martes, 16 de diciembre de 2014

La justificación de la tibieza ante la neo iglesia - Augusto TorchSon

La justificación de la tibieza ante la neo iglesia -

 Augusto TorchSon



  El innoble silencio de los sacerdotes ante las herejías del obispo de Roma y sus gestos cada vez más groseros en apoyo a los más anticristianos movimientos en el mundo entero, ya es algo que no tiene ningún tipo de justificativo.
  La obscena y profana "misa criolla" promovida por Bergoglio en el mismísimo Vaticano, realizada por prosodomitas y abortistas reconocidos públicamente, así como un manifiesto apoyo al indigenismo anticristiano y antihispanista, requieren de una denuncia pública de parte de quienes se dicen ministros de Cristo. 
Sin embargo estos perros mudos, colaboran con su cobardía y tibieza a la conducción masiva de almas al infierno con su indiferencia a la que llaman prudencia. Y me refiero especialmente a los que con inmensa caradurez se dicen tradicionalistas; a los que escupen cuanta grosería se les viene a la mente con respecto a Bergoglio siempre y cuando estén en el más hermético y cuidado de los ambientes, y así calman sus conciencias creyéndose "soldados de Cristo" por realizar sus privadas defensas de la fe. Vaya esto también para sus seguidores laicos.
  Estos son más culpables que los progresistas. Son los que mandan información para que publiquen otros, los que invitan a otros para que digan lo que ellos no se atreven a decir y los que se disfrazan de nacionalistas y ortodoxos observando formas exteriores tradicionales, pero escondiendo la vela debajo de la mesa aduciendo "prudencia" y "cuidar a los que tienen a cargo". Nunca pensando en que la mejor manera de cuidar a sus subordinados es predicar la verdad a tiempo y destiempo.
  Ven, escuchan y se lamentan en privado de todas las transgresiones a la sana doctrina, más contribuyen con sus pecados de omisión a la propagación de las mismas. TRAIDORES. CURAS, OBISPOS, CARDENALES.
  En unos pocos días tuvimos que escuchar que el cielo no es un lugar sino un estado, que todos nos iremos al mismo, "todos", incluso los perros, cerdos, serpientes, zorrinos y sanguijuelas, de boca del "number one" de la neo iglesia, y sin embargo, todos estos "tradicionalistas" cuchichean y hasta como dice el mismo Bergoglio "chismorrean" pero nunca se paran a gritar lo que corresponde. Al que le quepa el sayo que se lo ponga.
  Incluso tuvimos que escuchar a Bergoglio mentir una vez más, cuando arremetiendo contra los que cumplen con los preceptos de la Iglesia y respetan su doctrina, a los que siempre llama hipócritas; dijo: “Pío XII nos liberó de aquella cruz tan pesada que era el ayuno eucarístico”. “Tal vez alguno de ustedes lo recuerdan. Ni siquiera se podía tomar una gota de agua. ¡Ni siquiera! Y para lavarse los dientes, se tenía que hacer sin tragar agua. Yo mismo de muchacho fui a confesarme de haber hecho la comunión, porque creía que una gota de agua había ido dentro. Es verdad ¿o no? Es verdad. Cuando Pío XII cambió la disciplina – ‘¡Ah, herejía! ¡No! ¡Ha tocado la disciplina de la Iglesia!’ – tantos fariseos se escandalizaron. Tantos. Porque Pío XII había hecho como Jesús: ha visto la necesidad de la gente. ‘Pero pobre gente, ¡con tanto calor!’. Estos sacerdotes que celebraban tres Misas, la última a la una, después de mediodía, en ayunas. La disciplina de la Iglesia. Y estos fariseos eran así – ‘nuestra disciplina’ – rígidos en la piel, pero como Jesús les dijo, ‘putrefactos en el corazón’, débiles, débiles hasta la putrefacción. Tenebrosos en el corazón”. (Aquí)
  Como nos recuerda nuestra amiga Maite C, el catecismo de San Pio X que se utilizaba en ese entonces, con toda claridad prescribe: 635.- ¿Qué ayuno debe guardarse antes de la Sagrada Comunión? – Antes de la Sagrada Comunión debe guardarse el ayuno eucarístico, que consiste en abstenerse de alimento sólido o bebida alcohólica tres horas antes de comulgar, y de alimento líquido o bebida no alcohólica, una hora antes de la comunión. El agua natural puede tomarse a cualquier hora y en cualquier caso. Los enfermos pueden tomar verdaderas medicinas, sólidas o líquidas, y bebidas no alcohólicas en cualquier tiempo y sin ninguna limitación.
