miércoles, 25 de febrero de 2015

Bolívar “En el País de los Políticos”

Bolívar “En el País de los Políticos”

Por: Jorge Mier Hoffman
Este artículo está inspirado en el relato “Alicia en el País de las Maravillas” de Lewis Carroll, que en su novela nos dibujó un país de ilusiones donde se mezclan la fantasía y la realidad, como “El País de los políticos” donde reina una casta política improductiva e invidente a un futuro que se proyecta a una velocidad vertiginosa, a la par de las ciencias y la tecnología, que va dejando atrás a los pobres reinos anclados en la ineficiencia, la ignorancia, la demagogia y la corrupción… Como dijo el novelista inglés en sus reflexiones: “¡Qué pobre memoria es aquélla que sólo funciona hacia atrás! Uno de los secretos de la vida, y que realmente vale la pena, es lo que hacemos por lo demás” - Lewis Carroll
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El “mesianismo” es el estilo de gobierno en “El País de los Políticos”; donde la añoranza de un líder y la imposición de un modelo económico ideológico, son dos utopías que siembran en la esperanza del pueblo la fantasía por una mejor calidad de vida… Pero sin embargo, este ensueño ideológico es contrario a la Doctrina Progresista del Libertador, que al analizar los distintos modelos económicos (socialismo, comunismo, capitalismo, absolutismo) nos advirtió:
"Los códigos, los sistemas, los estatutos por sabios que sean son obras muertas que poco influyen sobre las sociedades: ¡hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados constituyen las repúblicas!" - Simón Bolívar
En “El País de los Políticos” no hay Unidad Nacional y no impera la Justicia ¡Sino todo lo contrario..! Puesto que no hay un respeto por la Ley ni por sus instituciones… Lo que sí existe es un país anarquizado entre dos posturas antagónicas e irreconciliables: OFICIALISMO y OPOSICIÓN… Ambos bandos en disputa por el Poder y en busca permanente de un nuevo mesías… En cuanto al OFICIALISMO, éste se caracteriza por cultivar el culto a la personalidad que alimenta el ego y sus cuentas bancarias… mientras que la OPOSICIÓN se caracteriza por no cultivar dirigentes, sino actores de pacotilla que se hacen llamar “líderes”, no por la intelectualidad y dones histriónicos que gusta al populacho, sino que, en su incapacidad, se subroga la inconformidad generalizada por la inseguridad y la crisis económica que infecta al país como una pandemia que se cura en cada elección. Por ello Bolívar sabiamente sentenció:
“Si un hombre fuere necesario para sostener un Estado, ese Estado no debería existir, y al fin no existiría” – Simón Bolívar
En “El País de los Políticos” el ciudadano, común y silvestre, se siente atrapado entre la incertidumbre y la frustración de no encontrar la salida a una crisis, moral e institucional, que degrada su calidad de vida y lo hace prisionero de la inseguridad, el desabastecimiento, el acaparamiento y la especulación… Es decir… que lo coloca al borde del abismo de la desesperanza de tener que huir de “El País de los Políticos” donde reina la injusticia y la autocracia partidista, como las dos lacras de la sociedad, como bien alertó Bolívar:
"Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos" – Simón Bolívar
Y mientras el resto de las naciones del planeta compiten en eficiencia, efectividad y crecimiento económico, en procura de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, por el contrario, en “El País de los Políticos” la dirigencia sigue aferrada al mesianismo de nuevos personajes que conduzcan los designios del OFICIALISMO y de la OPOSICIÓN…
Por fortuna..! en “El País de los Políticos” no sólo hay burócratas… sino está un pueblo heredero de la gesta emancipadora del Gran Libertador, que espera pacientemente el momento de organizarse en un “Gran Pacto de Voluntad Nacional” para asumir, como hace 196 años, el compromiso de instaurar en verdadero modelo económico que trazó el Libertador para Venezuela:
“El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política” - Simón Bolívar