domingo, 15 de enero de 2017

EL CANALLA- Por Nicolás Marquez- Capítulo IX Las cuatro estaciones Playa Girón

Capítulo IX

Las cuatro estaciones

Playa Girón



 A principios de enero de 1961, con el vacilante guiño del presidente americano, el centroizquierdísta John E Kennedy (quien acababa de ganar las elecciones en 1960), cubanos exiliados residentes en EE.UU. que pudieron fugarse a tiempo, planeaban desde 1960 invadir la isla con el fin de deponer el despotismo castro-guevarista y recuperar las libertades individuales y a sus familiares virtualmente secuestrados en la isla.
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Para tal fin, se creó en Miami la "Junta Revolucionaria Cubana", presidida por el ex primer ministro de Castro, José Miró Cardona. Los preparativos eran absolutamente artesanales y caseros: "un anticomunista guatemalteco, Roberto Alejo, cedió una plantación de café en Helvetia de Retalhuleu, sobre la costa del Pacífico, con el objeto de que allí se entrenara la recién formada Brigada de Asalto 2506 cubana. Base de operaciones" 1
Según la biógrafa de Fidel Castro, Georgie Anne Geyer: "Afines de 7959, los exiliados cubanos estaban siendo reclutados para ser entrenados por la CÍA en campos establecidos en Guatemala y Nicaragua"2  Esta estructura amateur, era por demás insuficiente para dar batalla al sovietizado ejército castrista, compuesto por veinticinco mi! hombres bien entrenados y fortalecidos por otros doscientos mil milicianos de apoyo.3
Como es sabido, para todo enfrentamiento bélico (independientemente de la envergadura que éste tenga), uno de los pilares fundamentales es el secreto, a efectos de no brindar información al enemigo. Sin embargo, en octubre de 1960 (seis meses antes de la invasión) "el Hispanic-American Report, una revista publicada por la Universidad de Stanford, en California, dio cuenta de que los patriotas cubanos recibían adiestramiento militar en campamentos de Guatemala. Aparecieron artículos similares en La Hora, un periódico guatemalteco, y en noviembre de aquel mismo año en The Nation. El 22 de diciembre de 1960 el Mirror ufe Los Angeles informó a sus lectores sobre las actividades que tenían lugar en Guatemala. Un representante del Post-Dispatch, de San IMÍS, Missouri, visitó Guatemala y confirmó la existencia de los campamentos".4 Finalmente, el 10 de enero de 1961, tres meses antes de la invasión "The New York Times prestó otro servicio a la causa castrocomunista. Publicó un reportaje fechado en Guatemala en el cual se afirmaba que un contingente anticastrista estaba siendo adiestrado en un campo de aviación parcialmente oculto al pie de la cordillera y a pocos kilómetros del Pacífico. Difícilmente en aquellos momentos habrían podido prestar a Castro un servicio mayor".5
De modo que Castro y la inteligencia cubana no necesitaban trabajar demasiado para conocer las actividades de los cubanos exiliados, sino que les bastaba con leer el The New York Times para estar al tanto de todos los detalles y novedades. La nota de marras, no sólo salió en la tapa del diario sino que fue graneada con un mapa ¡indicando el lugar en dónde se entrenaban los cubanos y la ruta que trazarían! Así de torpe y distendida funcionaba la inteligencia americana durante la guerra fría bajo la administración del gobierno demócrata. Como frutilla del postre, el amilanado Kennedy tres días antes de la invasión, el 12 de abril, afirmó en su conferencia de prensa que "en ningún caso habrá intervención en Cuba por parte de las fuerzas armadas de los Estados Unidos"6 Cosa que cumplió a pie juntillas dejando a los 1400 expedicionarios cubanos semidesarmados y librados a su suerte. O lo que es peor, abandonando a los millones de cubanos que vivían en Cuba a quedar secuestrados por el comunismo para siempre.
Cuenta Anne Geyer que el 15 de abril de 1961: "Castro despertó al amanecer ante el sonido amenazador de los bombardeos B-26 que sobrevolaban La Habana... Y entonces llegó el nuevo mensaje, un mensaje que tenía ya tiempo de estar preparando. 'La que los imperialistas no pueden perdonarnos gritó Castro, es haber... realizado una revolución socialista en las narices mismas de los Estados Unidos'... El ayudante de Castro, Norberto Fuentes, recuerda que pensó: 'Bien, magnífico, ahora ya sabemos lo que somos'7  Efectivamente, fue la primera vez que Castro insinuaba su marxismo leninismo, luego ratificado sin eufemismos el 1° de diciembre de 1961: "Soy marxista-leninista; siempre lo he sido, y lo seré toda mi vida".8
Además, como los expedicionarios iban a ser recibidos en Cuba con gran apoyo de la población, Castro, quien ya había montado un drástico sistema de espionaje, con toda furia se dedicó a llevar detenciones en masa de cubanos sospechados de no simpatizar con el gobierno. Tanto es así, que detalla Kalfon: "el fin de semana de 15-16 de abril la actividad policial es más intensa que nunca. Los Comités de Defensa de la Revolución han cumplido con su trabajo de descubrimiento y delación, casa por casa... Cien mil en todo el país... Guevara se encarga de dirigir las operaciones en la parte occidental de la isla, la más sensible al ser la más cercana a la Florida... La parte oriental se confía a Raúl Castro y la región central a Juan Almeida. Desde su cuartel general. Punto Uno, en La Habana, Castro coordina y da órdenes"9.  El cubano Mario Lazo confirma que las listas de cien mil encarcelados "las habían confeccionado los Comités de Defensa de la Revolución, formados por castristas fanáticos, como preparativo para la esperada invasión. Nuestra inmovilización resulto un éxito completo desde el punto de vista de Castro. En las prisiones y campos de concentración fueron muchos los que perecieron. A algunos hombres se les amontonaba durante más de una semana en fosos subterráneos, sin alimento, agua ni servicios sanitarios. Entre las mujeres abundaron los abortos y algunas se volvieron locas. Mi primo, el Dr. Enrique Guiral, un culto y amable abogado de La Habana, murió en una húmeda galera de la fortaleza de La Cabaña"10
Estas felonías fueron ratificadas por el entonces escriba de Fidel Castro, Carlos Franqui: "La detención masiva, indiscriminada, en toda la Isla, fue enorme. Mas de cien mil personas. Las cárceles se llenaron. Cualquier cosa servía de prisión... Represión total... Una histeria colectiva. Simple denuncia, sospecha, todo el mundo preso... Una operación de terror ciega y total... Los detenidos de antes, los que se consideraban peligrosos, de aquellos días, son fusilados... Las condenas masivas no bajan de veinte años... No menos de veinte mil son condenados. Los liberados, después de la experiencia vivida, se sienten aterrorizados. Aun sin hacer ni decir nada, nadie está seguro... Sentimiento general: irse del país... Deportaciones masivas de campesinos en varias regiones del país. En Escambray, decenas de miles separados, divididos. Los hombres presos a la isla de Pinos, sus mujeres y niños a La Habana... Asilos, fugas colectivas, por costas y mares... El paredón en marcha... el terror rojo... Terror colectivo".11