  Y ante esto, ¿Cuántos “tradicionalistas” que usan como estandarte la imagen y el magisterio de este Santo Papa (Pio X), van a salir a decir públicamente que miente Bergoglio con todos sus dientes?
  Se tuvo que inventar el neologismo "misericordear" para definir irónicamente la acción bergogliana de silenciamiento y castigo a los "verdaderos católicos, tradicionalistas y ortodoxos", mientras se les abría las puertas a los fornicarios, adúlteros, afeminados, sodomitas, ladrones, borrachos, etc., en su condición de tales; y la respuesta de estos sedicentes "guerreros" es que "hay que ser prudentes y esperar a que las condiciones estén dadas para hablar públicamente". Esto significa "cuando nos aseguren que no habrá consecuencias, pueden contar con nuestro apoyo".
  Sin ser especialista en psicología, entiendo que la gente sigue a quienes consideran que tienen autoridad. Así, aunque erróneamente, se sigue sin discutir y sin entender lo que se manda y lo que se impone, cuando se confía en el mandante. Es como llegamos al obediencialismo que prescinde de cualquier uso de la razón y de formación, confiando en quien ostenta la figura del líder. Sin dejar de cuestionar la comodidad que esta postura implica, es interesante observar como cuando siendo varios los referentes a quienes se les reconoce autoridad, al haber disenso entre ellos, la gente empieza a cuestionarse el seguir obedeciendo ciegamente y empieza a considerar la conveniencia de optar por seguir a unos u otros.
  Proponemos a tal fin un extracto de la película francesa "I como Icaro" que subimos aquí. http://youtu.be/35JwJw1Xdy8
  Trasladada la situación a la Iglesia pudimos observar como los católicos ignorantes de su fe (aquí podemos hablar de un porcentaje muy superior al 90%); cuando vieron a gente que se consideraba seria y respetable, cuestionar las transgresiones de Bergoglio y sus protegidos; tal el caso del Cardenal Burke, Mons. Schneider, etc., los fieles confundidos e ignorantes, empezaron a cuestionarse lo que antes les sonaba extraño, pero al no tener los elementos adecuados para el discernimiento, preferían confiar en lo que creían que correspondía, es decir, seguir al que tiene que "representar" a Cristo, aunque en los hechos lo traiciona constantemente.
  Y así, a partir del Sínodo, donde se cuestionaron y pusieron a consideración, las mismas enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, es que muchos fieles, habiendo escuchado las voces en defensa de la verdadera Fe, se empezaron a preguntar si estaban en lo correcto al seguir a este adulador de las masas que desprecia todo lo que le sugiera pureza, santidad, orden y heroísmo, tratando por el contrario de nivelar hacia abajo, llevándonos hacia lo ordinario y vulgar, nunca mirando al cielo. Y lógico resulta si tiene esa concepción del Paraíso a la que antes nos referimos.
  Aunque sin lugar a dudas se tiene que cumplir lo previsto en las Sagradas Escrituras para los últimos tiempos y la impostura religiosa tiene que ser inmensa, mucho bien harían, quienes ostentan el título de pastores de advertir a sus ovejas de no seguir falsas doctrinas, denunciando a quienes las transmitan, ocupen el puesto que sea.
  Una vez más, y sin importar ser reiterativos, tenemos que mencionar la importancia de dar batalla sin que nos corresponda la victoria, ya que ésta sólo le corresponde a Dios. Que sean nuestras heridas en la misma la que den testimonio de nuestra fidelidad y entrega a la causa de Cristo. E invitando a quienes son destinatarios de estas duras palabras a que dejen su comodidad y tibieza, les advertimos que aunque prediquen el juicio particular, no creen en él, ya que no pueden hablar de lo que no dan testimonio. Porque si creen que van a ir al cielo quedándose callados, más bien, el lugar al que irán, será el que predica el “obispo de Roma”, incluyendo en el mismo a las alimañas y no al que realmente nos hará compartir eternamente el destino de Nuestro Señor y Dios Nuestro Jesucristo.

Trabajando para que Cristo reine
Augusto TorchSon


Nacionalismo Católico San Juan Bautista