martes, 31 de diciembre de 2013

SEGUIR EL PENSAMIENTO DE FRANCISCO EN L IGLESIA ES CONDENARSE SIN REMEDIO

SEGUIR EL PENSAMIENTO DE FRANCISCO EN L IGLESIA ES CONDENARSE SIN REMEDIO

Primer anticristo
Seguir el pensamiento de Francisco en la Iglesia es condenarse sin remedio. Muchos esto no lo pueden comprender porque siguen al hombre, pero no siguen a Cristo en el hombre.

Francisco, como hombre, habla al hombre y le convence; pero Francisco no puede dar a Cristo, porque no habla como Cristo. Y, por tanto, Francisco, cuando habla, convence de su pecado, de que vive en su pecado, de qué él vive pecando, de que él vive de espaldas a Cristo.

Este punto es el que hace saltar chispas a muchos que se creen que lo saben todo en Roma.

Muchos hablan de cambiar, de reformar las estructuras en Roma para dar el Espíritu. Este es la gran herejía de Francisco: “El verdadero problema es la relación entre el espíritu y sus instrumentos de expresión: las estructuras y las organizaciones” (Padre Lombardi).

Son las palabras de un sacerdote que no sabe nada de lo que es el Espíritu de la Iglesia, que no sabe vivir su sacerdocio y no sabe guiar a las almas a la Verdad de la Iglesia. Como él hay mucha gente en la Iglesia, muchos sacerdotes y Obispos, que hacen su negocio en la Iglesia, para decir, después, estas barbaridades: “Hemos entrado en una situación en la que la Iglesia se ha puesto en marcha. No se presentan objetivos precisos, imágenes precisas de cómo la Iglesia deberá organizarse mañana, para llegar a esta meta. Debemos ponernos en camino, debemos convertirnos, debemos acoger las sorpresas que Dios nos da en nuestras vidas y comprender dónde nos está llamando, incluso a través de las situaciones y de las realidades en las que nos encontramos” (Padre Lombardi).

Así hablan los falsos profetas, como el sacerdote Lombardi.

Si la Iglesia no tiene un objetivo preciso, si la Iglesia no se organiza para ese objetivo, entonces no hay camino en la Iglesia. La Iglesia se ha puesto en marcha, pero ¿hacia dónde? Este es el punto. Francisco no ha puesto un objetivo preciso. Francisco no gobierna, sólo habla de que Dios nos ama mucho y que hay que caminar, hay que buscar cosas nuevas en la Iglesia.

Aquí está el modernismo de Francisco y los suyos. Cristo se ha hecho viejo para Roma: “el hecho de estar siempre en camino, tratando de encontrar cosas nuevas, que Dios pide de nosotros en nuestra situación, en nuestra vida, es algo que caracteriza profundamente, me parece, la espiritualidad y la forma de gobierno del Papa Francesco” (Padre Lombardi). ¿Lo quieren más claro”

En la Iglesia hay que tratar de encontrar cosas nuevas: esto es el modernismo, el pensamiento del modernismo. Por eso, Lombardi se somete al necio pensamiento de Francisco y se condena por eso. Por seguir ese pensamiento.

Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Luego, no hay que buscar cosas nuevas. Hay que encontrarse con Cristo en la vida. Dios no te pide que, en tu situación de vida, acojas lo nuevo que propone Francisco. No te lo pide, ni te lo va a pedir. Eso te lo piden los hombres que no tienen la Voz de Cristo en sus corazones.

Dios te pide que, en tu vida, la que sea, mires a Cristo, te pongas con la frente en el suelo y le pidas el camino para salir de tu pecado y para hacer la Voluntad de Dios cuando quites tu pecado.

En la Iglesia no hay que inventarse el camino. El camino es Cristo. Y sólo Cristo. Y hay un objetivo preciso: ser santos haciendo, cada día, desde que te levantas hasta que te acuestas, la sola Voluntad de Dios. Ése es el objetivo de siempre. Ése es el fin que Cristo ha puesto en Su Iglesia, que no es la de Francisco ni la del Padre Lombardi. Y, poniendo este objetivo, entonces se pone orden en toda la vida, y todas las cosas funcionan.

Roma, sus estructuras no funcionan porque les importa un bledo la santidad en la Iglesia, la santidad en sus sacerdotes, la santidad en sus Obispos, la santidad en sus fieles. Un bledo. Y, claro, a cambiar estructuras para ver si funciona el negocio en la Iglesia, para que dé más dinero y más fama a todos. Para que la Iglesia sea más popular y venga más gente a la Iglesia a dar su dinero.

¡Qué gran engaño hay en Roma y que se ofrece a toda la Iglesia, y por hombres que deberían caérseles la cara de vergüenza en publicar sus idioteces en medio de la Iglesia y del mundo!