El día 17, las fuerzas libertarias desembarcaron en la bahía de Cochinos. Poco le costó al ya consolidado Ejército castrista repeler la invasión con el potente armamento recibido de la Unión Soviética y Checoslovaquia. Asimismo, el atemorizado Kennedy neutralizó a todo vapor a los cubanos libertarios y de los 48 vuelos que estos habían programado para invadir al castrismo y que saldrían de Nicaragua, el presidente americano dio la tajante orden a ese Gobierno de que no salieran más de ocho (les cercenó 40 vuelos).12  Como si la traición de Kennedy no bastara, la Escuadrilla Aérea de los cubanos anticastristas estaba compuesta por "remanentes de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra de Corea; a los B-26 se les habían desmontado los cañones de cola para permitirles llevar el combustible necesario para el largo vuelo de ida y vuelta entre Nicaragua y Cuba"13   Relata Díaz Araujo que "se hizo el bombardeo de tres bases aéreas castristas. Lo efectuó una escuadrilla de antiguos aviones B26, de la época de la segunda guerra mundial, pilotados por cubanos. El día 16, los cinco viejos cargueros pertenecientes a la empresa comercial frutera de Eduardo García, que habían partido del Puerto Cabezas, en el noroeste de Nicaragua, fondearon a 1800 metros de las playas. Los arrecifes de coral, produjeron desastres en las lanchas de desembarco. Las fuerzas invasoras se atascaron en las marismas de la región pantanosa. Y tuvieron que entrar en combate de inmediato con las milicias comunistas... que estaban ya alertadas sobre el desembarco. Tan notoria era la alerta, que Niño Díaz, en Oriente, no pudo siquiera acercarse a las playas para efectuar su operación, por los fuegos de las defensas costeras".14 Ratifica Kalfón que "los navios de la operación de desembarco ni siquiera llevan cañones antiaéreos... la operación será ejecutada por cubanos contrarrevolucionarios... la tropa que desembarca está compuesta casi exclusivamente por cubanos... bombarderos B-26, lentos y poco maniobrables, que van y vienen entre Nicaragua y Bahía de Cochinos".15  En sentido contrario estaba "La subsistente aviación castrista a la que se añadirán unos 'Migs' rusos bombardearon los cargueros (que carecían de armas antiaéreas), y hunden al Houston y al Río Escondido, que portaban las municiones, alimentos, petróleo, equipos médicos y de comunicación. Este hecho constituye el gran éxito de las fuerzas castristas. El siguiente es el envío rápido de las fuerzas de tanques Stalin II, T 33, 80 en total, contra las playas. Acá fallan los B26 invasores, porque la niebla les impide la visión de las columnas de tanques. Esos son los dos hechos decisivos. Lo principal, claro está, es la desproporción de las fuerzas enfrentadas. Desde el comienzo, la Brigada 2506 estuvo rodeada por 20.000 hombres con tanques y artillería', y luchó contra fuerzas de una superioridad aplastante', combaten 'uno contra veinte'.16
Agrega Anne Geyer que los 1400 cubanos brigadistas "iban en un estado de gran exaltación. Pensaban con todo su corazón que en cuestión de días lograrían convertirse en los nuevos gobernantes de Cuba"17, pero como ya fuera dicho, nos agrega Geyer que "Cuatro días antes, John F. Kennedy había declarado que las fuerzas norteamericanas no participarían en el ataqué".18 Es más, la única participación americana fue "humanitaria": "El presidente Kennedy por fin aprobó lo que iba a resultar una vez más el incurable término medio norteamericano... La marina norteamericana haría vuelos de reconocimientos sobre la Bahía de Cochinos para evaluar la situación y para determinar si los brigadistas tenían alguna posibilidad de resistir. Los pilotos que iban a hacer la misión de reconocimiento estaban autorizados para responder al fuego, si les disparaban durante su humanitaria misión. De esta manera, y de modo increíble... Kennedy estaba dispuesto a correr más riesgos para sacar a los hombres de las playas cubanas que para ponerlos en ellas"..19  En síntesis, la "ayuda" militar de Kennedy se redujo a lo siguiente: "El presidente accedió a que varios aviones de la Armada, con sus emblemas norteamericanos borrados, hicieran vuelos de reconocimiento sobre las playas. Pero no debían participar en el combate y sólo podrían volar una hora, de las 6:30 a las 7:30 de la mañana"20
Castro y Guevara vendieron este episodio como "un triunfo de Cuba contra las Fuerzas Armadas Americanas", lo cual constituye un notable disparate. No hace falta ser un experto en política internacional o asuntos militares para saber que Estados Unidos podría derrocar a Castro con sólo enviar un buen contingente de boy scouts (tanto durante como después de la Guerra Fría) y tan falsa es la tesis de que Cuba le ganó a Estados Unidos (quien no tuvo ninguna participación en el combate) que de los 1180 prisioneros que tomaron los castristas ni uno sólo era norteamericano. Absolutamente todos los expedicionarios eran cubanos que querían recuperar su patria y liberar a sus familiares que vivían en la isla. Narra Anne Geyer que "Los exiliados cubanos fueron conducidos a varias casas en el área y ese miércoles 19 de abril. Castro hizo un recorrido para examinar a sus prisioneros.
¿Hay algún americano aquí?, preguntó... pero ésta era una singular desilusión. Frente a una victoria así, ¡no encontrar un solo americano!".21 Con un agravante más, los cubanos libertarios ni siquiera eran militares. La llamada Brigada 2506 "Estaba integrada por campesinos, pescadores, abogados, médicos y banqueros. Muchos de los reclutas eran hombres casados y tenían hijos; no era raro que en un mismo destacamento figurara un padre con su vastago. El grueso de la hueste estaba formado por estudiantes, pero había maestros, ingenieros, mecánicos, ganaderos y empleados. Aunque la gran mayoría eran católicos, había también protestantes y algunos hebreos. Había unos 140 militares de carrera, pero la mayoría de los hombres carecían de previa formación marcial".22  De lo cual surge que sólo el 10% de los pocos expedicionarios tenían formación militar.
Una síntesis de lo acontecido la proporciona el testimonio del ex combatiente, abogado, Juan Antonio Figueras: "El régimen cubano necesitó movilizar más de 50 mil efectivos militares, su aviación de guerra y su artillería pesada para silenciar las armas ligeras de algo más de mil cubanos abandonados a su suerte en una reducidísima e inhóspita área cenagosa, sin espacio para una movilidad logística y bloqueados por el océano; y efectuar una redada masiva... para ahogar toda posibilidad de que surgieran frentes internos de resistencia en apoyo a los expedicionarios. Y a pesar de ese fabuloso despliegue de fuerzas militares y represivas, el régimen necesitó 72 horas para silenciar las armas de apenas mil cuatrocientos combatientes expedicionarios".23
Los números del combate demuestran el desastroso resultado castrista: las brigadas de cubanos exiliados tuvieron una pérdida de 40 hombres y 80 heridos 24 y los casuistas tuvieron 1250 muertos, otros 400 que murieron a consecuencia de las heridas (1650 muertos en total) y 2000 heridos.25  Con un agravante más: según la doctrina militar el que ataca (en este caso los expedicionarios) suele tener tres bajas por cada baja del bando que se defiende. Con lo cual, el triunfo militar de Cuba queda reducido, sin exagerar, al más puro teleteatro caribeño, ámbito en el que Castro se manejaba con destreza.
