sábado, 28 de diciembre de 2013

EL PANICO DEL SISTEMA

EL PANICO DEL SISTEMA

El Manifiesto comunista fue publicado en 1848. Recordemos aquí las primeras líneas del texto:
Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se han aliado en santa cacería contra este fantasma: el papa y el zar, Metternich y Guizot, radicales franceses y policías alemanes. 
¿Dónde está el partido opositor que no haya sido tachado de comunista por sus adversarios gobernantes, dónde el partido opositor que no haya relanzado el estigmatizante reproche de comunista, tanto a sus adversarios más avanzados como a sus enemigos más reaccionarios?
Dos cosas se derivan de este hecho.
Todas las potencias europeas reconocen ya al comunismo como una potencia.
Substituyamos los nombres hoy obsoletos de Metternich y Guizot por los de Merkel y Hollande,  el Papa de entonces por el actual y el zar por Putin; substituyamos "comunismo" y "comunistas" por "fascismo" y "fascistas". El statu quo ya no teme a los comunistas, los marxistas son elegantes y respetados antropólogos del multiculturalismo académico. Si aceptásemos el razonamiento de Marx, el fascismo debería erigirse en "potencia". Pero el fascismo sólo parece existir en un plano puramente simbólico de la realidad, el mismo que Locchi descubriera en su famoso opúsculo "La esencia del fascismo". El fascismo está muerto, mas, como el Cid, sólo su fantasma atemoriza ya tanto a los políticos sistémicos como antaño la realidad del comunismo a aquellos que, a la sazón, eran también los burgueses que nunca han dejado de ser. Y ya se trate de los "adversarios más avanzados", ya del PP o de "la policía alemana", a quienes detienen es a los "fascistas", no a los "revolucionarios", tigres de papel que han hecho suya la inane e inocua jerigonza marxista-leninista al uso. La simple imagen virtual del fascismo tiene una potencia mucho mayor, despierta más el miedo de los inversores y de toda la chusma liberal, que esos progres de cuidado diseño (hasta en la mugre) cuando todavía se atreven a esgrimir la vieja quincalla roja y entonan la queja de la "amenaza fascista" para continuar cobrando la subvención municipal. El "fascismo" -cualquiera que sea el significado de esta palabra- es "revolucionario" incluso en su ausencia, en su no-ser, en su puro existir imaginario o significante. ¿Por qué? Hete aquí el misterio que la filosofía debe desentrañar
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.ar/