli es tan cierta, que suman­do las bajas entre los rebeldes y los soldados de Batista (cuya cantidad de efecti­vos se acercaba a 40000)), entre ambos bandos los muertos apenas sobrepasan los 800 caídos en toda la "guerra". Efectivamente: "Cuando Castro tomó el poder, el semanario Bohemia, órgano marcadamente antibatistiano, publicó una lista de los supuestos muertos por ambos bandos durante el último gobierno de Batista: en total sumaban 869" .55 En concordancia con esto, un agente de la CÍA, exper­to en Cuba y la región le confió a Mario Lazo que "la cifra total de muertos no excedía el millar".56 Quien por entonces fuera el escriba de Castro, Carlos Franqui, director de la revista Bohemia, concluye que "la dictadura (de Batista) cae no tanto por una derrota militar como por una derrota política, pues el ejér­cito, miles y miles de soldados, se rinden sin pelear"57'

Volviendo al desamparado Batista, a modo de esfuerzo desesperado, trató de persuadir a los Estados Unidos de que los guerrilleros eran comunistas y solicitaba apoyo del Pentágono. Los americanos no creían en Batista y seguían ayudando a los "libertarios de Sierra Maestra". Anota Gambini que "Fulgencio Batista era el menos indicado para estimular esas acusaciones, pues durante su anterior gobierno había contado con el apoyo de los comu­nistas... nadie le creía... Estados Unidos se disponía a ajustar su política exterior... y abandonar a los dictadores a su suerte... Le interesaba ahora apoyar a determinados líderes políticos, con posibilidades de triunfo, y rescatar las formas democráticas de gobierno, en lugar de seguir prestando ayuda a personajes tan impopulares" 58
Las acusaciones de marxismo que Batista endilgaba a Castro y a sus lugartenientes, contrastaban con las citadas declaraciones abiertamente antimarxis­tas de Fidel. En cuanto al marxismo de Guevara (quien no lograba disimular­lo), la CÍA de todos modos no lo tomaba en serio y en un informe de 1958 expresó que el Che más que un agente marasta "es un aventurero, no un polí­tico profesional... Ha estado buscando siempre algo con que darle sentido y significación a su vida y por el momento la ha encontrado en Castro, no Castro el político sino Castro el perseguido, un Castro luchando contra la tiranía" .& Las solitarias denuncias de Batista caían en abstracto y su prédica era una voz en el desierto desoída incluso por los militares cubanos quienes hacían caso omiso de sus órdenes.
Dos meses antes de la revolución, e) olor a victoria deleitaba a Fidel Castro que no quería descuidar el más mínimo detalle. Esto le valió una dura discu­sión con su impaciente hermano Raúl "cuando éste secuestró a mineros de Moa y Nicaro, y a marines de franco. Fidel intuía que era imprescindible mantener el embargo norteamericano a la venta de armas a Batista. No había llegado el momento del choque con el vecino del Norte, y no había que ade­lantar las vísperas. Castro regañó a su hermano menor, quien liberó rápida­mente a los presos, y el embargo prosiguió" 60
Batista ya había decretado elecciones presidenciales libres para el 3 de noviembre de 1958, en las que él no participaría como candidato puesto que a tenor de lo dispuesto en la Constitución de 1940 no se permitía la reelección. Sin embargo, la consigna de las tropas rebeldes fue sabotear el proceso electo­ral acusado de "farsa". Cuenta el mismo Guevara que "Los días anteriores al 3 de noviembre fueron de extraordinaria actividad: nuestras columnas se movili­zaron en todas direcciones, impidiendo casi totalmente la afluencia a las urnas, de los votantes en esas zonas"61 La embestida anti-electoral se forjó en un ambicioso plan consistente en "atacar tres puntos: cada extremo de la isla y el centro. Castro mismo, con su hermano Raúl y Almeida, se encarga de la pro­vincia de Oriente y de Santiago de Cuba. Camilo Cienfuegos debe llegar hasta la provincia de Pinar del Río, en el extremo oeste. Y se encarga al Che que divi­da en dos la isla, atacando la región central de Las Villas donde hay ya, en ¡a Sierra del Escambray, diversos focos de resistencia y no sólo el del M 26... El Objetivo final es hacer caer la dictadura, pero de momento se trata de impedir las elecciones presidenciales de noviembre" 62
Cabe preguntarse, ¿cómo es eso de un ejército rebelde que tiene por ambi­ción tomar el poder para llamar a elecciones cuando en Cuba se estaban celebrando elecciones y estos mismos las sabotean? La realidad es que más allá de las ambiciones de Castro (que aunque públicamente dijera lo opuesto, sus objetivos nada tenían que ver con reinstaurar un sistema electoral), el grueso de los cubanos no confiaban en la pureza de los comicios, puesto que Batista se hallaba muy desacreditado por sus mañas dictatoriales y por el golpe que él impartió en 1952. Los logros económicos que gozaba Cuba, no alcanzaban para calmar a una sociedad que solicitaba una reforma institucional acorde con el perfil de las grandes potencias republicanas de occidente.
Los comicios sin embargo se llevaron a cabo aunque con escasa repercusión: "los dos candidatos de la oposición eran el ex presidente Grau San Martín y el Dr. Márquez Stirling... las elecciones generales se celebraron el 3 de noviem­bre de 1958, en condiciones que distaban mucho de ser normales. Desde las montañas Castro incitó al asesinato de los candidatos, tanto del gobierno como de la oposición. Las personas que acudieran a las urnas el día de las eleccio­nes, amenazó, serían ametralladas... Había pocas personas en las calles y el tráfico era escaso... El candidato apoyado por el gobierno era el Dr. Andrés Rivera Agüero. Antes de la media noche el gobierno anunció que había obteni­do una aplastante victoria"63 Pero el plan saboteador de las elecciones tuvo éxito. Si bien las mismas se llevaron a cabo, sólo un 20% del padrón acudió a votar puesto que los rebeldes lograron "paralizar la. Circulación, dinamitar los puentes, dividir la isla en dos, impidiendo con ello el envío de refuerzos milita­res hacia Oriente".64 Por lo pronto, Rivero Agüero (el candidato ganador), en teoría debería sustituir a Batista en 1959.
El intendente conservador
Tanto el Movimiento 26 de julio como las citadas guerrillas no casuistas, iban avanzando posiciones y empezaron a tomar los pueblos. En una de las ocupaciones, Guevara se autonombró intendente ad hoc del poblado de Sane ti Spiritus. Fue entonces cuando presurosamente intentó imponer códigos mora­les que reglaban, incluso, la vida sexual de los habitantes. Añade Castañeda que el Che "Una vez tomado el pueblo de Sancti Spiritus, por ejemplo, trata de impedir el consumo de bebidas alcohólicas y cancela la lotería"65 Sin embargo, la enérgica resistencia de los habitantes hizo recular al Che\ el argentino cayó en la cuenta de que hasta que no tomara el poder de manera absoluta, debería seguir fabricando (en la medida en que su cruel naturaleza se lo permitía) una imagen simpática y tolerante para con los pobladores. En efecto "El pueblo se rebela, y el Che desiste en un intento de poner en prác­tica sus propios modales... el puritanismo sexual no va a despertar mayor  eco... Pronto el Che recapacita y autoriza las relaciones que cada quien considere conveniente "66, pero sacerdotalmente elaborará un sermón exhortando "evitar toda clase de desmanes que puedan ir minando la moral,.. pero debe permitirse, con el siempre requisito de la ley de la guerrilla, que las personas sin compromisos, que se querían mutuamente, contraigan nupcias en la sierra y hagan vida maritaF.tf Discurso un tanto "reaccionario" para la progresía contemporánea siempre dispuesta a levantar el estandarte del "amor libre" de manera conjunta con la banderita del Che.