Los 1180 expedicionarios cubanos que cayeron presos "fueron llevados al Palacio de los Deportes, construido antes de la caída de Batista (al igual que casi todo lo que está actualmente construido en Cuba) en el centro de La Habana. Allí permanecieron durante varias semanas... No se les permitía bañarse ni afeitarse. Durante veintiún horas al día se les obligó a estar sentados en pequeñas sillas; desde las 3 hasta las 6 de la mañana se les permitía acostarse en el suelo...".26 Conociendo a Castro, podría pensarse que los presos serían fusilados sin mayores trámites. Sin embargo, parece ser que a Fidel le sobrevino un "ataque de capitalismo" ad hoc, puesto que pretendía vender a los presos utilizándolos como mercancía a cambio de su vida. Al menos por un rato, Castro creyó en la propiedad privada (de seres humanos) y le puso a cada expedicionario un precio distinto según el grado de jerarquía: "500 mil dólares por cada uno de los tres jefes. El resto de la Brigada quedaba dividido en tres grupos; en el primero, la libertad de cada hombre podría comprarse por 25 mil dólares; en el segundo, por 50 mil, y en el tercero, por 100 mil. El precio total del rescate era, por tanto, 62 millones de dolares.27
Para conseguir el dinero, los exiliados cubanos habían organizado un "Comité de Familias Cubanas". Finalmente, tras más de un año y medio de negociaciones y sacrificios para juntar el monto "en diciembre de 1962 fueron canjeados al precio de 62 millones de dólares, pagados por la colectividad cubana en Miami.28  El encargado de las negociaciones por la liberación de los presos fue el abogado James Brito Donovan , descendiente de irlandeses, quien relata que aquello "Fue como la venta de esclavos... Todo lo que faltaba era que estuvieran encadenados".29  Agrega Donovan que cuando el último prisionero fue puesto a bordo en el último avión, se dirigió a Fidel Castro y le dijo: "¿Sabe usted, señor primer ministro? He estado pensando en todo el bien que he estado haciendo al pueblo de Cuba durante estas últimas semanas. Lo he liberado de la carga de casi 1200 hombres a los que mantener. He estado ayudando también a los niños, enfermos pobres y ancianos del pueblo cubano. Creo que cuando se hagan las próximas elecciones, volveré para presentarme como el opositor de usted. Creo que podría ganar. Castro sonrió... ¿Sabe, doctor? Creo que tal vez. tenga usted razón, contestó con una media sonrisa, así que no habrá elecciones"30
El Che en Punta del Este
En agosto de 1961, en la elegante ciudad balnearia de Punta del Este, Uruguay, se llevó adelante la Conferencia Interamericana de Ministros de Economía, en la cual se analizaría una ayuda norteamericana a países emergentes conocida como "Alianza para el Progreso". En representación de Cuba, obviamente fue el eterno viajero Guevara. Había gran expectativa por su discurso, no sólo por ia curiosidad que despertaba su personaje, sino porque la tertulia se llevaría a cabo tras los episodios de bahía Cochinos. Cuando le tocó la palabra al Che, este emitió un discurso delirante pronosticando para Cuba un porvenir extraordinario: "La tasa de crecimiento que se da como una cosa bellísima para toda América es de 23 por ciento de crecimiento neto. Nosotros hablamos de diez por ciento de desarrollo sin medio alguno. Esto es lo que prevé Cuba para los años venideros. ¿Qué piensa tener Cuba en 1980? Pues un ingreso neto per capita de tres mil dólares, más que Estados Unidos"31  Como sabemos, Guevara era un desenfrenado voluntarista que alucinaba epopeyas inviables; además, ese era un congreso de economistas y Guevara en esa materia no tenía la más pálida idea. Lo grave no fue tanto el pronóstico risueño del Che, sino que muchos tomaban en serio sus embriagantes y fallidos vaticinios. En otro pasaje de su discurso, Guevara haciéndose pasar por moderado, miente y agrega "Lo que si damos es garantía de que no se moverá un fusil de Cuba, de que no se moverá una sola arma de Cuba para ir a luchar a ningún otro país de América"32  Sin contar la intervención personal del Che en Bolivia (que más adelante trataremos) con el objeto de hacer un golpe de estado contra el gobierno constitucional de Rene Barrientes, a sólo dos años después de este discurso Guevara comandó un contingente guerrillero cubano en la provincia argentina de Salta con el fin de hacer un golpe de estado al gobierno constitucional del Dr, Arturo Illia (episodio al que luego nos referiremos). Además, es de público conocimiento que Cuba fue el cuartel general de entrenamiento para todas las guerrillas de América latina. En el caso argentino, 6000 terroristas 33 pertenecientes a las organizaciones ERP y Montoneros recibieron adiestramiento en la isla para llevar adelante la guerra civil que se padeció en los años 70 y fueron más de 20 los campos de entrenamiento diseminados en Cuba para preparar la invasión guerrillera continental.34  Incluso Fidel Castro en el discurso ante la Asociación de Economistas de América latina y el Caribe pronunciado en La Habana el 3 de julio de 1998 confesó: "En el único lugar (de América Latina) donde no intentamos promover la revolución fue en México. En el resto, sin excepción, lo intentamos".35
Pero el cúmulo de mentiras de Guevara en Punta del Este no se detuvo allí y manifestó que "Cuba deseaba alcanzar un modus vivendi con Washington, y para ello estaría dispuesta a dar una serie de pasos significativos. Entre ellos, destacaban el pagar en bienes comerciables los activos expropiados a ciudadanos norteamericanos... no establecer alianzas militares o políticas con el bloque socialista; celebrar elecciones libres en Cuba una vez que se hubiera institucionalizado el partido..."36 En síntesis, todo lo que el Che dijo que se iba a hacer no se hizo y lo que dijo que no se iba a hacer se hizo.
Aprovechando la cercanía geográfica de Uruguay con la Argentina -y tomando en cuenta la nacionalidad del Che— el presidente Kennedy se comunicó con el entonces mandatario argentino Dr. Arturo Frondizi, a efectos de pedirle que él en persona se reuniera con Guevara, obrando Frondizi de nexo (entre Guevara y Kennedy) para limar asperezas y mejorar las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, máxime cuando el vinculo había quedado más desdibujado que de costumbre tras el fallido desembarco de cubanos anticastristas en Bahía Cochinos.
'Frondizi accede a obrar gratuitamente de interlocutor del mandatario entreguista y Guevara a su vez aceptó la invitación a dialogar con el gobierno argentino. De Uruguay fue trasladado a su país natal a la residencia presidencial de Olivos en estricto secreto y de manera muy fugaz. Recuerda Frondizi que en la tertulia "yo le propuse, de que Cuba no insistiera en querer exportar su revolución a otras naciones del hemisferio. Sin embargo, me dio su opinión sobre América latina afirmando que, aun sin influencia o injerencia cubana, la revolución era inevitable pues estaban cerrados los caminos de la evolución pacífica. Guevara me dijo que él no era un teórico marxista, que tenía lecturas fragmentarias del marxismo, pero que se resolvía en la práctica... Guevara me impresionó como un temperamento idealista, decidido y apasionado, pero profundamente equivocado en su análisis de la situación latinoamericana. Su tesis de la violencia correspondía a un estado primitivo del pensamiento revolucionario y no obedecía a la actual situación mundial".37
Las informaciones no tardaron en filtrarse en la Argentina. La reunión secreta del presidente Frondizi con un sicario comunista y reconocido criminal internacional, despertó la legítima alarma de gran parte de la clase política y naturalmente de las FF.AA., que vieron de pésimo modo el encuentro. No sólo por la siniestra entidad del personaje entrevistado sino por el carácter secreto de la velada.
Cuando abarrotado de presiones Frondizi tuviera que renunciar en marzo de 1962 (siendo reemplazado por el Dr. José María Guido a la sazón presidente del Senado), entre los reproches y acusaciones que pesaron contra el mandatario caído en desgracia, sin dudas estuvo la citada reunión con el iconográfico fusilador.
El portaaviones del Caribe
Mientras el matrimonio Cuba/URSS estaba en pleno idilio, Raúl Castro, ministro de Guerra de Cuba empezó a hacer frecuentes viajes a los países del Bloque Oriental y a Moscú: "En julio de ¡962, durante una de las visitas de Raúl, a la agradable, casi bucólica casita que Nikita Khrushchev tenía en el campo... Para entonces Raúl y el líder ruso se habían vuelto amigos íntimos; tan íntimos que Khrushchev con frecuencia llevaba con él a su guapa amante, esa mujer Furtseva a la que había nombrado ministro de Cultura, para disfrutar de una tarde con Raúl, que para entonces llamaba ya al líder ruso abuelo.
