domingo, 15 de mayo de 2016

El genocidio de La Vendée a manos de la República jacobina

El genocidio de La Vendée a manos de la República jacobina


Algo frecuente durante la guerra de La Vendée. Misas clandestinas celebradas en los bosques

Jorge Fernández Zicavo
En esta nota propongo reflexionar sobre una terrible paradoja de la historia universal: que una Revolución radical, estructural, que pretenda ofrecer a la humanidad un sistema político-económico progresivo, de mayores libertades, fraternidad, disminución de las desigualdades sociales y materiales entre los individuos... igualdad jurídica, derechos humanos y justicia social... un gran salto en la hegeliana marcha hacia "el reino de la libertad" en definitiva, debe pasar, fatal e inevitablemente, por un largo y sangriento proceso represor y genocida aplastando a la clase social que se resista a perder su poder y privilegios.

El ejemplo paradigmático es, por supuesto, la más radical y trascendental Revolución de todos los tiempos: la francesa, de 1789. La Gran Revolución, como ha sido calificada en los ámbitos académicos, o "la madre de todas las revoluciones" como diríamos hoy, pues resultó decisiva, como ejemplo, para la posterior Revolución rusa-bolchevique de 1917 que sus líderes habían estudiado exhaustivamente. Desde el punto de vista táctico y estratégico, claro está, pues su objetivo no era implantar una democracia capitalista-burguesa tras la monarquía feudal y terrateniente de los zares y su nobleza, sino una dictadura del proletariado que exterminara a la burguesía para acceder a una sociedad comunistas sin clases. Recordemos que, siguiendo las enseñanzas de la Revolución francesa y de sus "camaradas" jacobinos, los bolcheviques también asesinaron al zar Nicolás II, a su esposa la zarina y a sus hijos.
Naturalmente, no es posible reconstruir aquí el largo proceso de la Revolución francesa desde la gran crisis económica durante el reinado de Luis XVI, detonante de la sublevación del tercero de los Estados Generales que estructuraban el régimen monárquico absolutista por derecho divino, a modo de un Parlamento consultivo: la burguesía comercial e intelectual ilustrada (siendo el primero la nobleza terrateniente y el segundo, el clero).
Tampoco, resumir los pormenores de las dos corrientes revolucionarias (moderados girondinos: Dantón, y radicales jacobinos: Robespierre), más la plebe analfabeta y lumpen de los sans-coulottes que unos y otros movilizaron demagógicamente. Ni siquiera, de la etapa del Terror, y la siguiente del Gran Terror termidoriano desatadas ambas por los jacobinos contra Luis XVI, su familia y la nobleza, así como contra Dantón y varios girondinos, mediante guillotinas que finalmente también cortarían las cabezas de Robespierre o Saint Just, entre otros.
Aquí mencionaré, muy someramente, la mayor tragedia de aquella Revolución de la que ahora todas las democracias son deudoras: la guerra y genocidio, en toda la costa atlántica francesa, con epicentro en la Vendée.
Básicamente, sucedió que los ciudadanos de aquella región, y en particular de la Vendée, partidarios de la monarquía y fervientes católicos, se enfrentaron al nuevo régimen revolucionario y masónico surgido desde la célebre jornada del 14 de julio de 1789 en la que las turbas asaltaron la parisina prisión de la Bastilla para aprovisionarse de la pólvora allí depositada. No para liberar prisioneros, como se dijo, pues solo había siete delincuentes comunes.
En aquella guerra de la Vendée (abril, 1793 – noviembre 1794) se enfrentaron la Guardia Nacional (el nuevo ejército francés, republicano y revolucionario) contra un improvisado ejército regular católico y monárquico, complementado con grupos de guerrilleros, para decidir si la Revolución democrática-burguesa acabaría o no, con el tradicional régimen de monarquía absolutista que entonces imperaba en Francia y en toda Europa. El detonante fue que los sacerdotes "rebeldes" al nuevo régimen no pudieran oficiar la misa en sus iglesias; y la orden de una leva obligatoria de 300.000 hombres para engrosar las filas de la Guardia Nacional ante la anunciada invasión de Francia por ejércitos de las monarquías europeas: Inglaterra, Bélgica, España, Suiza, Austria, Hungría, Italia, etc., tras conocerse la ejecución de Luis XVI y la familia real. Invasiones que serían derrotadas y provocarían una contraofensiva que llevaría a las tropas francesas republicanas hasta Roma y Egipto.