El '"imperialismo" derroca a Batista

Si bien se habían producido algunos combates de cierta importancia, la realidad es que las tropas de Batista solían rendirse antes de pelear. Recuerda Huber Matos que el día 2 de noviembre de 1958 "tenemos cercado el cuartel del cen­tral Algodonal... y mediante conversaciones, logramos un acuerdo: los once entregaron el cuartel y las armas, con derecho a marcharse a Santiago o incor­porarse a nuestra tropa el que así lo deseara. Su jefe -un sargento insistió en que no estaba pactando una derrota porque ellos entendían que la Revolución podía ser beneficiosa para Cuba, y nos pidió que militares y rebeldes cantára­mos el Himno Nacional. Así lo hicimos" & Esas semanas, con total desparpajo y sin el menor "cuidado de las formas", de los aeródromos y puertos de los Estados Unidos, más precisamente de la ciudad de Florida "saltan numerosos aviones y barcos cargados de armas para los rebeldes de Castro, mientras los agentes federales se hacían la vista gorda ante el tráfico clandestino".69

El pronóstico para Batista era por demás favorable, máxime teniendo en cuenta que proseguía inalterable la negativa de "sus soldados" a pelear. Señala Castañeda que "Las victorias militares comienzan a precipitarse. El 21 de diciembre cae la localidad de Cabaiguán -donde toma noventa presos y recupera siete ametralladoras y 85 fusiles-. Un par de días después, capitula la ciudad de Placetas, de nuevo con prisioneros y armas entregadas. Se acentúa la renuencia de la tropa batístiana a seguir peleando. Los soldados se rinden aun en condiciones de superioridad militar"'70

Finalizando el mes con algunas escaramuzas que hirieron a varios hombres del Ejército Rebelde, relata Matos que "Cuando visito a los heridos en nuestro hospital de campaña, recientemente instalado en Dos Bocas, un ofi­cial me informa: -Comandante, algo raro está pasando en las posiciones for­tificadas del cuartel de El Cristo. Hay un movimiento extraño al anochecer.