En una de esas tardes, según Armando López, jefe del Centro Cubano de Inteligencia... Khrushchev, con un nuevo y especial brillo en sus astutos ojos de campesino ucraniano, golpeó de pronto la mesa con el puño cerrado. Su voz tenía un nuevo orgullo y una nueva arrogancia también, cuando declaró: ...'voy a darles armas ofensivas'".38
Tanto Raúl como el Che eran los más entusiastas impulsores de la idea de convertir a Cuba en una sucursal del imperio soviético. El proyecto de que la URSS proveyera a Cuba de armas ofensivas contra los Estados Unidos fascinaba al radicalizado dúo. ¿Y por qué razón Krushev incentivaba el traslado a Cuba de misiles amenazantes a Washington? Esta embestida radicaba en que la URSS no podía ni remotamente competir militarmente con Estados Unidos. Las diferencias tecnológicas eran abismales. La superioridad nuclear norteamericana sobre la URSS estaba calculada por entonces en 5 a 1. Tanto es así que los Estados Unidos podían desde su ubicación bombardear la URSS. En cambio, la URSS no tenía tecnología para enviar cohetes desde su posición geográfica. Ergo, necesitaba un país limítrofe para tal cosa y ninguno más oportuno que Cuba para compensar esa disparidad.
Krushev se mostraba gustoso con su aventura armamentística en el trópico y programó la instalación de proyectiles, multiplicando así la capacidad soviética de poder atacar a los Estados Unidos. Ahora bien, ¿de dónde salió la osadía de establecer cohetes nucleares en Cuba?: "Nikita Khrushckev había estudiado la cuestión de Bahía de Cochinos y había llegado a la conclusión de que Kennedy era, como el columnista del New York Times, James Restan, lo expresara, 'un líder joven e inexperto al que se podía intimidar y extorsionar'.39
A fines de agosto, los barcos soviéticos que llevaban su carga mortal comenzaron a zarpar desde ensenadas secretas del Mar Negro. A mediados de septiembre llegaban a Washington informes sobre inexplicables movimientos en Cuba, más específicamente en el área montañosa de la provincia de Pinar del Río. Cuenta Anne Geyer que "Castro se había convertido en un hombre sumido en un éxtasis militar digno de Napoleón". El mundo de las superpotencias estaba a sus pies. Él estaba planeando los movimientos de los grandes países, no éstos por sí mismos".40  Obviamente, los americanos se enteraron de inmediato de las amenazantes novedades, y Kennedy, -curiosamente- se animó a brindar un enérgico discurso redactado por su colaborador, Ted Sorensen. Pero el escándalo saltó al paroxismo, pues mientras Washington era un hervidero sucedió un episodio que radicalizó la situación de manera inimaginable: "El sábado 27 de octubre de ¡962, el avión americano U2, piloteado por el mayor Rudolph Anderson, que había tomado y llevado a su país las fotografías originales de las instalaciones de los misiles, se vino abajo. Cuando ese extraño pájaro, con sus amplias alas como de planeador, de más de veinticinco metros de lado a lado fue derribado, la Crisis de los Cohetes casi estalló con él. En la Casa Blanca empezaron los preparativos para la guerra... Pero, ¿quién había disparado el proyectil que echó abajo el avión U2 y casi dio comienzo a la Tercera Guerra Mundial? ¿Fueron los rusos, como todos supusieron entonces?
La verdad de lo que sucedió realmente no se supo por muchos años y aun en la actualidad hay versiones encontradas. Carlos Franquí fue el primero que acusó a Castro. Insistió en que Castro había echado abajo el U2, de manera deliberada, para llevar al mundo al borde de la destrucción, porque sentía que lo habían quitado de los controles de poder, en una crisis mundial que él mismo había creado.
Hasta la fecha Franqui insiste en decir;
Ese sábado Castro llevó su jeep a Pinar del Río, y se dirigió a una de las bases de cohetes rusos, donde los generales soviéticos lo llevaron a hacer un recorrido de sus instalaciones. Justo en ese momento, un avión americano U2 apareció en una pantalla de radar. Fidel preguntó cómo se protegerían los soviéticos en la guerra si ése hubiera sido un avión de ataque en lugar de un avión de reconocimiento. Los rusos le mostraron los proyectiles de tierra a aire y dijeron que todo lo que tenían que hacer era apretar un botón y el avión estallaría en el aire.
-¿Qué botón? -preguntó Fidel.
—Éste, indicó uno de los rusos.
Fidel lo apretó y el cohete echó abajo el U2... Los rusos estaban consternados, pero Fidel dijo simplemente: 'Bueno ahora veremos si hay guerra
o no.41
Lo cierto es que con o sin el dedo de Castro, el avión U2 fue efectivamente derribado. La novedad cayó como un balde agua fría en los Estados Unidos. Relata Lazo que "El grupo de consejeros presidenciales conocido como Excom había decidido que si algún U2 era abatido sobre Cuba, la respuesta norteamericana sería la destrucción de la base SAM responsable del derribo. Si se derribara un segundo U2, todas las instalaciones SAM existentes en Cuba serían destruidas ",42 Sin embargo, a la hora de tomar decisiones tajantes, Kennedy, en una conducta que le era connatural, se retractó de lo decidido por el comité ejecutivo y "ordenó que no se respondería".43
Los titubeos de Kennedy ante la amenaza comunista ya eran insoportables. No sólo la antecesora gestión americana había financiado al castrismo en los tiempos de lucha antibatistiana, sino que una vez cometido el grave error, ya con Kennedy a la cabeza, se abandonó a los cubanos que fueron a liberar a su país en Bahía Cochinos, cuando podría pensarse que los EEUU, tenían -como mínimo- la obligación moral de apoyarlos para reparar la atrocidad de haber amparado al castro-guevarismo financiera y militarmente a la vez que tumbaron a Batista deliberadamente. No conforme con este renovado desplante, Kennedy permitió que la URSS instalara en Cuba misiles que apuntaban a Washington, y todavía toleró que derribaran un avión de reconocimiento de su Fuerza Aérea. ¿Qué más necesitaba Kennedy para reaccionar?
