domingo, 30 de octubre de 2016

La Otra Cara de Karl Marx (2)

La Otra Cara de Karl Marx (2) (Nacionalismo Católico NGNP)

¿Fue Karl Marx un Satanista?
Escrito por Richard Wurmbrand

(Segunda parte)

Oulanem Quiere Venganza

Poco después que Marx recibió este certificado, algo misterioso sucedió en su vida: se volvió profunda y apasionadamente anti-religioso. Un nuevo Marx comenzó a emerger.
En una poesía escribe: "Deseo vengarme de Aquel que gobierna en lo alto".' Así que estaba convencido de que hay Alguien que gobierna. El estaba en pleito con El. Sin embargo, Aquel en lo alto no le había hecho ningún daño. Marx pertenecía a una familia de relativamente buena posición. En su niñez no pasó hambre. Estaba mucho mejor que la mayoría de sus compañeros estudiantes. ¿Qué fue lo que produjo este odio terrible contra Dios?

 
No se conoce ningún motivo personal. ¿Estaba siendo acaso Karl Marx en esta declaración sencillamente el vocero de otro? En una edad en que todo joven normal tiene hermosos sueños de hacer el bien a otros y preparar una carrera para sí mismo, ¿por qué escribió estas líneas en su poema Invocación de un Desesperado?

Pues un dios ha arrebatado de mí todo
En la maldición y tormento del destino,
Todos sus mundos idos irrevocablemente
Solamente me resta la venganza.
Construiré mi trono en las alturas,
En una cumbre inmensa y fría.
Por su baluarte - supersticioso espanto.
Por su alguacil - la más negra agonía.

Quien lo mire con ojos sanos,
Regresará mudo, con palidez mortal,
En garras de mortandad ciega y fría.
¡Que su felicidad prepare su tumba! 

Las palabras "me construiré mi trono en las alturas" y la confesión que de quien se sienta en este trono sólo emana espanto y agonía, nos recuerda el orgulloso alarde de Lucifer: " Subiré al Cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios levantaré mi trono". (Isaías 14:13)
Pero, ¿por qué desea Marx un trono tal? La respuesta se encuentra en un drama poco conocido que Marx también compuso durante sus años estudiantiles, titulado Oulanem. Para explicar el título necesitamos cierta digresión.
Existe una iglesia de Satanás. Uno de sus ritos es la misa negra, la cual recita a medianoche el sacerdote satanista. Colocan velas negras al revés en el candelabro. El sacerdote se viste con su ornada túnica, pero con el forro hacia afuera. Dice todo lo que se indica en el libro de oraciones, pero leyendo desde el final hacia el principio. Los nombres santos de Dios, Jesús y María, se leen a la inversa. Un crucifijo es colocado boca abajo o es pisoteado. El cuerpo de una mujer desnuda sirve de altar. Una ostia consagrada, robada de alguna iglesia e inscrita con el nombre de "Satanás" es usada en una parodia de la comunión. Durante la misa negra se quema una Biblia. Todos los pre­sentes prometen cometer los siete pecados capi­tales, según son enumerados en los catecismos católicos, y a nunca hacer ningún bien. Tras esto, sigue una orgía.
El culto al Diablo es muy antiguo. Deute­ronomio 32:17 dice que los judíos "sacrificaron a io
los demonios". Más adelante, el rey Jeroboam de Israel, ordenó sacerdotes para los demonios. (11 Crónicas 11:15)
De manera característica, Oulanem es una inversión de un nombre santo: es un anagrama de Emmanuel, un nombre bíblico de Jesús que signi­fica en hebreo "Dios con Nosotros".
Tales inversiones de nombres se consideran efectivas en la magia negra.
El drama Oulanem se puede comprender sola­mente a la luz de la extraña confesión que hizo Marx en un poema titulado El Violinista, al cual trataron de restar importancia después tanto él mismo como sus seguidores.

Los vapores infernales suben y llenan la mente,
Hasta que enloquezco y mi corazón es totalmente cambiado.
¿Ves esta espada?
El Príncipe de las Tinieblas Me la vendió.
Para mí marca el compás, y da las señales.
Cada vez con más osadía, toco el baile de la muerte,9
Estas líneas cobran significación especial cuando nos enteramos de que en los ritos de iniciación superior del culto satanista, se le vende una es­pada encantada al candidato, la cual le asegura éxito. Paga por ella firmando un pacto con sangre de sus venas, de que su alma pertenecerá a Satanás después de morir.
Y ahora, una cita del drama Oulanem:
Y ellos son también, Oulanem, Oulanem.
Nombre que resuena como la muerte, resuena
Hasta que perece, arrastrándose miserablemente.
Detente, ¡lo tengo ahora! Surge desde mi alma
Tan claro como e1 aire, tan fuerte como mis propios huesos.
Aun tengo fuerza en mis juveniles brazos
Para agarrarte fuertemente y triturarte
[es decir, a la humanidad personificada]
Con tempestuoso poder
Mientras que para ambos se abre el abismo
desmesuradamente en la oscuridad.
Te hundirás y yo te seguiré riendo a carcajadas;
Murmurando en tus oídos, "Desciende,
amiga: ven conmigo”.