No espero más y salgo en esa dirección... ¿Qué encuentro? Una verdadera desbandada... Los soldados están abandonando sus posiciones, incluyendo el cuartel. Huyen escondiéndose en cañaverales y malezas" Ji Como si estos relatos fueran insuficientes, remata Matos comentando que muchos de los prisioneros tomados al ejército "están en actitud de cooperación y trabajan como auxiliares de nuestra tropa",72

Batista tenía que pelear contra Estados Unidos (que no sólo le había bloqueado todo apoyo armamentístico sino que financiaba a los rebeldes), contra las sublevaciones de sus propios hombres, contra el entreguismo de sus solda­dos no sublevados y contra el apoyo recibido por los rebeldes de países tales como México, Costa Rica o Venezuela. Sus posibilidades de triunfo eran nulas. Sobre el apoyo venezolano, agrega Matos: "E/ 9 de diciembre, después de varias horas en jeep me encuentro a nuestro jefe... Fidel está eufórico... Me muestra, por otra parte, las armas que acaba de recibir de Venezuela. Un buen cargamento traído en avión por Díaz Lanz, el mismo piloto que nos trajo desde Costa Rica. Al parecer, el presidente venezolano Wolfgang Larrazábal, con el respaldo del ex mandatario Rómulo Betancourt, es el que ha proporcionado los pertrechos. Fidel me hace un buen regalo de ese armamento: un fusil ametra­lladora brasileño" 73 Pero el notable apoyo armamentístico proveniente del extranjero, al parecer estaba demás, ya que no había mucha necesidad de usar armas ante un enemigo que se mostraba renuente a todo combate, tal como lo sigue relatando Matos: "En la noche del 14 de diciembre el ejército, derrotado y en retirada, acampó junto a un cuartel ubicado en Melgarejo, a la entrada de El Cobre, donde se encuentra el santuario de la Virgen de la Caridad, patrono de Cuba. Oficiales de la Columna 10, persuadieron a los soldados a entregar sus armas y retirarse a Santiago. Así lo hicieron... el enemigo está atrinchera­do, sin el menor indicio de planes ofensivos" 74

Los pocos soldados de Batista que presumiblemente presentaban batalla, ni siquiera revisaban el desvencijado armamento, que contaba con bombas que no explotaban. Otros soldados batistianos, además aprovechaban la ocasión para vender su armamento al ejército rebelde a cambio de unas monedas (nótese la crudeza de "los represores"). Así lo confiesa Matos: "Utilizamos el material explosivo de las bombas que lanzan los aviones y no estallan para fabricar nuestras minas. Es increíble que muchas bombas no hagan explosión y que esto se repita sin que la fuerza aérea de Batista tome medidas... Se dan situaciones curiosas: hay marinos que roban pertrechos, como las codiciadas balas de la calibre 50, y los venden por poco dinero. Ese mercado negro tam­bién existe en el ejército y lo aprovechamos negociando con algunos cabos y sargentos"'75

El 22 de diciembre, en el territorio comandado por Huber Matos quedaba aún por atacar el cuartel de La Microonda. Las tropas rebeldes se acercan al lugar y se produce una serie de tiroteos. Tras varias escaramuzas, desde el
cuartel, recuerda Matos: "Gritan reclamándonos una tregua para volver a conversar... Cuando los nuestros dejan de disparar, vemos que los soldados se tiran por la ladera, abandonando las trincheras en racimos humanos. Es una fuga espectacular. Buscan irse por el lado de Santiago de Cuba. Lo de la tregua era una treta para iniciar la huida. Otra desbandada, como la de El Cristo, al caer la noche"^

Una semana antes de estas sistemáticas fugas batistianas, el 14 de diciembre de 1958 "la Secretaría de Estado intervino oficialmente para eliminar a Batista y colocar a Castro. Cursó instrucciones al embajador Smith de que comunicara al presidente que ya no contaba con el apoyo de los Estados Unidos y que debía abandonar Cuba"77 Días después, el embajador ameri­cano Smith mantiene una reunión con Batista en la que deliberadamente le manifiesta su apoyo al castro-guevarismo y lo "invita" a renunciar. Los alcan­ces del encuentro fueron relatados por el propio Smith: "Batista aún rezuma­ba un aire de pujanza mientras permanecía sentado en un extremo de su des­pacho sin dar la menor muestra de emoción... Preguntó si podía trasladarse con su familia a su casa de Daytona Beach, y se le dijo que primero debía pasar algún tiempo en España o cualquier otro país extranjero. Preguntó de cuánto tiempo disponía y se le respondió que no debía retrasar su marcha innecesariamente" ,78

La determinación americana generó euforia entre los rebeldes. Fidel ordenó de inmediato una reunión con Matos, y en la misma mintió en los siguientes términos "—Escúcheme bien... La dictadura está derrotada. Ninguno de los comandantes que tenemos mando de tropas debe formar parte del futuro gobierno. Nosotros seremos la reserva de la Revolución, un grupo con autoridad moral para controlar las cosas... Ni tú, Huber, ni yo, ni Raúl, ni el Che, ni Camilo; ni ninguno de los comandantes con mando de tropa ocuparemos cargos en el aparato administrativo. Urrutia, que ha venido de Venezuela a pedido mío, se hará cargo de la presidencia. Nombrará sus ministros, los que ayudaremos a escoger. Las posiciones principales quedarán en manos de gente de mucha confianza. Al Ejército Rebelde le corresponde la misión de vigilarlo todo para que el programa de la Revolución se cumpla cabalmente"^.