¡Digan que han hecho ese gobierno horizontal para destruir la Iglesia, pero no digan mentiras para cubrir otras mentiras!

Roma no da la Verdad a la Iglesia, da palabras hermosas, pero vacías de toda Verdad, para tener contentos a los bobos, a los que siguen a los necios como Lombardi y Francisco. Dos estúpidos que sólo miran su estupidez para que todos la aplaudan.

El gran problema de la Iglesia es que no tiene Espíritu, luego eso de que “el verdadero problema es la relación entre el espíritu y sus instrumentos de expresión: las estructuras y las organizaciones” es el cuento chino de Lombardi. La palabrería de un idiota que sólo promociona idiotas en la Iglesia.

Un alma sacerdotal que habla así revela que no sabe lo que es el Espíritu. El Espíritu sólo trabaja en un corazón humilde. Ése es su instrumento de expresión: una boca humilde, unas manos humildes, unos pies humildes, un corazón humilde.

Si Roma, si sus organizaciones, si sus administraciones, si sus estructuras, no están llenas de almas humildes, entonces apaga y vámonos. Por más que quieran reformar estructuras, no reforman nada. Todo sigue igual.

Todo funciona en la Iglesia cuando hay corazones humildes, cuando los corazones cambian su soberbia y la dejan para aprender la humildad del Señor. Hay que reformar los corazones, no las estructuras de la Iglesia.

Éste es el punto que nadie contempla en Roma, en la nueva iglesia. Por eso, ésa es la señal del modernismo en Roma, de que Roma se ha abierto al mundo. Porque en el mundo se obra así: cambiando estructuras, cambiando el aparato externo para que se dé otra imagen al mundo. Pero, en el mundo, nadie cambia sus corazones. Se hacen la ilusión de que si cambia lo exterior, todo cambia, la cosa será de otra manera, la cosa funciona. Por eso, en el mundo privan las modas. Hay que estar cambiando constantemente, porque el cambio trae la meta, la felicidad, el conseguir cosas que llenen a la vida, el objetivo que no se sabe y no se tiene si no se cambia un día y otro, si no se descubren cosas nuevas. El pensamiento del hombres es lo que da lo nuevo a la Iglesia. La evolución de la mente humana, el descubrir misterios ocultos, eso es lo nuevo. Y no se dan cuenta de que la Verdad nunca pasa, siempre está ahí, no necesita de pensadores, sino de corazones humildes.

Éste es el pensamiento de Francisco. Por eso, él ni se preocupa por alimentar a las almas. No hace falta. Él da su versión histórica, actual, del Evangelio, pero no da la Palabra de Dios, la Verdad que es esa Palabra. Francisco es siempre eso: su palabra histórica, pero no la Palabra de Dios. Su Jesús histórico: ahora, ¿cuál es el camino que los hombres tienen que recorrer para parecerse a Cristo? Dar de comer a los pobres, acoger a los judíos, a los protestantes, ayudar a todo el mundo. ¡Y santas pascuas!. Ahora, lo que el mundo necesita es eso: que haya gente que se preocupe por los demás. Y no importa los demás, como todos somos hermanos, a todos nos ha creado Dios, como la Iglesia tiene que predicar la palabra tiempo y a destiempo, entonces, hagamos del amor de Dios el culto del pensamiento del hombre, el culto de la modernidad. Hay que amar a Dios, pero como el hombre lo ve con su razón, de acuerdo a sus culturas, a sus necesidades más perentorias, a sus filosofías de la vida.

Quien siga el pensamiento de Francisco no sigue la Mente de Cristo en la Iglesia. Por eso, hay un abismo entre la nueva iglesia que predica Francisco y la Iglesia de Cristo. Un abismo. No hay reconciliación, no hay unión, no hay un darse la mano. No es posible. Por eso, no hay obediencia a Francisco porque no da la Mente de Cristo en la Iglesia.

Se ha sentado en la Silla de Pedro para ganarse el aplauso de los hombres. Y no hay más. Francisco se da a sí mismo, pero Francisco no da a Cristo. No lo puede dar. Francisco sólo da palabras bonitas para que lo amen y lo tengan en un pedestal: “El Papa responde porque él interpreta efectivamente el amor de Dios Padre hacia todas sus creaturas” (Padre Lombardi). Esto es ponerle en un pedestal sin que se lo merezca, sin mérito alguno. Después de lo que ha hecho Francisco durante diez meses, lo más lógico era despedirlo de la Iglesia, decirle que se fuera a su casa, porque no sirve para nada en la Iglesia. Es un inútil. Y no es otra cosa. Está ahí porque el demonio lo ha puesto ahí. Pero la popularidad de Francisco es impuesta en la Iglesia, está manejada por hombres que quieren dar un aspecto exterior en la Iglesia de aquí no pasa nada, de que todo está bien, de que hay que seguir caminando como siempre.

