domingo, 27 de abril de 2014

El gobierno impulsa la fragmentación opositora

El gobierno impulsa la fragmentación opositora

abril 27, 2014
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La inminente crisis del FAU y el lanzamiento de De La Sota favorecerían sus planes.
Esta semana, al compás de los indicadores del ingreso a una etapa de estanflación, la política nacional insinuó una tendencia hacia la fragmentación. El naciente FAU, que se presenta como la opción unificadora del no peronismo, parece estar marcado por altas probabilidades de fracturarse. Elisa Carrió, sin medias tintas, invitó a Gabriela Michetti en Mar del Plata a la presentación de su libro Humanismo y Libertad y reafirmó la necesidad de que la centroizquierda pacte con el PRO para realizar una interna común. En el campamento de Pino Solanas ya se escuchan los tambores de guerra. Para el jefe de Proyecto Sur, más Humberto Tumini (Libres del Sur) y Victoria Donda, la salida casi inevitable sería romper con los radicales y Carrió, acusándolos de ser funcionales a la candidatura de centro derecha de Macri, aunque éste niega cada vez más esta identidad ideológica. Les tocará seguramente a los socialistas decidir la importancia de la crisis interna que se avecina en el FAU. Para Hermes Binner y Antonio Bonfatti, su posición es netamente defensiva. El auge del narcotráfico y de la corrupción oficial, obliga al gobierno santafesino a depender cada vez más de la buena voluntad de la Casa Rosada, como se vio con el super operativo de seguridad que comandó en Rosario Sergio Berni con más de 2000 gendarmes y prefectos, un verdadero salvavidas mediático para Bonfatti. El socialismo ya no se siente tan seguro de retener el gobierno provincial el año que viene y se ve obligado a privilegiar este objetivo por sobre su alianza nacional con la UCR y Carrió.
La atmósfera de crisis que envuelve al FAU es una excelente noticia para el kirchnerismo y también podría aliviar en cierto sentido a Sergio Massa, quien corre el riesgo de perder votantes independientes si la centroizquierda se exhibe como la principal alternativa opositora.
El interés del cristinismo por plantar un escenario de extrema fragmentación opositora emergió también estos días claramente en el despliegue mediático de José Manuel de la Sota, que hasta la semana pasada lucía apenas como el posible sparring de Massa en la primaria del Frente Renovador. El mandatario cordobés habría llegado a un acuerdo con Carlos Zannini a través del cual recibiría asistencia financiera extra del gobierno nacional. Como contrapartida, el cordobés se lanzaría a su propia aventura presidencial, sin duda con el objetivo de mellar el complejo y difícil armado territorial del massismo. Aquél aterrizó días atrás en Nueva York y Washington, visitando el Consejo de las Américas, cuya titular Susan Segal mantiene hoy óptimas relaciones con la chancillería argentina. El mensaje que dejó De La Sota fue que Massa, de reciente gira por EEUU con una agenda similar, no unifica la personería del peronismo anti K.
Si esta operación tiene continuidad, el peronismo disidente marcharía hacia una ruptura interna al igual que el FAU, ya que, a falta de números brillantes en las encuestas, el gobernador cordobés cuenta con una fuerte red de aliados en el peronismo del interior. Como parte de las maniobras para achicarle el margen a Massa, un delegado de la presidente se entrevistó la semana pasada con Carlos Reutemann para aconsejarle que se baje discretamente de su alianza con el diputado tigrense. A cambio de ello, el cristinismo estaría dispuesto a abrirle una importante cuota de participación al reutemismo en las listas para el 2015. La fragmentación que impulsa el oficialismo incluye hasta su propio frente interno. Es que Cristina habría impartido instrucciones precisas para que en el armado del nuevo Consejo Nacional del PJ, que el congreso nacional partidario oficializará el 9 del mes próximo, el sciolismo no tenga casi participación. Se trataría de una demostración de fuerza conteniendo un claro mensaje: Scioli podría llegar a ser el presidenciable del Frente para la Victoria, pero carecería de capacidad para postular hasta un candidato a concejal.

Una jugada obligada

Esta política de fragmentación obedece a una lógica elemental. El núcleo duro electoral del gobierno para el 2015 difícilmente supere el 25%, teniendo en cuenta que se está instalando un fuerte contexto recesivo y que se aproximan nuevas tensiones cambiarias. La única receta segura pasaría entonces por impulsar como mínimo cuatro o cinco frentes opositores que se disputen el voto anti K, abriéndole así el camino para que la fórmula del FpV llegue al ballotage. La ausencia de un liderazgo político sobresaliente en la oposición hace que la estrategia de la fragmentación sea todavía más sencilla. En el 2007 y el 2011, la dispersión opositora le allanó dos triunfos presidenciales a CFK, aunque por entonces a ella le sobraban votos y el objetivo era el opuesto al actual. Entonces lo que quería el gobierno era evitar un incómodo ballotage ganando en primera vuelta, lo que consiguió ambas veces. Ahora su aspiración es más dramática: necesita asegurarse ingresar al ballotage aunque sea quedando segundo en la primera vuelta.
Carlos TórtoraSimultáneamente, el kirchnerismo se sigue secando de encima las rémoras de su pasado bolivariano y supuestamente antiimperialista. El canciller Héctor Timerman viajará a Israel para certificar que el Memorándum de Entendimiento con Irán entró en su etapa agónica y que la colectividad judía argentina puede estar más tranquila. Paralelamente, los gestos de amistad con el Vaticano se suceden sin cesar, con la idea de que no haya resquicios para se reabran las viejas heridas entre el kirchnerismo y la Iglesia.
En el mismo sentido, el gobierno difundiría próximamente nuevos acuerdos de cooperación con agencias de EEUU en la lucha contra el narcotráfico, tema que se instaló a la cabeza de las encuestas. Hoy en La Matanza y tal vez para demostrar que la imputación por enriquecimiento ilícito del fiscal Ramiro González a su segundo Carlos Liuzzi no lo golpeó demasiado, Carlos Zannini será el portavoz presidencial en el acto K en La Matanza, que reuniría a Scioli, con Florencio Randazzo y tal vez Juan Manuel Urtubey.