La entrega de Cuba al comunismo promovida por las administraciones americanas en manos de Dwight David Eisenhower (1953-1%1) primero y John F. Kenedy (1961-63) después no es una mera teoría, sino una reali­dad concreta y confesada de manera taxativa por quien fuera el Embajador en Cuba encargado de comunicar a Batista su expulsión. Incluso, una vez pasada la revolución, Earl E. T. Smith expuso ante el Subcomité del Senado sobre Segundad Interior revelando datos extraordinarios que ratifican por completo el papel determinante de los Estados Unidos para la llegada de Castro al poder. Entre lo expuesto, Smith confirmó que: "El régimen del presidente Eisenhower se empeñó en que Castro Ruz llegara al poder... Es difícil de entender esta política desde un punto de vista norteamericano... He demostrado que varias veces, cuando la ocasión era propicia y había oportunidades de encontrar una solución sin Batista ni Castro, nuestro Departamento de Estado se negó a dar su apoyo... Concediendo que Batista ya no fuera útil, la alternativa, desde luego, no tenía que haber sido Castro, nuestro enemigo. Y es necesario advertir que Castro no se habría encontrado en la situación de alcanzar el poder y no hubiera podido crear el medio para tomarlo sin la buena voluntad del Cuarto Piso (en donde funcionaban las oficinas de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado americano)... era imposible que el subsecretario de Estado Roy Rubottom, su compañero William Wieland y el Cuarto Piso no estuvieran enterados de las aficiones comunistas de Fidel Castro. No existe la posibilidad de que la CÍA no lo supiera..'' y Smith agrega que "Desde Florida salían soldados, municiones y armas y corriente incesante, y se entregaban a los revolucionarios que se hallaban en las montañas de la Sierra Maestra., ".80

Para más datos, el antecesor de Earl Smith en la Embajada americana en Cuba, Robert C. Hill (quien culminó su mandato diplomático en julio de 1957), al traspasar su cargo a Smith le vaticinó su pesar espetando "Earl lamento que vayas a Cuba... Te envían a Cuba para presidir la caía de Batista. Se ha tomado la decisión de que Batista tiene que desaparecer. Necesitas andar con mucho cuidado" (declaración del embajador Robert C. Hill en el Senado, 12 de junio de 1961)81

Si la CÍA tenía conocimiento sobre la filiación comunista de Castro y no reparó ni se alarmó por el "detalle" no lo podemos suscribir. Tampoco podemos saber si por inoperancia o impericia investigativa, la CÍA fue efectiva­mente engañada por Castro y sus insistentes declaraciones "macartistas" tal como sostienen muchos otros. Empero, lo que sí es una verdad de a puño, es que el derrocamiento a Batista lo hizo Estados Unidos y no un puñado de campesinos analfabetos.

Va de suyo que no es esto lo que se enseña en los colegios cubanos desde 1959 a la fecha. Caso contrario, deberían cambiar la efigie de los idolatrados iconos de la revolución cubana (Cienfuegos, Guevara, Castro y algunos otros barbudos más) por la de los presidentes norteamericanos Eisenhower y Kenenedy respectivamente.


El paseo final
Mientras los americanos expulsaban deliberadamente al mandatario cubano, una de las "gestas" guerrilleras más espectaculares que la leyenda castrista vendió sobre la revolución, fue la toma de Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país en importancia estructural y la primera en impor­tancia militar. Lejos de la cacareada "batalla heroica", la toma de Santiago de Cuba no distó mucho de asemejarse a un alegre paseo turístico. La poli­cía y las Fuerzas Armadas batistianas no sólo no pelearon, sino que acorda­ron con los rebeldes en sublevarse contra Batista. Así lo reconoce Matos, quien era el encargado de tomar la ciudad: "El comandante Bonifacio Haza, jefe de la policía de la ciudad, me ha enviado un mensaje... garantizado que sus fuerzas se pondrán a nuestras órdenes con todos los carros patrulleros tan pronto yo le indique... La base naval de la marina en Punta Blanca tiene gran capacidad defensiva, pero no nos preocupa. Tenemos informes de que la marina se unirá a nosotros cuando las acciones alcancen intensi­dad. .. En la bahía operan dos fragatas, la Antonio Maceo y a Máximo Gómez- La mayoría de la oficialidad de esta última simpatiza con nosotros. Entre ellos hay una conspiración bien extendida. Uno de estos oficiales, el capitán Trujillo, se ha incorporado a la Columna 9. También tenemos varios de sus marinos. Estoy impulsando la sublevación, contando con la inteligente intervención de dirigentes del 26 de julio en Santiago. Ellos están al tanto de las garantías que Fidel les ha dado. Los oficiales de la Máximo Gómez pueden comenzar a trabajar en la deserción de los oficia­les de la Antonio Maceo.

Hemos estado acumulando grandes cantidades de gasolina que nos entre­ga la refinería Texaco durante la noche" 82 Nótese que hasta las petroleras multinacionales apoyaron el proyecto capitalista y republicano que supuesta­mente ofrecía el castro-guevarismo.