El grupo de consejeros del presidente mantuvo acalorados debates, de los que surgió la calificación "halcones" (los republicanos-conservadores) y "palomas" (los demócratas-liberales). Los halcones del Excom "A medida que las conversaciones se desarrollaban en sucesivas reuniones, aparecieron cinco planes principales, cada uno con diversas variantes. Uno era la eliminación de los proyectiles mediante un rápido ataque aéreo; el segundo, la invasión por mar y aire; el tercero, el bloqueo; el cuarto, la realización de gestiones por conductos diplomáticos y políticos, preferentemente por medio de las Naciones Unidas. El quinto consistía en no hacer absolutamente nada".44
Durante la noche del jueves 18 de octubre, se llegó a una decisión a favor de armar un bloqueo militar en Cuba. Es decir, rodear la isla de barcos y controlar el tranco. Una solución bien a lo Kennedy, es decir a mitad de camino, insuficiente, a medias tintas. En efecto, de esta manera se podía evitar el ingreso a Cuba de nuevas armas nucleares, pero... ¿y las que ya estaban efectivamente en la Isla? Se sabía que 42 proyectiles de alcance medio estaban siendo aprestados para emplazarlos en posición de tiro y que se estaban montando bombarderos IL28.45  Ante esta incompleta acción "Los conservadores no se sentían satisfechos. Seguían manteniendo que el destino les había proporcionado una ocasión casi milagrosa de acabar con Castro y el comunismo en Cuba"46
Para llevar adelante el bloqueo, se designó al almirante George W. Anderson, jefe de Operaciones Navales, quien "señaló como línea de bloqueo un gran arco que se extendía a 800 millas de las costas de Cuba, situado fuera del alcance de los cazas Mig y de los bombarderos IL28 estacionados en la isla. Ordenó el cierre de los cinco canales navegables a través de los cuales los barcos podían acercarse a Cuba desde el Atlántico, Asignó una fuerza táctica de diecinueve cruceros y destructores para esta tarea, incluyendo el buque insignia de la Segunda Flota del Mando del Atlántico los aviones de reconocimiento habían descubierto veintiocho navios soviéticos que navegaban con rumbo a Cuba, La posición y velocidad de cada uno de ellos fueron marcadas en un gran mapa colgado de la pared del centro de mando de la armada en el Pentágono, y la Casa Blanca fue informada continuamente. .. En aquellos días había seis submarinos rusos en el Atlántico, los cuales habían sido localizados por la armada... El Servicio de Información Naval norteamericano sabía el momento en que cada submarino soviético zarpaba de un puerto del Báltico o el Mar Negro, y cuándo pasaba por el Mediterráneo rumbo al Atlántico, y la armada conocía la posición aproximada de cada sumergible soviético en el Atlántico. Las fuerzas antisubmarinas norteamericanas estaban en condiciones de rastrearles y hacerles emerger en caso necesario, y puesto que ningún submarino soviético tenía proyectiles nucleares, no significaban amenaza alguna para los centros de población norteamericanos. Naturalmente, sí constituían una seria amenaza para el tráfico marítimo en el Atlántico... el embajador británico hizo una recomendación de modificar el plan de bloqueo táctico de la armada norteamericana: que el arco tendido se acercase mucho más a Cuba... Kennedy aceptó inmediatamente y llamó a McNamara, ordenándole dar a la armada esas instrucciones... En cuanto a Kruschov, su habitual jactancia desapareció para dar paso a síntomas inconfundibles de miedo".47
Sin embargo, el pánico de Kmshev era ciertamente infundado, porque el indulgente Kennedy "no quería poner a Kruschov entre la espada y la pared, y, por lo tanto, no deseaba que ningún ruso resultase muerto; tampoco quería humillarles. El propósito del bloqueo era persuadir a Kruschov de que retirase los cohetes sin tomar represalias" .48 O sea, el "palomo" Kennedy no quería "ofender" al mandatario de la principal potencia enemiga que acababa de trasladar armas nucleares a Cuba para eventualmente destrozar a la población civil de los Estados Unidos.
De todos modos el bloqueo permanecía a la par que el temor se acrecentaba en la URSS: "Hacia el jueves 25 de octubre, doce de los veinticinco barcos rusos habían dado media vuelta en su camino a Cuba... Los buques que viraron en redondo eran seguramente los que transportaban cohetes. El mismo día, el embajador británico en Praga informó que los representantes rusos en dicha capital se hallaban sumamente asustados".49 El balance de la cuarentena tras haber estado en vigor durante veintisiete días fue el siguiente: 57 buques habían sido autorizados a penetrar en el perímetro del bloqueo. De ellos, 19 eran navios mercantes soviéticos; 6 barcos de otros países del bloque comunista; 23 estaban registrados en otros países, pero navegaban por cuenta de naciones del bloque comunista; y 7 pertenecían a países amigos de los Estados Unidos.50
Todo muy controlado y el retroceso soviético era manifiesto, pero... ¿y los cohetes ya instalados en Cuba? Relata Lazo que "'Aunque no se habían vuelto a introducir nuevos proyectiles en Cuba, los rusos seguían dándose afanosamente a la tarea de concluir las instalaciones de los que ya se encontraban en la isla. Esto se deducía de la continuada vigilancia aérea. Advirtiendo que el tiempo transcurría sin que se hiciese nada, los conservadores pidieron nuevamente un ataque aéreo. Los proyectiles podían estar en condiciones de ser lanzados en cuestión de horas, y el único camino seguro era eliminarlos antes de que pudieran ser disparados contra los Estados Unidos, o que ofreciesen al Kremlin la posibilidad de extorsionar a los Estados Unidos con la amenaza de un ataque".51
La política de Kennedy oscilaba entre la inacción y medidas blandas y de simple control. En tanto Krushev, para no hacer el ridículo de retirar los misiles gratuitamente, le ofreció a Kennedy el retiro efectivo de los misiles pero dentro del marco de un "acuerdo bilateral". Entonces le arrancó a Kennedy el "compromiso de no invadir Cuba", algo que además no estaba en los planes del timorato mandatario. ¿Y en qué andaba Fidel mientras transmutaba el conflicto? Pues la alegría de Castro fue de corta duración: "De pronto empezó a percibir que algo andaba mal, muy mal en ese drama que había preparado. Castro, el desafiante Espartaco de esta lucha que se estaba llevando a cabo en las antecámaras de las superpotencias, y que en rigor podría significar la destrucción del mundo, no estaba siendo mencionado siquiera por los hombres que ahora veía como sus títeres. De hecho, una vez que el conflicto surgió entre Washington y Moscú, el nombre de Fidel Castro casi nunca volvió a mencionarse en las discusiones.
El darse cuenta de ello fue muy doloroso para Castro. Había entrado al juego de las naciones como arrogante croupier, pero una vez que el juego se volvió serio, sólo fue jugado por los dueños del casino"52
En tanto, los días habían transcurridos y el gobierno de Kennedy ofreció abundantes muestras de zozobra e indecisión. Esto hizo bajar los decibeles de temor en Krushev y los suyos; empero el 27 de octubre tuvo lugar un incidente que elevó la temperatura en Moscú y le indujo a poner fin a la crisis. Pero este episodio fue accidental y pareció asustar a la Casa Blanca en la misma medida que al Kremlin: "Un U2 norteamericano en un vuelo regular de muestreo atmosférico desde Alaska al Polo Norte escogió una estrella equivocada para orientarse en su camino de retorno y sobrevoló la península de Chokut, en la URSS. Los aviones soviéticos salieron a su encuentro y los norteamericanos despegaron de Alaska para escoltarle de vuelta. El avión extraviado estaba solicitando instrucciones en claro y no hubo enfreníamiento, pero hay razones para creer que Kruschov pensó que el vuelo podía ser el reconocimiento final previo a un ataque nuclear... Algunos de sus asesores, sin embargo, pensaron que el incidente había sido beneficioso, porque indujo a creer a los soviéticos que el presidente de los Estados Unidos debía ser tomado en serió".53
Krushev retiró el armamento y Kennedy suscribió "el compromiso". Castro se enteró de esta retirada por un despacho de la Associated Press el domingo 28 de octubre de 1962. Fidel, atónito y furioso "observó cómo los mismos soldados rusos que habían traído los proyectiles a Cuba los desmantelaban ahora y los embarcaban de regreso a casa. Castro se quedó solo... Entonces, mientras seguía lanzando maldiciones, Castro se dio la vuelta y en forma violenta pateó el enorme espejo que colgaba en el muro. Una verdadera lluvia de vidrios cayó sobre la oficina".54  Anota Kalfón que la furia de Fidel fue instantánea "pendejo, hijo de puta, cabrón" disparó contra Krushev. Cuatro meses después, Fidel reconoció que "si Khruschev hubiera venido personalmente le habría dado de puñetazos".55
El 20 de octubre, el mandatario soviético justificó el retiro alegando que la permanencia de los misiles "supondría la guerra mundial termonuclear.. .".56 Castro redobló la pirotecnia verbal disparando: "No ignorábamos que íbamos a ser exterminados en caso de guerra nuclear... Numerosos cubanos y soviéticos derramaron lágrimas al saber la decisión sorprendente, inesperada y prácticamente incondicional de retirar las armas".57  Concluye Anne Geyer anotando: "quedan pocas dudas de que Castro estaba perfectamente dispuesto a lanzar una guerra nuclear contra los Estados Unidos".58 y para más datos, esta postura fue confirmada por el mismísimo Nikita Khrushchev, cuando apareció el tercer volumen de sus memorias en el otoño de 1990 y en  ellas, sin ambages espetó: "Castro quería un ataque arrasador contra los Estados Unidos!".59
Respecto del indecoroso papel de Kennedy durante la pugna, dispara Lazo un durísimo análisis sosteniendo que "el poder de los Estados Unidos era incomparablemente superior al de la URSS, y que los gobernantes de ambas naciones sabían que esto era así. Los Estados Unidos...podían haber aplastado en dos o tres horas todas las instalaciones de alguna importancia y centros de población en Rusia, mientras que la capacidad de ataque de la URSS era insignificante. Aunque Kennedy tenía en sus manos todos los naipes del triunfo, facilitó al imperio comunista un refugio privilegiado en Cuba mediante el compromiso de no invasión... Después de la crisis, la Casa Blanca ordenó el arresto de los combatientes anticastristas radicados en los Estados Unidos y la confiscación de sus armas y embarcaciones, y este ha sido el triste destino que desde entonces han conocido los patriotas cubanos que luchan por la libertad de su tierra... Bajo las banderas de un farisaico liberalismo, el gobierno norteamericano tomó una serie de opciones políticas que podrían muy bien haberse denominado decisiones para el desastre"60 Sin embargo, por bien parecido y haber muerto joven tras un irresuelto asesinato, muchos consideraron a John F. Kennedy como un "estadista".