Las operaciones de la Guardia Nacional, mediante unidades exterminadoras denominadas "columnas infernales", llevaron a cabo una masacre de los combatientes realistas y de la población civil que alcanzaría cifras y procedimientos de genocidio, hasta el punto de haber sido el primero de la Modernidad, etapa de la historia universal que, precisamente, se iniciaría con la Revolución Francesa poniendo fin a la Edad Media y posterior Renacimiento.
Las "columnas infernales" bajo el mando de los generales Westermann, Carrier o Turreau, entre otros, incendiaron iglesias, pueblos, ciudades y cosechas, mataron el ganado, envenenaron los pozos de agua con arsénico y exterminaron a un mínimo acreditado de 150.000 vendeanos, incluyendo ancianos, mujeres y niños, con una inaudita crueldad. Por ejemplo: miles de civiles y combatientes fueron ahogados en el río Loira. Mujeres embarazadas a las que abrían el vientre con bayonetas. Bebes lanzados al aire y ensartados al caer. Niñas asesinadas tras ser violadas por varios soldados. El célebre Fouché amontonaba junto al río Ródano grupos de 100 prisioneros maniatados y les disparaba... cañonazos... a pocos metros, siendo rematados los sobrevivientes con los sables de la caballería. Incluso, anticipando a los campos de exterminio nazis, se llegó a quemar cadáveres de mujeres para aprovechar terapéuticamente su grasa en los hospitales, y de hombres despellejados desde la cintura hasta el talón, para hacer con las pieles de sus piernas, previamente curtidas, unos pantalones-mallas para los oficiales de caballería. "La piel de los hombres es más elástica y fuerte que la de las mujeres y la gamuza", explicaron por escrito. Al final de la campaña, Westerman informaría: "La Vendée ya no existe"
Este genocidio está sobradamente documentado en los archivos oficiales, es bien conocido por historiadores e investigadores académicos y generado una amplia bibliografía, pero la "corrección política" festeja todos los aniversarios de la gloriosa Revolución de Liberté, Egalité, Fraternité sin mencionarlo, presentándola solo en su aspecto positivo; como el origen de la primera República democrática e ilustrada de la Historia que, tras un largo proceso marcado por la Convención termidoriana, el Directorio, una fugaz Restauración monárquica, el Imperio napoleónico y varias constituciones, se "exportaría" a toda Europa y América junto con su Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Y esta es la gran y trágica paradoja que puede sacarse del avance social y político de la humanidad en su larga marcha desde las primeras civilizaciones de la Antigüedad (Egipto, Asiria, Persia, Babilonia… ) pasando por la Atenas de Pericles y la Roma de los césares con sus repúblicas aristocráticas, censitarias y esclavistas: que este progreso hacia las repúblicas democráticas que hoy disfrutamos, al igual que la fundación de todos los Estados nacionales, están cimentadas en dantescas masacres y en guerras, civiles y entre naciones. Un drama bien resumido en el famoso aforismo de Marx "la violencia es la partera de la historia"
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Bibliografía utilizada:
El sistema de despoblación, Francoise-Noel Babeuf (1)
La Revolución Francesa, Jean-Pierre Bois
La guerra de la Vendée, Alberto Bárcena Pérez
Los monstruos políticos de la Modernidad, Ma. Teresa Glez Cortés
(1) Llamado también, "Gracchus" Babeuf, era un revolucionario "comunista", en el sentido primitivo del término. Digamos, un socialista radical, pre-comunista. Contemporáneo y protagonista de la Revolución Francesa, publicó en su periódico "El tribuno del pueblo" todas las informaciones (a pesar de estar censuradas) sobre el genocidio de la Vendée. Fue ejecutado en 1797 por encabezar "La conspiración de los iguales" contra el gobierno de la Convención Termidoriana (la "derecha" o sector conservador, de la Revolución Francesa, que puso fin a la dictadura de la ultra izquierda jacobina y de sus dos oleadas de "Terror", ejecutando a Robespierre y Saint-Just el 10 de julio (Termidor, según el calendario de la Revolución), de 1794.