Ni siquiera e! paseo por Santiago de Cuba podría ser obstaculizado por la infantería de marina de Cuba (probablemente el sector militar más profesio­nal con el que contaba Batista), puesto que tal como lo confiesa Matos "sus integrantes siempre han tratado de demostrar que la hostilidad hacia las fuerzas revolucionarias esforzadas por las circunstancias, y que existe una corriente de coincidencia entre ellos y los barbudos"83

Toda la coyuntura para la "toma" de la ciudad portadora del Distrito Militar más importante de Cuba, se presentaba de manera más semejante a una distendida caminata que a una batalla decisiva. El desfile sería encabeza­do por el comandante Huber Matos. Sin embargo, la peregrinación se dilató unos días. Ocurrió que las cosas fueron más fáciles aun. Cuenta el propio Matos que "El 28 de diciembre... habrá una reunión muy seria y secreta entre Fidel y el general Eulogio Cantillo, jefe de operaciones del ejército (de Batista)... Con la más absoluta reserva él y Fidel han intercambiado recados, notas y cortesías... La reunión se celebra en el Central Oriente. Los pocos que lo saben viven momentos de tensión. El resultado es un pacto para poner fin a la guerra el primero de enero, con un reconocimiento del triunfo de la Revolución y una alianza entre los militares y los rebeldes.

Tres horas después de concertado el acuerdo, llega Raúl Castro a la comandancia de la Columna 9. Viene contento, con un mensaje verbal de Fidel: -Huber, vengo a buscarte -me dice entusiasmado-. Se ha logrado hoy un acuerdo con Cantillo por el cual el primero de enero de 1959 termina defi­nitivamente la guerra. En la ejecución del plan tienes una importante parti­cipación. Fidel necesita conversar contigo, te espera cerca de Palma Soríano... Fidel, Raúl y yo conversamos en privado.

-Huber, como tú ya sabes, hemos llegado a un arreglo con Cantillo... El pri­mero de enero, a las tres de la tarde, tú estarás en el Cuartel Moneada repre­sentándome a mí y al Ejército Rebelde. Irás con trescientos hombres escogidos de tu columna... Allí se hará un pronunciamiento conjunto del Ejército Rebelde y del Ejército Nacional, poniendo fin a la dictadura y a la guerra y proclaman­do el triunfo de la Revolución, la unificación del ejército y la instauración de un gobierno civil... Desde Santiago se le dirá a la nación que el Ejército Rebelde y el Ejercito Nacional se han convertido en una sola fuerza. Además, daremos lectura a los puntos principales sobre los que se basa el acuerdo"84 Finalmente Cantilo dilató el evento cinco días más. ¿Por qué razón?, pues para dar tiempo suficiente a que Batista preparase los detalles de la retirada prevista para el 1 de enero que Estados Unidos le había ordenado.

En cuanto al citado comandante Bonifacio Haza Grasso (jefe de la Policía de Santiago de Cuba que ofreció sus hombres al servicio de los rebeldes), fue fusilado tras la revolución en 1959 cuando se advirtió que no adhería a las ideas comunistas 85

Y a todo esto... ¿qué era de la vida del Che Guevara? Según la leyenda castrista el Che encabezó "el golpe final" que fue "la batalla" de Santa Clara entre el 29 y 31 de diciembre de 1958.

Pero la realidad es que los guerrilleros del Segundo Frente Nacional del Escambray (sector rebelde pero no castrista que venía dando batalla en las Sierras del Escambray) ya habían conversado con los soldados de Batista y estos manifestaron (al igual que en las mayorías de unidades y cuarteles mili­tares) la total voluntad de no pelear en Santa Clara.

Los soldados de Batista avisaron previamente a los rebeldes que llegarían en tren y entregarían sus armas en el acto. Los laureles se los llevaría el Segundo Frente Nacional del Escambray y no las tropas de Guevara que tenían la misma zona de operaciones. Por añadidura, aquellos quedarían con mejor imagen y posicionamiento político para gestionar o influir hacia una transición en consonancia con la constitución de 1940. Pero esto opacaba de cabo a rabo los planes totalita­rios castro-guevaristas de alzarse con el poder e imponer el comunismo.

Ante esto, Guevara fue más allá y les ofreció a los ya rendidos militares de Batista, dinero. Tras el pacto de rendición y soborno, el Che, no pudiendo con su genio criminal y a sabiendas de que los soldados no iban a tirar una sola bala ni estaban siquiera en posición de combate, ordenó a los suyos tirarles a mansalva aprovechando que estaban totalmente desprevenidos. Recuerda Lázaro Asencio (quien fuera comandante del Ejército Rebelde) que "el tren blindado fue una acción de traición del Che Guevara... el famoso tren blin­dado estaba dispuesto a entregarse al Segundo Frente Nacional de Escambray, las condiciones eran muy sencillas, los soldados del tren blindado iban a entrar por la zona del acueducto de Santa Clara y allí nos iban a entregar las armas, con el compromiso de que ellos se quedaban ahí sin pe­lear. .. pero por filtraciones que sucedieron, el Che se entera de esa posibili­dad y entonces ¿qué es lo que hacen ellos?, atacan al tren blindado, antes que se entregara a nosotros"66

