Poli: Mi nombre es judío, a mucha honra
Discurso en la conmemoración de la Kristallnacht
Página Católica ha
estado en la Liturgia de Conmemoración de la Kristallnacht, realizada
ayer Domingo 9 de Noviembre, Fiesta de la Dedicación de la Basílica de
Letrán, en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. ¡Dios los perdone!
El espectáculo que allí se vio es el mismo de
siempre, y sobre el cual haremos en un próximo post alguna referencia.
Baste decir que se centra en un pilar fundamental: igualar la Shoa al
Sacrificio de Cristo, que de esa forma queda negado.
Publicamos ahora el discurso pronunciado por el Cardenal Poli, cuando
finalizaba la ceremonia. Nos llamó la atención la manera con que trató
de agradar a sus invitados: poniéndose el solideo encarnado que
corresponde a su dignidad, dijo que se lo colocaba para que éstos se
sintieran más cómodos. Claramente se ve que, con ese gesto, ha querido
adoptar la apariencia de un rabino; pues el poder sacerdotal no reside
en la "kipá", sino en la estola que no vestía.
En la misma frase, Poli repitió el mito postconciliar por el cual los
judíos actuales son nuestros hermanos en el padre común Abraham;
contradiciendo al mismo Jesucristo que les dijo a los judíos que se
ufanaban de ser hijos de Abraham, mientras querían matarlo, que eran
hijos del diablo (Jn 8, 31-41).
No se pude decir con verdad, que los que rechazan a Cristo sean hijos de
Abraham. Si lo fueran en la carne, no lo son en la Fe que es lo que
aquí importa.
Por otro lado, quizá también en tren de agradar, recordó que su apellido
indica sin dudas, que su familia es de origen judío. Así pues, se fue
rabí Jorge Mario y nos queda rabí Mario Aurelio. Si hasta hay perfecta y
simétrica transición entre los nombres.
Asombra también comprobar por sus palabras, que hay o hubo un rabino
cumpliendo funciones de profesor de teología. ¿Cómo puede un
seminarista, porque se supone que se trataba de la facultad de teología
del Seminario Metropolitano, aprender esa ciencia de una persona que
rechaza a Jesucristo?
Por supuesto que ni una sola vez se oyó el nombre sacrosanto del Señor
durante la ceremonia. Él es el gran postergado, cuyo destronamiento y
olvido son necesarios para poder lograr un aquelarre como el que
presenciamos en Buenos Aires desde hace muchos años.
Por eso cuando Poli tuvo que desear la Paz para la humanidad de siete
mil millones de seres que "zapateamos" sobre este planeta, la deseó
falsa e infructuosamente; pues la única Paz verdadera que pude haber se
basa en la Reyecía de Jesucristo.
¿Qué pensará el padre Menvielle, con quien estuvo el joven Poli en el
grupo de Scouts Católicos, al oír las palabras de su pupilo?
Lamentamos que el audio tomado en esa ocasión adolezca de fallas que no
pasan el nivel de calidad de nuestras publicaciones, no obstante lo cual
lo publicamos abajo. Por eso, acompañamos una transcripción de las
palabras de nuestro Arzobispo.
Discurso de su Eminencia el Cardenal Poli
Acaso para que nuestros hermanos en el padre común Abraham se sientan
más cómodos todavía, me voy a poner este nuevo color que a partir de
Febrero el Papa me dio allá en Roma.
Y además estoy convencido que mi nombre, como decía un rabino -fuimos
juntos profesores en la facultad de teología-, sin dudas es de origen
judío, y digo: con mucha honra.
Entre tantas palabras que hemos recordado con un sentimiento común de
dolor y esperanza, yo quiero pronunciar la palabra que nos dio a
conocer quien es Dios; este Dios que lo observa todo.
Entonces voy a citar también como el rabino que me precedió, un texto
del Éxodo: Es la tercera revelación del nombre de Dios que recibe
Moisés. Por primera y segunda vez Dios se rebela como el que es, el que
está: Yo Soy el que Soy.
Pero en el libro del Éxodo, por tercera vez Dios se presenta ante
Moisés y le grita: el Señor, el Señor, el Dios compansivo –Rahúl- y
clemente –Hanmún-, paciente, rico en bondad –Hese- y fiel –Emet-, un
Dios rico en misericordia.
Si podemos recordar y hacer memoria, es porque este Dios rico en
misericordia puso en nuestro corazón, que está bien hecho para el amor,
recordar lo que nunca debemos hacer: atentar contra el hermano.
Así entendemos como Dios renovó continuamente su alianza de amor, a
pesar de nuestros pecados y miserias. Por eso la historia de la
humanidad, la historia del pueblo judío, la historia nuestra, es una
historia de amor, pecado y alianza de amor renovada por Dios.Un amor que
continuamente se renueva.
De esta misma misericordia hablaron los profetas. Oseas, por ejemplo
tiene un texto hermoso; miren como obra la misericordia en el corazón de
Dios. Ante el pecado de los hombres Dios se siente fatigado; ya está a
punto de destruirnos pero la misericordia hace que Dios se arrepienta. Y
el texto de Oseas dice: “se me rebela el corazón, se me conmueven las
entrañas.
El corazón de Dios es un corazón misericordioso, y es capaz de poner
en nuestro corazón que está bien hecho para el amor y la misericordia,
sus mismos sentimientos si lo aceptamos.
Me uno al pedido del rabino que habló recién, que nos decía:
sumémonos en esta cadena de amor y de paz. Los salmos que rezamos en
común, a cada paso nos encontramos con la misericordia divina. ¡Qué
grande es tu misericordia Señor! O como David: ¡Ten piedad de mí Señor
misericordioso!
Continuamente lo encontramos, pero también se nos recuerda que seremos
juzgados si hemos obrado con misericordia.
La misericordia para los cristianos es el modo de perdonar de Dios;
un modo exquisito porque perdona los pecados perdonables, pero vas más
allá, porque eso lo podemos hacer los humanos. ¡La misericordia de Dios
perdona los pecados imperdonables!
Y entonces hay esperanza, a pesar de nuestros pecados históricos,
sociales... a pesar de la Shoa, por la misericordia de Dios se abre la
esperanza.
Por eso quiero decirles que, en forma contundente siempre estarán
abiertas las puertas de esta casa para que hablemos el lenguaje de la
misericordia. Para que invoquemos a Dios siempre, al Dios que es uno
solo. El Dios de toda la humanidad, el Dios padre de estos más de siete
mil millones de hombres que estamos zapateando sobre el planeta.
Pidiéndole a este Dios amor, Dios misericordioso, rico en compasión y
misericordia, que no nos suelte de la mano, que sepamos perdonar, mirar
con esperanza, que nos dé siempre el consuelo sobre los dolores
pasados.
Pero que tengamos el alma pura para podernos imaginar una humanidad en
Paz. ¡Qué el Señor nos bendiga a todos en esta noche, que nos conceda su
paz, shalom, que nos conceda a todos su misericordia, amén.