La Biblia, que Marx había estudiado en sus años de escuela superior y que conocía muy bien en sus años de madurez, dice que el Diablo será atado por un ángel y echado en el abismo (Apoca­lipsis 20:3). El deseo de Marx es arrastrar a toda la humanidad adentro de este abismo reservado para el Diablo y sus ángeles.
¿Quién habla a través de Marx en este drama? ¿Es razonable suponer que un joven estudiante abrigue como el sueño de su vida una visión de la humanidad entrando en el abismo de oscuridad ("oscuridad exterior" es un término bíblico que se refiere al "infierno"), y a sí mismo riendo a carca­jadas mientras va tras aquellos a quienes guió en la incredulidad? En ninguna parte del mundo se cultiva este ideal, excepto en los ritos de inicia­ción de la iglesia de Satanás, en sus niveles más altos.
Llega el momento de la muerte de Oulanem. Sus palabras son:

Arruinado, arruinado. Mi tiempo ha terminado.
El reloj se ha detenido, la casa enana se ha derrumbado.
Pronto abrazaré la eternidad en mi pecho,
Y pronto rugiré gigantescas maldiciones sobre la humanidad.

Marx había amado el mundo de Mefistófeles en Fausto; "Todo lo que existe merece ser destruido". Todo, incluyendo el proletariado y los camaradas. Marx citó estas palabras en El 18 de Brumario.13 Stalin actuó basado en ellas y destruyó aun a su propia familia.
La secta satanista no es materialista. Cree en la vida eterna, Oulanem, la persona por quien habla Marx, no disputa el hecho de la vida eterna. Lo afirmó, pero como una vida de odio magnificado en extremo. Vale la pena hacer notar que eter­nidad para los demonios significa "tormento". Por eso jesús fue reprochado por los demonios: "¿Has venido para atormentarnos antes de tiem­po?" (Mateo 8:29).
Lo mismo sucede con Marx:

¡Ah, la eternidad! nuestra aflicción eterna.
Muerte indescriptible e inmensurable,
Vil, artificialmente concebida para mofa nuestra,
Nosotros, mecanismos como relojes, ciegamente maquinales,
Hechos para ser los necios almanaques del Tiempo y el Espacio,
Sin más propósito que acontecer; ser arruinados,
Para que haya algo que arruinar.


Comenzamos a comprender lo que ha sucedido al joven Marx. Había tenido convicciones cris­tianas, pero no había llevado una vida com­patible con ellas. La correspondencia con su padre da testimonio de su despilfarro de grandes sumas de dinero en placeres, y de sus constantes querellas con la autoridad paternal sobre éstas y otras cuestiones. Luego puede que haya sucum­bido a las doctrinas de la altamente secreta Iglesia de Satanás y recibido los ritos de iniciación. Satanás, quien habla a través de sus adoradores en sus orgías halucinogénicas. Así pues, Marx no es sino el vocero de Satanás cuando pronuncia en su poesía Invocación de un Desesperado las palabras "deseo vengarme de Aquel que gobierna en lo alto".
Escuchemos el final de Oulanem:
Si existe Algo que devore,
Saltaré adentro, aunque traiga el mundo a su ruina­
El mundo que se dilata entre mí y el abismo,
Lo destrozaré en pedazos con mis perennes maldiciones.
Estrecharé mis brazos alrededor de su cruel realidad:
Abrazándome, el mundo sucumbirá estúpidamente,
Y entonces se hundirá en la nada absoluta,
Fenecido, inexistente: eso sería vivir verdaderamente.
 

En Oulanem, Marx hace lo que hace el Diablo: entregar la raza humana toda a la condenación. Oulanem es probablemente el único drama en el mundo cuyos personajes están conscientes de su propia corrupción, de la cual hacen gala y celebran con convicción. En este drama no hay blanco y negro. No existe Claudio ni Ofelia, lago ni Desdemona. Aquí todo es negro y todos revelan aspectos Mefistofélicos. Todos son satánicos, todos están corrompidos y condenados.
(Fin de la segunda parte)  NCNGNP