Aunque los filmes comerciales pretendan hacer pasar la "Batalla de Santa Clara" como una epopeya del Che, fue un episodio vergonzoso. Primeramente, el Segundo Frente del Escambray había pactado con los batístianos la rendición; no habría derramamiento de sangre ni tampoco dinero en juego. Guevara efectúa el innecesario soborno y acto seguido, a traición, ase­sina a diestra y siniestra a los rendidos soldados de Batista que conforme lo pactado, no estaban siquiera en posición de combate, pues estaban preparados para la acordada entrega de armas y la consiguiente rendición. Relata Castañeda que el Che "comprende que el quid de la batalla radica en inmo­vilizar el tren blindado... El secreto se anida en la negativa del ejército a pelear... El episodio del tren blindado va a resultar decisivo, ya que con el armamento recuperado del ferrocarril, la columna del Che va a entrar en La Habana días después con un poder de fuego muy superior al de cualquier otro grupo opositor... Gutiérrez Menoyo insiste en una interpretación alter­nativa de los hechos... El tren se encontraba bajo el mando de un teniente Rossel. Menoyo recuerda cómo la primera persona con quien los militares se entrevistaron para explorar la posibilidad de rendirse fue justamente con él. Menoyo ofreció garantías para la tropa y un ascenso para el teniente Rossel; los batistianos resolvieron entregarlo el tren al dirigente del Segundo Frente del Escambray. Después, según recuerda Menoyo, 'el hermano del Teniente Rossel habló con el Che Guevara, yo no sé qué le ofreció Guevara que yo no


le ofrecí, pero el hecho es que el tren se lo entregaron a ellos. Siempre lo con­memoran como el heroico asalto al tren blindado, pero ése fue un tren entregado... en dos o tres oportunidades lo comenté con Guevara y le dije; Guevara, ¿qué tú le ofreciste que yo no le ofrecí?''. El se echaba a reír y nunca me lo confesó.".87 Más adelante en el tiempo, Fulgencio Batista confesó que el tren efectivamente fue entregado por el coronel Rosell quien "'desertó, después de haber recibido 350 mil dólares, o un millón de dólares del Che Guevara". La captura del tren fue, según Batista, una venta... Ramón Barquín, el único alto oficial de Batista encarcelado por conspirar contra el dictador, afirma que en efecto se produjo un entendimiento previo entre el Che y los militares para entregar ese tren"88

Como si esta felonía fuera insuficiente, Jaime Costa (asaltante del Cuartel Moneada, expedicionario del yate Gratuita y comandante del Ejército Rebelde), recuerda que "el primero que entra en Santa Clara ciudad, es el Che, y Félix Torres, un comunista de las villas, le dice 'Che, tienen a los chivatos de Batista y el Che, sin más ni menos los va matando sin interrogar, en eso el segundo que entra en Santa Clara es Camilo y entonces él tiene una expresión: 'pero cono, aquí se han bañado en vez de con agua con sangre, porque donde quiera hay un muerto tirado en la esquina, han acabado con este pueblo!".89

El Che cometió una traición doble: a sus camaradas del Ejército Rebelde (del Segundo Frente Nacional del Escambray) y a los soldados batistianos que ya habían pactado la entrega. Conclusión: en un pacto donde no habría derramamiento de sangre alguno, la "gesta" de Guevara tuvo un saldo mínimo de seis bajas por parte de sus guerrilleros y ¡más de 300 muertos! fusilados per­tenecientes al ejército de Batista ya entregado, sobornado, desprevenido y rendido90 y de cuya gigantesca masacre Guevara participa entusiastamente fusilando a 23 soldados.91 Resume Sebreli el accionar del Comandante Guevara anotando que "El único triunfo del Che fue la batalla de Santa Clara, que se redujo al asalto a un tren blindado, donde ¡os soldados de Batista se entregaron sin luchar" 92

Además de la "hazaña" del tren de Santa Clara, en dicha ciudad había un cuartel bastistiano con 1300 hombres. Tal como fue habitual a lo largo de todas las escaramuzas en Cuba, el cuartel se entregó sin mayores problemas y sólo manifestó una pálida resistencia fugaz la estación de policías de la ciudad, la cual se rindió momentos después. Mientras Guevara fusilaba a traición a los soldados sobornados en Santa Clara, sin el disparo de una sola bala Huber Matos paseaba turísticamente con sus hombres por Santiago de Cuba.

Mientras se producía el avance a La Habana, los militares del ya exiliado Batista formaron una Junta Militar declarando que pondrán sus tropas
  para apoyar a los rebeldes. El jefe del Distrito Militar de Santiago de Cuba es el coronel José Regó Rtibido. Este sin vacilar se pliega a favor de los rebeldes. Recuerda Matos: "Le pido al coronel Regó poner en libertad inmediatamente a todos los presos políticos.— Hoy mismo van para la calle todos los de mi jurisdicción ~me dice".93

Los oficiales del ejército que parodiaban pelear a favor del exiliado Batista, llenos de júbilo se reúnen con Fidel y este los llama "a una franca unión de los militares, con o sin mando, para integrar con los rebeldes un solo ejército al servicio del país y no de intereses mezquinos... Todavía más eufórico, alentado por las expresiones de asentimiento de sus interlocutores, exclama: '.. Ustedes estarán a nuestro lado, codo con codo, industrializando el país y terminando con el monocultivo'... Agrega algunas promesas sobre el futuro y finaliza su alocución dando vivas a la Revolución, a la libertad de Cuba y ala esperanza común de crear entre todos una patria libre, democrá­tica y plena de derechos... Un acuerdo informal surge de la reunión: Regó asume la nueva jefatura del Estado Mayor de las fuerzas armadas, recono­ciendo a Fidel como comandante en jefe".94