¿Y en que andaba Guevara en el marco de tamaño conflicto? Pues deprimido y envuelto en una gran desilusión porque los cubanos en particular y la humanidad en general no estallaron en mil pedazos. Según el máximo jefe de Inteligencia castrista, Manuel Piñeyro (nombre de guerra Barbarroja) el Che "Se encontraba terriblemente decepcionado por la decisión soviética de retirar los misiles de Cuba".61
Lo dicho por Piñeyro es confirmado por el propio Guevara, quien horrorizado con Krushev escribió: "Es el ejemplo escalofriante de un pueblo (el de Cuba) que está dispuesto a inmolarse atómicamente para que sus cenizas sirvan de cimiento a sociedades nuevas, y que cuando se hace, sin consultarlo, un pacto por el cual se retiran cohetes atómicos, no suspira de alivio, no da gracias por la tregua; salta a la palestra para dar su voz propia y única, su posición combatiente propia y única, y más lejos su decisión de luchar aunque fuera solo".62  Afirma Sebreli en cuanto a la actitud de Guevara que "El grado de entusiasmo demostrado durante la crisis de los misiles (1962) ante la posibilidad de una guerra atómica inminente mostraba su fervor belicista y su indiferencia por el destino del pueblo cubano, que podía ser aniquilado. Se dice que había querido dispararles a los aviones estadounidenses durante la crisis, como una incitación a la guerra. Su anhelo apocalíptico de una guerra mundial atómica no dejaba dudas".63 Con acierto O'Donnel sostiene que Guevara era "un adicto al desenfreno, a las situaciones límites; de todo hace una epopeya y goza mientras más poderoso es el adversario, pues más cercana estará su íntima aspiración al martirologio... su mayor placer reside en el cumplimiento del deber que se ha impuesto a sí mismo, en la apasionada persecución de quimeras sombreadas de tragedia... El Che... anhelaría un holocausto apocalíptico que tuviese a él y al pueblo cubano más como kamikazes heroicos que como víctimas, pues ése no sería más que el precio inevitable del daño infligido a su enemigo demonizado"64
En La Habana, ante la frustración de la guerra atómica tras el anuncio de la retirada de los cohetes, una muchedumbre bien manejada invadió las calles repitiendo un cántico poco grato para el poderoso premier soviético "¡Nikita, mariquita, lo que se da no se quita!"65
Intento de golpe de estado del Che en la Argentina
Guevara, tuvo desde siempre el sueño de hacer un golpe de estado en su país natal, la Argentina. Este experimento guevarista data de 1963, año en que se prepararon contingentes cubanos comandados por el argentino Jorge Ricardo Massetti (quien ya antes había operado como periodista en el órgano castrista Prensa Latina junto al colombiano Gabriel García Márquez). El objetivo de Guevara era implantar un campamento guerrillero en el norte argentino, en el monte de Oran situado en la provincia montañosa de Salta, con el fin de consolidar el foco y una vez afianzado este, llegaría el Che personalmente para encabezar una brava guerra contra la democracia, a la sazón liderada por el presidente constitucional Dr. Arturo Humberto lilia.
El Che tenía previsto acudir a Salta y para tal fin envió una expedición compuesta por hombres de su más entera confianza: "los dirigentes de aquella guerrilla pertenecían, todos prácticamente, al círculo más íntimo de colaboradores del Che: dos miembros de su escolta, su mejor amigo periodista, y su colaborador cubano de mayor cercanía".66 Asimismo, Jorge Massetti, jefe de la expedición, tenía por nombre de guerra "Comandante Segundo". ¿Quién era el primero?, obviamente el Che Guevara, quien estaba esperando que el grupo se consolidase para luego aterrizar. Incluso, Alberto Castellanos, uno de los expedicionarios recuerda que Guevara lo manda a llamar y le dice: "Yo voy pronto. Te vas a esperar ahí, vos vas a hacer el grupo de la gente y están ahí hasta que yo llegue".67
El periodista argentino Carlos Manuel Acuña (autor de numerosos ensayos dedicados al análisis del terrorismo y la subversión), cuenta que uno de los personajes que también preparó la invasión golpista contra Illia había sido el también argentino y agente castrista John William Cooke, quien "había facilitado muchos contactos para concretar los primeros reclutamientos".68
 Massetti primero debía hacer pie en Bolivia y desde allí, según palabras taxativas de Guevara hacia Massetti "habrá que cruzar la frontera, aferrarse al terreno, ampliar la presencia hacia otras zonas argentinas, hacerse notar en Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán...vos tenes por delante una misión de particular importancia... ¡nada menos que invadir la República Argentina para levantar al campesinado, crear un foco y catapultarse a los primeros lugares de este nuevo mundo que estamos haciendo!... Yo siempre estaré informado de todo lo que suceda, de tus progresos y necesidades. Las claves de la radio son bastantes simples y en esta etapa tendrás alguna ayuda del Partido Comunista Boliviano, aunque con muchos retaceos. Cuídate siempre de esos cabrones pero no te preocupes, la ayuda estará cerca de manera permanente".69 Relata Acuña que "En esas condiciones, con una frontera superada, al frente de los campesinos y mineros bolivianos que luego su sumarían, él mismo, el Che en persona, vendría a dirigir la nueva fase de las operaciones para instalar luego en la Argentina el foco principal que provocaría el gran incendio y permitiría alcanzar a Buenos Aires en medio de los vítores y los fusilamientos justicieros"70
El grupo invasor tomaría el nombre de Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), y además de los nombrados Masetti (comandante segundo) y el cubano Kermes Peña (capitán Kermes), estaba constituido por Federico Evaristo Méndez (Basilio), Ciro Roberto Bustos (Laureano -quien más adelante también combatiría en Bolivia junto al Che—) y una persona no identificada (Fabián).71 Seguidamente, sumarían diversas incorporaciones y contingentes de otras provincias argentinas ya contactadas por Cooke. Señala Acuña que "uno de los principales objetivos del comando instalado en las proximidades de Oran era -con apoyo de los grupos especiales que operaban en territorio boliviano- crear las condiciones que permitieran acelerar el reclutamiento entre estos zafreros que regularmente alcanzaban a veinte o veinticinco mil almas, un excelente caldo de cultivo para canalizar conflictos que convenientemente inducidos pudieran alcanzar el nivel de rebelión ".72
Pero este alocado emprendimiento contaba con un obstáculo infranqueable que, para variar, no previo el Che: el total apoyo del campesinado argentino a las fuerzas del orden y el natural desprecio por las ideas comunistas. Hasta tal punto esto fue así, que la Gendarmería ya había sido alertada por medio de las denuncias de los lugareños que advirtieron la presencia de elementos foráneos y movimientos anormales. Incluso, los nativos obraron voluntariamente de guías y rastreadores para los gendarmes.
