jueves, 4 de diciembre de 2014

“No dejen que se extinga el cristianismo en Oriente Medio”

“No dejen que se extinga el cristianismo en Oriente Medio”




El pasado jueves el padre Nadaf acudió al Parlamento español para dar testimonio de la tragedia que se abate sobre los cristianos del Medio Oriente y pedir que se deje de satanizar al único país de la zona en que los seguidores de Cristo gozan de plena libertad y seguridad: Israel, “el Estado judío”, puntualizó.
El Medio Oriente está empapado en sangre cristiana, clamó sin levantar la voz este sacerdote greco-ortodoxo de Nazaret que no se considera árabe sino arameo (‘Los árabes arrasaron con nuestra cultura’, denuncia; y aprovecha para informar de que el Estado de Israel acaba dereconocer su especificidad). 
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‘En diez años han sido asesinados más de un millón de cristianos en el Medio Oriente y el norte de África’, puso cifras al espanto. ‘Es decir, uno cada cinco minutos’. Se detuvo especialmente en los casos de Irak y Siria: en los últimos años habría abandonado su país el 77% de sus correligionarios iraquíes, y en Siria apenas quedan 250.000 de los dos millones que hubo. Si hace un siglo los fieles a Cristo eran el 22% de la población mesoriental, hoy apenas alcanzan el 4%. Así que ‘en diez años no veo cristianos en la región’, lanzó el tétrico augurio.
Pero, lejos de abandonarse al fatalismo, pidió ayuda: ‘Por favor, no dejen que se extinga el cristianismo en Oriente Medio’.
Su petición en modo alguno fue lastimera. De hecho, fue más bien una demanda. Una exigencia. ‘¿Dónde está el mundo cristiano? ¿Qué les puedo decir a mis correligionarios cuando me preguntan? ¿Que recen? Ya rezan. Pero luego lo pierden todo. ¿Acaso el mundo dice algo de la persecución contra los cristianos? Por desgracia, no’.
Por desgracia, abundó el padre Nadaf, el mundo parece más interesado en acosar a Israel, ‘el único Estado donde podemos disfrutar de seguridad, que garantiza nuestras libertades, que muestra gran consideración por nosotros’. A su juicio, al proceder así la comunidad internacional comete un “doble crimen”: carga contra la única democracia de la región y alimenta a sus enemigos terroristas, tan numerosos. Por eso llamó, en nombre del mismo Cristo, a poner fin al antiisraelismo piafante en buena parte del mundo, y condenó sus efectos deletéreos.
Su comparecencia, ya digo, fue el jueves 27. El martes de la semana anterior el mismo Parlamento que lo acogía instó al Gobierno español a reconocer el Estado palestino; así que, como no podía ser de otra forma, se le preguntó al respecto. Y el padre Nadaf, que en todo momento evitó politizar su comparecencia, instó a los diputados españoles a que se preocupen de las condiciones de vida que padecen los cristianos en los territorios palestinos y denunció el uso criminal que se da a buena parte de la ayuda internacional que va a parar a Gaza y Cisjordania. Por lo que hace a las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, en este momento rotas, se mostró partidario de la prudente calma. ‘No hay que darse prisa, así luego no habrá que volver a arrepentirse’.
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Dos días después, el padre Nadaf fue el invitado de honor de la fiesta que la Comunidad Judía de Madrid organizó con motivo de la concesión del premio Or Janucá, que este año recayó en la asociación ACOM. Su discurso, en el que llamó al mundo judeocristiano a librar unido la batalla por la libertad, fue saludado con una cerrada ovación.
(Nota del autor: asistí a la comparecencia del padre Nadaf sin grabadora, tomé nota de sus palabras en una libreta. Los pasajes que no son una transcripción estrictamente literal van marcados con comillas simples