Así fue la "epopeya" de la toma de Santiago de Cuba al igual que la "proeza" de Santa Clara. Antesalas indispensables para ia entrada triunfal en La Habana.
Notas

1- Pacho O'Donnell. Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana,-
 2-ed., 2005, pág. 109. i~ Guissani, Pablo. Montoneros, La soberbia armada, Sudamericana, 2003, pág. 113. 
 3 Matos, Huber. Cómo llegó la noche. (Fábula), Tusquets Editores, 5* ed., 2004, pág. 77.
4- Matos, Huber. Ct'im» llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5" ed., 2004, pág. 80.
5  Ver al respecto Matos, Huber. Coma llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores. 5* ed.,
2004, pág. 73.

6  Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5" ed., 2004, pág. 75.

7  Gambini, Hugo. El Che Guevara. La biografía. Planeta, 19" ed., 2007, pág. 121.

8- Gambini, Hugo. El Che Guevara, La biografió. Planeta, 19a ed., 2007, pág. 121.

9 Daga en el corazón. Cuba traicionada. Mario Lazo. 1972, Minerva Books. Ltd. Pág. 131.

10  Gambini, Hugo. El Che Guevara, La biografía, Planeta, 19" ed., 2007, pág. 133.

11-Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, filan & Janes
Editores, 1997, pág. 229.

12« Matos, Huber. Cómo llegó la noche, Fábula, 5" ed., 2004, pág. 58.

u Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5a ed., 2004, pá13. 72.

14 Lucila Velásquez, El Nacional, Caracas, octubre 1967, citado en Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 114.

15 Ver Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada. Minerva Books Ltd., 1972, pá15s. 138,140.

16 Ernesto Guevara de la Serna a Celia de la Cerna de Guevara, octubre de 1956, citado en Castañeda, 
17- Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 114.

18 Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janes Editores, 1997, pág. 220.

19    Pacho O'Donnell. Che. la vida por un mundo mejor. Sudamericana, 2a ed.. 2005, pág. 115.

20     Ernesto Che Guevara, Obras 1957-1967, pág. 340. citado en Kalfon, Pierre. Che,
Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janes Editores, 1997, pág. 220.

21     Pacho O'Donnell. Che, ¡a vida por un mundo mejor, Sudamericana. 2" ed., 2005, pág.
120.

22     Citado en Ernesto Guevara de la Sema, Aristócrata, aventurero y comunista. Díaz
Araujo, Enrique, Ediciones del Verbo Encarnado, San Rafael, Mendoza, 2008, pág. 230.

23     Ernesto Che Guevara, Obras 1957-1967, pág. 261, citado en Kalfon, Pieire. Che,
Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Jane» Editores, 1997, pág. 212.

24     Pacho O'Donnell. Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana, 2* ed., 2005, pág. 123.

25     Pacho O'Donnell. Che, la vida por un mundo mejor. Sudamericana, 2* ed., 2005, pág.
120/121.

26     Kalfon, Pierre. Che. Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janes
Editores, 1997, pág. 221.

27     Ernesto Che Guevara, pasajes... citado en Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una bio­
grafía del Che Guevara, Espasa, 1997,139.

28     Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografió del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 129.
   29&Castañeda,íotgeí}.La\1997, pág. 145.
30 Carta fechada el 18 de diciembre de 1957, citada por Carlos Franqui, fragmento repro­ducido en Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 145.

31 Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janes
Editores, 1997, pág. 189.

32     Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes
Editores, 1997, pág. 246.

33     Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, págs.
152/153.

34 Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 160.
35 Así lo reconoció el comandante del Ejército Rebelde Huber Matos en el programa "Sin Fronteras", transmitido en el canal Política y Desarrollo PyE -Buenos Aires, Argentina- con­ducido por el pensador Armando Ribas acompañado por los periodistas José Benegas y Marina Calabró. La nota completa puede verse en Internet en http://www.youtabe.corn/ watch?v= dmFXYCGSCkM^urls*típ://wwWjfacebook.conVhome,php?ref=logo

36 Lazo, Mario. Daga en el corazón. Cuba traicionada, Minerva Books, Ltd., 1972, pág. 239.

37 y Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, Ltd., 1972, pág. 239.

38 O'Donnell. Pacho. Che, la vida por un mundo mejor. Sudamericana, 2*ed., 2005, pág. 131.

39 Duboís, Jutes. Fidel Castro, Indianápolis, Bobbs-Cerril, 1959, págs. 261,265. Citado en Díaz Araujo, Enrique, La Rebelión de la Nada, o ideólogos de la subversión cultural, Cruz y Fierro Editores, 1983, págs. 336/337.

40 Citado en Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), 5a ed., 2004, pág. 128.

41 Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5" ed., 2004, pág. 195.

42     Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5" ed., 2004, pág. 134.

43     Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, págs.
146/147.

44     Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes
Editores, 1997, pág. 211.


45      The New York Tunes, 24 de febrero de 1957, primero de los tres artículos de Matthews,
citado en Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionad. Minerva Books, Ltd., 1972,
pág. 121.

46      Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes
Editores, 1997, pág. 234.

