viernes, 31 de octubre de 2014

Una oposición ingenua ignora que la Reforma Procesal Penal es una ley de autoamnistía

Una oposición ingenua ignora que la Reforma Procesal Penal es una ley de autoamnistía

octubre 31, 2014
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Los diferentes partidos de oposición cayeron en las trampas tendidas por el cristinismo con el proyecto de reforma del Código Procesal Penal. El gobierno pone el eje en temas como los delitos cometidos por extranjeros y la supuesta intención presidencial de terminar con la puerta giratoria que permite que los delincuentes entren por una puerta y salgan por la otra. 
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También preocupa la frase “conmoción social” para justificar la prisión preventiva en los delitos graves, que hoy por hoy suelen terminar en excarcelaciones. Y decimos que la oposición es ingenua porque con la ley actual se puede expulsar a los extranjeros. Y no es fácil terminar con la puerta giratoria, ya que los tribunales, en reiteradas ocasiones, han declarado la inconstitucionalidad de mantener a los procesados en prisión. Basta como ejemplo el caso de los hermanos Schlenker, condenados a perpetua por el asesinato de Gonzalo Acro, que causó en su momento una gran conmoción y ya tienen condena en casación, esperando ahora que decida la Corte Suprema de Justicia.

Un solo objetivo

Guille-3-14-2O sea que las declaraciones de la presidente por la cadena nacional son en general una sarta de mentiras. Distintos sectores internos del Frente para la Victoria, como el CELS, Jorge Taiana, Diana Conti y otros critican el proyecto de reforma procesal y el ministro de justicia Julio Alak le tomó el pelo a la oposición diciendo que todo es discutible en el proyecto oficial. La realidad es que muchos de sus artículos no son relevantes, en cambio sí lo es el artículo 5°, que clausura la posibilidad de revisar un fallo si perjudica al sentenciado, como por ejemplo el sobreseimiento fraudulento a la presidente por su presunto enriquecimiento ilícito. Una demostración de que el real objetivo de este proyecto es la impunidad futura. Y también está el artículo 34, que le permite al Procurador General reasignar los expedientes entre los fiscales. Estamos entonces frente a una verdadera ley de autoamnistía, similar a la que en su momento impulsaron los generales Reynaldo Bignone y Cristino Nicolaides y que fue derogada por el Congreso cuando asumió la presidencia Raúl Alfonsín.