Massetti no estaba a la altura de las circunstancias, no tenía personalidad para el mando y las diferentes células guerrilleras que se habían apersonado convivían en crispación y con permanentes problemas internos. Para hacerse de una impostada autoridad (que su personalidad per se no tenía), Massettí ordenó fusilar a dos de sus subordinados acusados de indisciplina (según el guerrillero y ex Comandante en Jefe de ERP -Ejército Revolucionario del Pueblo- Luis Mattini -banda guerrillera de línea guevarista que operó en Argentina en los años 70- a estos dos guerrilleros se los ejecutó porque fueron descubiertos practicando el onanismo),73
Algunos aprendices de guerrilleros recién llegados, horrorizados por las drásticas medidas, de inmediato lograron desertar. No obstante el descalabro, el sábado 18 de abril de 1964, se produjo el primer enfrentamiento con las fuerzas legales en el que murieron varios guerrilleros y también el suboficial de Gendarmería Juan Adolfo Romero. Las escaramuzas no se detienen y mientras los improvisados guevaristas van cayendo sucesivamente, poco después el EGP asesina a Pascual Bailón Vázquez, un civil, hachero de la zona, ajeno a la contienda pero a quien el cubano Hermes Peña acusaba de "informante".
La embestida final de las fuerzas legales no se hizo esperar: "Semanas más tarde, patrullajes destinados a encontrar a Masetti y a su ayudante Atilio descubrieron varias tumbas con los cuerpos de guerrilleros caídos y de los dos fusilados por sus propios compañeros... Durante mucho tiempo el final del comandante segundo y de su colaborador inmediato, permaneció en el misterio. Se tejieron varias novelas y versiones, como la que sostuvo durante meses que en las estribaciones de la Sierra Morada, se había encontrado un esqueleto que descansaba en una hamaca paraguaya y que presuntamente pertenecía al malogrado periodista.
'En realidad era el de César, en tanto se presume que Masetti y Atilio habrían caído al fondo de uno de los innumerables barrancos o habrían sido arrastrados por la corriente de algún río al intentar, débiles y enfermos, vadear cursos de agua en busca de una salida".74
El balance final de esta desventura nos arroja que: "sobre un total de treinta y dos guerrilleros identificados que actuaron en territorio salteño durante 1964 (no están considerados en este número los efectivos ubicados en Bolivia ni en restantes centros de reclutamiento del país, como así tampoco los colaboradores y simpatizantes detenidos) catorce fueron procesados y sentenciados, dos a cadena perpetua... y los doce restantes a penas entre dos y cuatro años de prisión; ocho fallecieron... (entre ellos Hermes Peña)... El grupo tuvo cinco prófugos, tres desertores y dos desaparecidos".75 La intentona golpista del Che contra un gobierno democrático en su país, se constituyó en otro contundente fracaso.
El hijo del periodista y guerrillero caído en desgracia Jorge Massetti (llamado igual que su padre) quien nació en Cuba y tras actuar como integrante de organizaciones subversivas en Argentina y Nicaragua se desempeñó además como agente casuista en México entre 1980 y 1983.76 brindó una entrevista periodística en 1998, de la que extraemos algunos fragmentos imperdibles:
"P: dada la estrecha conexión de tu padre con el Che Guevara, tanto profesional como íntima, hay una pregunta que se hace obligada: ¿Conociste al Che cuando eras muchacho? ¿Qué impresión tienes de él?
Masetti: Bueno, cuando él murió yo todavía era muy pequeño, o sea que una opinión fuerte sobre él no la tenía. Por supuesto, la suya es una imagen que me llega después durante la adolescencia de una manera muy fuerte, porque la guerrilla argentina, en la que muere mi padre, es la primera que dirige el Che por control remoto... desde Cuba. Esa fue la primera guerrilla que implanta el Che en Latinoamérica. Pero con toda honestidad, quizá por mi espíritu anárquico de siempre, nunca he idealizado a los hombres, siempre les he huido a santos laicos... Siempre he tenido un claro rechazo a la idealización de los hombres. Por lo tanto el Che no me seducía como personalidad...
P: Hay muy poca gente que duda que un factor fundamental del poder es el culto a la personalidad de Fidel Castro ¿cómo se relaciona esta circunstancia con tu desdén por los personalismos?
Masetti: Con toda honestidad yo me divertía mucho con eso en Cuba, me parecía bastante ridículo. Me acuerdo de una vez que mientras lo escuchaba hablar, pensaba: bueno, este tipo en la Argentina no llegaría ni a dirigente estudiantil, porque con la cantidad de estupideces que dice...
P: ¿No crees que habla bien?
M: Creo que habla bien hacia un sector muy particular de la población cubana. O al menos así era, porque creo que ya el discurso es tan vacío que no es suficiente para atraer la atención. Pero en cualquier caso, el discurso del Fidel Castro en un medio intelectual o estudiantil es francamente pobre... Si de algo yo estaba convencido era que el modelo político para América latina no era el cubano. A esa conclusión llego en el año 1986, cuando voy a Cuba a curarme de un accidente y vuelvo a encontrar antiguos amigos. Lo que encontré fue una colección de frustrados, castrados por el sistema. ..justamente, mi odio hacia Fidel Castro se debe fundamentalmente a que yo lo considero un estafador, un ladrón de ilusiones.
P:¿Más estafador que cualquier otro dictador?
M: Seguro. Mira, la diferencia es clara. Si tú perteneces al Movimiento Popular sabes que el dictador está enfrentado a ti. En este caso, el mismo dictador dice ser el jefe, el Movimiento Popular y la Revolución al mismo tiempo. Por lo tanto, creo que la calificación de ladrón de ilusiones le corresponde muy bien".

 NOTAS
1 Díaz Araujo, Enrique. Cuadernos Rojos, Revolución Marxista en América. "Los nuevos Cristeros", La Rosa Blanca, 2005, pág. 33,
2 Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro, Kosmos, 1991. pág. 230.
3    Ver Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel
Castro, Kosmos, 1991, pág. 231.
4    Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada. Minerva Books. 1972, pág. 235.
5    Lazo, Mario. Daga en el corazón. Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, págs. 235,265.
6    Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada. Minerva Books, 1972, pág. 285.
7    Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro,
Kosmos, 1991, págs. 231,232.
8    Dfaz Araujo, Enrique, La rebelión de la nada, o ideólogos de la subversión cultural, Cruz
y Fierro Editores, 1983, págs. 298.
9    Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janes
Editores, 1997, págs. 339, 340.