47  Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janes
Editores,1997, pág. 240.

48 Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janes Editores, 1997, págs. 240/241.

49 O'Donnell. Pacho, Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana, 2" cd., 2005, pág. 132.

50    Caimán Productions, Instituto de la memoria histórica cubana contra el totalitarismo.
Guevara: Anatomía de un mito.

51  Gambini, Hugo. El Che Guevara, La biografía, Planeta, 19° ed., 2007, pág. 144.

52    Sebreli, Juan José. Comediantes y mártires, Debate, 2008, pág. 151.

53 Ver Guissani, Pablo. Montoneros, La soberbia armada, Sudamericana, 2003, pág. 116.

54      Sebreli. Joan José. Comediantes y mártires. Debate, 2008, pág. 159.

55      Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada. Minerva Books, 1972, pág. 133.
56 Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 133.



57      Carlos Franqui. Vida, aventuras y desastres de un hombre llamado Castro, Barcelona,
Planeta, 1988. pág. 126, citado en Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nues­
tro siglo, Plaza & Janes Editores, 1997, pág. 268.

58      Gambini, Hugo. El Che Guevara. La biografía, Planeta, 19" ed., 2007, págs. 158/159.

59      Documento de la CÍA del 13 de febrero de 1958, citado por García Lupo, Rogelio en
Últimas noticias de Fidel Castro y el Che, Vergara, Buenos Aires, 2007. Sebreli, Juan José.
Comediantes y mártires. Debate, 2008, pág. 128.

60 Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 165.
61 Ernesto Che Guevara, Pasajes... pág. 260, citado en Castañeda, Jorge G. La vida en

rojo ¡una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 169.

62   Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes
Editores, 1997, pág. 243.

63     Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, págs. 159,
160,161, 162.

64   Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janes
Editores, 1997, pág. 250.

65     Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Esposa, 1997, págs.
169/170.

66    Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág.
169/170.

67  Guevara, Ernesto. Laguerra de guerrillas, 1960, Escritos y discursos. Tomo l.pág. 133,
68 citado en Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997,
págs. 169/170.

69 Matos, Huber. Cómo llegó ¡a noche (Fábula), Tasquéis Editores, 5a ed., 2004, pág. 242. 6* Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 165.

70    Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág, 171.

71    Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5a ed., 2004, pág. 248.

72    Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5* ed., 2004, pág. 250.

73    Matos, Huber. Cerno llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5a ed., 2004, pág. 255.
74Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5" ed., 2004, pág. 259.
75 Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5" ed., 2004, pág. 260.



76     Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5" ed., 2004, pág. 265.

77     Smith, Barí E.. The Fourth Floor Nueva Cork, Random House,, 1962 págs. 169-171,
citado en Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 169.

78  Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 170.
79 Matos, Huber. Cómo llegó la noche. Fábula, 5a ed., 2004, pág. 267.

80 Smith, Eari E. T., Cómo Eisenhower entregó Cuba a Castro Ruz. The Fourth Floor -el Cuarto Piso-, Maracaibo, Venezuela. Bolívar Siete, 2002. págs. 7,224,229,225,68,91, cita­do Díaz Araujo, Enrique, Ernesto Guevara de la Serna, Aristócrata, aventurero y comunista, Ediciones del Verbo Encarnado. San Rafael, Mendoza, 2008, págs. 376,377,378.

81 Smith, Earl E. T., Cómo Eisenhower entregó Cuba a Castro Raz. The Fourth Floor -el Cuarto Piso-. Maracaibo, Venezuela. Bolívar Siete, 2002, pág. 123, citado en Díaz Araujo, Enrique, Ernesto Guevara de la Serna, Aristócrata, aventurero y comunista, Ediciones del Verbo Encarnado. San Rafael, Mendoza, 2008, pág. 378.

82 Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5* ed., 2004, págs. 269,270.

83 Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5' ed., 2004, pág. 273.

84 Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5' ed., págs. 271,272.

85 Ver al respecto Matos, Huber. Cómo llegó la noche, (Fábula), Tusquets Editores, 5* ed., 2004, pág. 269.

86 Lázaro Asencio, abogado y periodista. Comandante del Ejército Rebelde. Miembro del Segundo Frente Nacional de Escambray. Caimán Productions, Instituto de la memoria históri­ca cubana contra el totalitarismo. Guevara: Anatomía de un mito.

87Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, págs. 172/173.

88 Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 173.

89 Jaime Costa, Asaltante del Cuartel Mocada, expedicionario del yate Granma. 
90 Comandante del Ejército Rebelde. Enviado por Castro a reagrupar a los miembros del "26 de julio" en Centroaménca. Caimán Productions, Instituto de la memoria histórica cubana contra el totalitarismo. Guevara: Anatomía de un mito.

91 Ver cifras en Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara. Espasa. 1997, pág. 175.

92 Cifra citada en Sebreli, Juan José. Comediantes y mártires, Debate, 2008, pág. 132.

92     Sebreli, Juan José. Comediantes y mártires, Debate, 2008, pág. 151.

93     Matos, Huber. Cómo llegó la noche, Editorial Fábula, 5* ed., págs. 280.

94     Matos, Huber. Cómo llegó la noche. Editorial Fábula, 5* ed., págs. 281.