miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA IGLESIA ES UNA EN EL ESPIRITU


unidad
“La Iglesia es una sola para todos. No hay una Iglesia para los europeos, una para los africanos, una para los americanos, una para los asiáticos, una para los que viven en Oceanía: es la misma siempre. Es como una familia: se puede estar lejos, esparcidos por el mundo, pero los lazos profundos que unen a todos sus miembros siguen siendo estrechos, a pesar de la distancia”. (Ciudad del Vaticano -25 de septiembre 2013)
Estas palabras de Francisco señalan la importancia que tiene para él hacer una Iglesia para los hombres. La Iglesia es una sola para todos los hombres. Y esta es la mentira de Francisco sobre la Iglesia.
Y él pregunta: “¿Yo como católico siento esta unidad… la vivo? ¿O no me interesa porque…soy de aquellos que privatiza a la Iglesia para su propio grupo, para su propia nación o sus propios amigos? Es triste encontrar una Iglesia privatizada por este egoísmo y esta falta de fe ¿Rezamos unos por los otros? Os pregunto: ¿Cuantos de vosotros rezáis por los cristianos perseguidos, por ese hermano o esa hermana que sufren a consecuencia de su fe? Es importante mirar fuera del recinto y sentirse Iglesia, única familia de Dios”.
Si Francisco no da la esencia de lo que es la Iglesia, entonces su pregunta no sirve, su pregunta es un engaño. Como católico no siento esta unidad, porque la Iglesia no es para todos, no es una sola para todos los hombres. No se siente la unidad de la Iglesia uniendo continentes, uniendo sociedades, uniendo familias, uniendo personas. Así no se hace la Unidad de la Iglesia. Así la Iglesia no es una sola para todos. Luego, como católico siento que Francisco quiere poner su unidad en la Iglesia, su forma de entender la Unidad en la Iglesia.
Francisco dice todas estas palabras, tan bonitas sobre la Iglesia, sólo pensando en el hombre, en la unidad para todos los hombres, es ser uno todos los hombres. Y, entonces, viene su error: es triste encontrar una Iglesia privatizada por este egoísmo y esta falta de fe. Este es su error. Es triste que Francisco piense así, que quiera que todos en la Iglesia sigan su pensamiento, y contempla que son muy pocos los que piensan como él y, por eso, los juzga. Francisco está juzgando a los suyos en la Iglesia.
Según su concepción de la Iglesia, hay que ver la Iglesia como la casa de todos los hombres, como una familia de Dios en la que entran todos los hombres de todos los continentes. Y Francisco apela a esta fe. Y si no se piensa como él, entonces se privatiza la Iglesia para el propio grupo de cada uno. El grupo que no acepte a todos los hombres, y no importa el credo de esos hombres, lo que piensen esos hombres, lo que vivan esos hombres,-porque la Iglesia es para todos-, entonces Francisca juzga que tú eres uno de los que privatiza la Iglesia porque no aceptas a todos los hombres. Esta es su herejía.
¿Rezamos unos por los otros? Rezar no da la unidad de la Iglesia, no hace que la Iglesia sea una. Se reza para convertir a los enemigos de la Iglesia, no para traerlos a la Iglesia. Primero deben quitar su pecado si quieren ser Iglesia. Para eso es la oración, para pedir la fuerza para que el otro quite su pecado. Orar no da la unidad de la Iglesia. El Amor es lo que da la Unidad a la Iglesia. Pero el pecador no puede amar y, por eso, no puede hacer la Iglesia Una.
¿Cuántos de vosotros rezáis por los cristianos perseguidos, por ese hermano o esa hermana que sufren a consecuencia de su fe? ¿A qué cristianos perseguidos se refiere, porque -hoy día- hay más de cuarenta mil sectas, religiones, iglesias que se dicen cristianas? Con esta pregunta, ¿a qué se está refiriendo Francisco? ¿Hay que rezar para que los cristianos perseguidos por su fe sigan en su fe? ¿Entonces, dónde está la fe, si cada cristiano tiene su fe y lucha por su fe? No se comprende lo que dice Francisco porque él habla y suelta su mentira y después dice otras cosas que no tienen nada que ver.
Él tiene en su cabeza que la Iglesia es para todo el mundo. Y, por eso, predica así, en contra de la misma Iglesia Católica.
Para Francisco, en la Iglesia Católica se privatiza la fe. Se hacen grupos para tener amigos, pero no para escoger a otros hombres, a los enemigos que, para él, son amigos.
Francisco no ama a la Iglesia, a la Iglesia que él preside. Y se ve en sus palabras, tan hermosas, tan cariñosas, tan sentimentales, pero tan llenas de su error: de su humanismo.
La Iglesia es Una en el Espíritu, no en los hombres. Y es el Espíritu el que hace la Unidad de la Iglesia. No es el conjunto de hombres, de países, de grupos, etc., los que da unidad a la Iglesia.
Y la Iglesia, Una en el Espíritu, es Una en la Fe. Francisco pone su fe humana para formar la Iglesia, pero no da la fe Divina para ser Iglesia.
Es muy bonito decir esa frase y quedarse como si no se hubiera dicho nada malo, que es lo que entiende Francisco y todos aquellos que lo siguen. Francisco no sabe lo que está diciendo en sus discursos, en sus homilías, porque no habla las Palabras de Dios. Habla sus palabras inventadas para llegar a las mentes de los hombres y para que los hombres acepten lo que él quiere proponer a la Iglesia.
Cuando lo proponga, entonces las almas comprenderán su error y su pecado. Ahora, nadie comprende nada, porque se dedica a decir muchas cosas bonitas, pero no a llenar el corazón del amor de Dios, que siempre da la verdad al alma.
Francisco nunca enseña esa verdad. Enseña sus verdades y se queda ahí: sólo en sus verdades.