10    Lazo, Mario. Daga en el corazón. Cuba traicionada. Minerva Books, 1972, pág. 21.
11             Franqui, Carlos, Retrato de Familia con Fidel, Seix Barra!, Barcelona, 1981, págs. 256, 2S7, 258, 259, 260. Citado en Díaz Araujo, Enrique. Cuadernos Rojos, Revolución Marxista en América. "Los nuevos Cristeros", La Rosa Blanca, 2005, pág. 23.
12            Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 269.
13            Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 270.
14    Díaz Araujo, Enrique. Cuadernos Rojos, Revolución Marxista en América. "Los nuevos
Cristeros", La Rosa Blanca, 2005, págs. 34,35.
15    Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestra siglo. Plaza & Janes
Editores, 1997, págs. 340, 341.
I6             Díaz Araujo, Enrique. Cuadernos Rojos, Revolución Marxista en América. "Los nuevos Cristeros", La Rosa Blanca, 2005, págs. 34,35.
17    Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro,
Kosmos, 1991, pág. 232.
18    Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro,
Kosmos, 1991, pág. 232.
19           Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro, Kosmos, 1991, pág. 234.
2°            Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada. Minerva Books, 1972, pág. 301.
21    Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de tas Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro,
Kosmos, 1991, pág. 235.
22    Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 270.
23    Instituto Internacional de Cooperación y Solidaridad Cubana El presidio político en
Cuba comunista. Testimonio, ICOSOCV. Caracas, 1982, pág. 61. Citado en Dfaz Aranjo,
Enrique. Cuadernos Rojos, Revolución Marxista en América, "Los nuevos Cristeros", La Rosa
Blanca, 2005, págs. 38,39.
24    Díaz Araujo, Enrique. Cuadernos Rojos, Revolución Marxista en América. "Los nuevos
Cristeros", La Rosa Blanca, 2005, pág. 40.
25    Hug, Thomas. Cuba. La lucha por la libertad 1762-1970, 3, La República Socialista
195911970, Grijalbo, Barcelona, 1974. Citado en Díaz Araujo, Enrique. Cuadernos Rojos,
Revolución Marxista en América. "Los nuevos Cristeros", La Rosa Blanca, 2005, pág. 40.

26           Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 322.
27           Lazo, Mario. Daga en el corazón. Cuba traicionada. Minerva Books, 1972, pág. 329.
28 Ver Instituto Internacional de Cooperación y Solidaridad Cubana El presidio político en Cuba comunista. Testimonio, ICOSOCV, Caracas, 1982, págs.                70, 71. Dfaz Araujo, Enrique. Cuadernos Rojos, Revolución Marxista en América. "Los nuevos Cristeros", La Rosa Blanca, 2005, pág. 40.
29 Geyer, Georgie Anne. E! Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro, Kosmos, 1991, pág. 240.
30 Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro, Kosmos, 1991, pág. 240
31 Gambini, Hugo. El Che Guevara, La butgrcgta. Planeta, 19" ed., 2007, pág. 239.
32    Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 255,
33    Ver Díaz Aranjo, Enrique, La Guerrilla en sus libros, Tomo l,Ed. del autor, 2008, pág. 102.
34            Dfaz Aranjo, Enrique, taCuerníía en íí«ttf>n?j,Tomo 1,Ed. del autor, 2008, pág. 108.

35    \fer Díaz Araajo, Enrique, La Guerrilla en sus libros, Tomo 1, Ed. del autor, 2008, pág. 180.
36    Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 258.
37    Gambini, Hugo. El Che Guevara, La biografía, Planeta, 19" ed., 2007, pág. 249.
38    Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas, La historia oculta de Fidel Castro,
Kosmos, 1991, pág, 246.
39           Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro, Kosmos, 1991, pág. 247.
40    Geyer, Georgie Anne El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro,
Kosmos, 1991, pág. 248.
41    Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro,
Kosmos, 1991, pág. 249.
42    Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada. Minerva Books, 1972, pág. 359.
43    Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada. Minerva Books, 1972, pág. 359.
44    Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada. Minerva Books, 1972, págs. 361,362.
45    Ver Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 367.
46    Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 367.
47    Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág.. 373,
                 374,375, 376.
48    Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 376.
49    Lazo, Mario. Daga en el corazón. Cuba traicionada. Minerva Books, 1972, págs. 379,380.
5oLife Science Library, Ships, 1965.Time Inc., pág. 172,210, citado en Lazo, Mario. Daga
en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 377,
51 Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág, 381.
32 Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro, Kosmos, 1991, pág. 248.
53    Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro,
Kosmos, 1991, pág. 384,385.
54    Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro,
Kosmos, 1991, pág. 250.
55    Claude Julián, en Le Monde, París, 22,23 de marzo 1963, citado en Kalfon, Fierre. Che,
Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes Editores, 1997, pág. 381.
56            Claude Julián, en Le Monde, París, 22,23 de marzo 1963, citado en Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janes Editores, 1997, pág. 382.
57 Claude Julián, en Le Monde, París, 22,23 de marzo 1963, citado en Fierre Kalfon, Che. Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes Editores,1997, pág. 382
58    Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro,
Kostnos, 1991, pág. 250.
59    Geyer, Georgie Anne. El Patriarca de las Guerrillas. La historia ocultó de Fidel Castro,
Kosmos, J991,pég. 250.
60           Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books. 1972, págs. 39!, 392,393,399.
61            Ver Wolf, Marcus. Man without a FACE, Tunes Brooks, 1997, pág.. 310, citado en Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 275,
62    O'Doonetl. Pacho, Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana, 2" ed., 2005, pág. 207.
63    Sebreli, Juan José. Comediantes y mártires, Debate, 2008, pág. 133.
64    O'Donnell. Pacho, Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana. 2* ed., 2005, pág. 240.
65    Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes
Editores, 1997, pág. 383.
66    Castañeda, Jorge G. la vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 305.
67 Alberto Castellanos, entrevista con el autor, La Habana, 23 de enero, 1996, citdo en
Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 305.
68 Acuña, Carlos Manuel. Por amor al odio, La tragedia de la subversión en la Argentina. Ediciones del Pórtico. 3a ed., 2003, pág. 35.
69 Acuña, Carlos Manuel. Por amor al odio, La tragedia de la subversión en la Argentina. Ediciones del Pórtico. 3" ed., 2003, págs. 35,36,37.
70    Acuña, Carlos Manuel. Por amor al odio, La tragedia de la subversión en la Argentina.
Ediciones del Pórtico. 3* ed., 2003, pág. 36.
71    Ver Acuña, Carlos Manuel. Por amor al odio, La tragedia de la subversión en la
Argentina. Ediciones del Pórtico. 3* ed., 2003, pág. 37.
72    Acuña, Carlos Manuel. Por amor ai odio, La tragedia de la subversión en la Argentina.
Ediciones del Pórtico. 3" ed., 2003, págs. 40,4Í.
73    Ver Mattmi, Luis. Los Perros, Memorias de un combatiente revolucionario. Continente,
2a ed., 2006, pág. 218.
74    Acuña, Carlos Manuel. Por amor al odio. La tragedia de la subversión en ¡a Argentina.
Ediciones del Pórtico. 3a ed., 2003, pág. 73.
75    Acuna, Carlos Manuel. Por amor al odio. La tragedia de la subversión en la Argentina.
Ediciones del Pórtico. 3a ed., 2003, pág. 73.
76    Ver Acuña, Carlos Manuel. Por amor al odio, La tragedia de la subversión en la
Argentina. Ediciones del Pórtico. 3" ed., 2003, pág. 79.
77    Transcripta por el periodista Xavuer Utset para la revista Contacto Internacional citado
en Acuna, Carlos Manuel. Por amor al odio, La tragedia de la subversión en la Argentina.
Ediciones del Pórtico. 3" ed., 2003, págs. 78 a 83.