lunes, 1 de diciembre de 2014

INSÓLITA HERMENÉUTICA DEL OBISPO DE KENT

P. JUAN CARLOS CERIANI: INSÓLITA HERMENÉUTICA DEL OBISPO DE KENT

INSÓLITA HERMENÉUTICA DEL OBISPO DE KENT

El Obispo que no se retracta suma una impiedad a su catálogo.
Hoy le tocó el turno al Santo Evangelio.
La exégesis que hace del pasaje de San Mateo 7, 18 es digna de Decimejorge…, el usurpador de la sede de Santa Marta…
En su Comentario Eleison 385 dice:
In Our Lord’s own words, A good tree cannot bring forth evil fruit and an evil tree cannot bring forth good fruit (Mt. VII, 18).
But a tree half good, half bad, can produce fruits half good, half bad.
Como no hay traducciones oficiales, presento la mía, aceptando las mejoras:
En propias palabras de Nuestro Señor, Un árbol bueno no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede dar frutos buenos (Mt. VII, 18).
PRESIONE "MAS INFORMACION" A SU IZQUIERDA PARA LEER ARTICULO
 

Pero un árbol medio bueno, medio malo, puede producir frutos medio buenos, medio malos.
Es útil leer el pasaje completo de donde es extraída la cita, San Mateo 7, 15-20:
Guardaos de los falsos profetas, los cuales vienen a vosotros disfrazados de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces. Los conoceréis por sus frutos. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Asimismo todo árbol bueno da frutos sanos, y todo árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede llevar frutos malos, ni un árbol malo frutos buenos. Todo árbol que no produce buen fruto, es cortado y echado al fuego. De modo que por sus frutos los conoceréis.
Comentando este pasaje, San Juan Crisóstomo, dice:
Para que alguno no diga que el árbol malo produce malos frutos, pero que también los produce buenos; y que por ello será difícil conocerlo, a no ser gustando los dos frutos, añade: “No puede el árbol bueno llevar malos frutos, ni el árbol malo llevar buenos frutos”.
Por su parte, San Agustín, explica de la siguiente manera:
De aquí deducen los maniqueos que un alma no puede volverse buena, ni una buena en mala, como si se hubiese dicho: “No puede un árbol bueno convertirse en malo, ni un árbol malo volverse bueno”. Lo que se ha dicho es: “No puede un árbol bueno producir malos frutos”, ni lo contrario. El árbol es el mismo hombre. Los frutos son las acciones del hombre. No puede, por lo tanto, un hombre malo hacer obras buenas, ni uno bueno hacerlas malas. Luego si el malo quiere obrar bien, es preciso que primero se haga bueno. Mientras uno es malo, no puede hacer obras buenas. Puede suceder que lo que fue nieve no lo sea, mas no que la nieve sea caliente. Así puede suceder que el que fue malo no lo sea, pero no se podrá conseguir que el que es malo haga cosas buenas, pues aunque alguna vez es útil, esto no lo hace él, sino que se realiza en él, haciéndolo la divina Providencia.
+++
El pasaje en cuestión tiene otro paralelo, en San Mateo 12, 33:
O haced el árbol bueno, y su fruto bueno; o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque el árbol por el fruto es conocido.
San Jerónimo, al hacer la exégesis de este pasaje, enseña:
Los estrecha mediante el silogismo, que los griegos llaman aphycton, que es lo que nosotros podemos llamar inevitable. Él saca su conclusión contra ellos después de haberlos atacado por los dos extremos que abraza la argumentación. Si el diablo, dice, es malo, no puede hacer obras buenas, pero si veis que las que se han hecho son obras buenas, resulta que tales obras no son del diablo, porque de una cosa mala no sale una buena ni de una buena una mala.
San Juan Crisóstomo, por su parte, explica:
Porque se juzga el árbol por su fruto y no el fruto por el árbol, y por eso añade: “Porque el árbol por el fruto es conocido”. Y aunque el árbol da el fruto, el fruto, sin embargo, especifica al árbol.
Finalmente, San Agustín, dice así:
En este pasaje nos aconseja el Señor que seamos buenos árboles para que llevemos buenos frutos: Las palabras: “Haced un árbol bueno, y os dará buenos frutos” es un precepto saludable y que debemos obedecer. Y las palabras: “Haced un árbol malo, y os dará frutos malos” no son un precepto de que así lo hagáis, sino una advertencia para que lo evitéis. El Señor combate en este lugar a los que decían que se podían hablar cosas buenas y hacer obras buenas permaneciendo malos; pero el Señor dice que esto no puede ser: a no ser que se cambiase el hombre para poder cambiar las obras. Porque el hombre que continúa en la maldad no puede tener obras buenas, así como el que continúa en el bien, no puede tener obras malas.
+++
En concreto, en ninguno de los comentarios de los Santos Padres encontramos aquello de árbol medio bueno, medio malo, y menos lo otro de frutos medio buenos, medio malos.
El que está medio-medio es el Obispo de Kent…
Padre Juan Carlos Ceriani