Esto es lo que se percibe en las palabras del Padre Lombardi. Se ve su engaño a toda la Iglesia. Se ve un hombre corrompido totalmente en su interior, que no sabe ver la Verdad. No puede. Como muchos en la Iglesia que se han creído la absurda historia de que, como Benedicto XVI se jubiló, entonces a otra cosa, mariposa. La gente es necia sin remedio. No tiene ni un dedo de discernimiento. Se lo cree todo. Y no sabe pensar adecuadamente la vida. Viven la vida como la viven: a su manera, cogiendo de aquí y de allá, pero sin norte, sin un objetivo preciso, que es lo que se quiere en Roma, que es lo que dice Lombardi: “no se presentan objetivos precisos”.

Vivir sin un objetivo claro, vivir a lo que venga, vivir al día, a lo que traiga cada día: eso es lo más absurdo que un hombre puede hacer en su vida. Porque se está en la vida para una obra divina. Y si el hombre no pregunta a Dios cómo es esa obra, cómo se realiza, qué hay que hacer para obrarla, entonces el hombre vive mirando las modas del mundo, las ciencias de los hombres, las culturas humanas, obrando lo humano en su necia vida, pero no hace nada para dar sentido a su existencia humana. Así hay cantidad de gente en la Iglesia, que se creen que con decir que Francisco es Papa ya son Iglesia.

Hoy se defiende en la Iglesia al hereje y a sus herejías. Pero, ¿qué se creen que es el gobierno horizontal? ¿Un gobierno de virtud, de perfección en la Iglesia? ¿Acaso el ignorante de la Verdad puede guiar al alma hacia la Verdad?

El Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga anula la Jerarquía en la Iglesia, no cree que la Iglesia sea sacerdotal, sino laica. De un hombre así, ¿Qué gobierno ustedes esperan en la Iglesia? Un gobierno del pueblo, comunista, marxista, laico, mundano, profano, en que los hombres puedan ellos mismos hacer la misa, consagrar a Cristo en el altar.

El Cardenal Reinhard Marx no cree ni en el Infierno ni en el Purgatorio y, entonces, ¿hacia dónde guía la Iglesia en ese gobierno? ¿La lleva al Cielo? ¿Predica la doctrina de la Cruz para alcanzar la Verdad de la Vida? Predica su estupidez en la Iglesia. Y gobierna con su estupidez. Punto y final.

Para el Cardenal George Pell no existe el pecado original porque Adán y Eva fueron un mito. Luego, Dios no creó nada. Y, entonces, Dios no gobierna el mundo. Son los hombres los que tiene que inventarse el camino para encontrar el Paraíso en la tierra. Los hombres, con sus inteligencias, han oscurecido ese Paraíso. Entonces, llevemos a la Iglesia a eso. Y toda la Iglesia diciendo: sí, es verdad, no existe el pecado, hay que ver la manera de ser felices en esta vida.

Y ¿qué esperan del prefecto Müller que no cree en la Virginidad de María, que sigue la teología de la liberación, que niega el dogma de la transustanciación, etc? ¿Qué esperan de un individuo que no sabe la verdad en la Iglesia, que no sabe dónde está la Verdad en la Iglesia? ¿Quieren que la defienda de los enemigos de la Iglesia? Es que es imposible. Muller está para abrir la Iglesia a los enemigos de Ella. Está para destruir la Iglesia. ¿Es que no disciernen? ¿Es que no tienen inteligencia?

Roma es modernista. Persigue la vida moderna. Roma no quiere a Cristo. Roma no quiere salvarse. Roma no quiere santificarse. ¿No lo ven todavía? Roma se hace pagana y da a la Iglesia el camino del paganismo: busquemos cosas nuevas sin un objetivo preciso, claro. Caminemos sin un camino verdadero. Hay que estar siempre en camino, buscar lo novedoso: ¡paganismo!

Hay que caminar detrás de las huellas de Cristo buscando la Cruz de cada día, la muerte que da el amor al corazón que quiere encontrar el Cielo en su vida humana.

Esto es lo que no se predica en Roma. Porque si predican esto, ya no aman a Francisco. Tiene que predicar cosas bonitas que agraden a todo el mundo para que se vea qué frutos de bien, qué pedazos de conversiones trae Roma ahora. Todo el mundo se convierte escuchando la novedad de Francisco. La novedad de su amor de Dios. Este es el dogma en Roma, este es el culto que se da a Francisco en Roma. El culto al pensamiento de un hombre. En Roma idolatran a Francisco.

¡Qué pena da ver a muchos sacerdotes que son sólo los instrumentos del demonio para hacer que la Iglesia caiga en la mayor herejía de toda su historia! Tiempo al tiempo.