domingo, 25 de agosto de 2013

LA TORMENTA PERFECTA YA CHISPEA...


A las puertas del desplome Nac & Pop

Especulan con cambios. No los habrá. El gobierno no puede hacer cambios importantes, porque su sistema está sostenido por delgados hilos. Donde se muevan más de la cuenta, se les cortan un par, y se desploman.
Se especula con la salida de Guillermo Moreno. No es importante saber si se quedará o se irá. Lo que sí es importante es entender que el gobierno tiene una morenodependencia, porque su tarea se asemeja a una compuerta . Abre un poco cuando se necesita agua, cierra un poco cuando los números se escapan, rumbo al desastre.

Y lo hace rústicamente porque se trata de un gobierno políticamente rústico. Aquí no es tan importante el funcionario, como su misión. Si se va Moreno tendrán que conseguir otro Moreno, que venga a hacer lo mismo. A como están las cosas hoy por hoy, no les resultará sencillo. Tampoco parece tener demasiado sentido.
El problema principal es la economía, y la economía se debe articular a partir de una cabeza pensante y planificadora. Este gobierno no tiene un ministro de economía, sino que tiene un team integrado por Moreno, Kiciloff, Lorenzino y Marcó del Pont. Una genuina armada Brancaleone que se muestra y obtiene resultados como tal, porque no podía ser de otra manera. No trabajan mancomunados detrás de un plan. Son emparchadores y firmantes de partidas presupuestarias mal dirigidas. Bomberos aficionados que corren con los baldes prestos, ante un fuego que los supera.
El cepo al dolar no puede tocarse; vino para quedarse, en la medida en que la Argentina no reciba afluencia de capitales. Nada hace pensar que los recibirá. ERGO: El cepo se queda ahí, y acaso se profundice.
La inflación también vino para quedarse. Porque el sistema kirchnerista requiere de una constante emisión para solventar su gigantesco gasto. Bajar dramáticamente el gasto implicaría, entre otras cosas, recortar o dejar de pagar planes asistenciales. Si el gobierno hiciera eso, tendría una debacle social y duraría lo que un suspiro de amor, a los 50 años. Nada.
Lo único que el gobierno podría llegar a hacer, es eliminar los subsidios a los servicios públicos. De modo tal que el flujo de dinero que hoy le giran a las empresas, los aporte la gente, mediante el pago de tarifas. Pero la magnitud de esos subsidios, y la dispersión entre precio real y precio facturado es tal, que equivaldría a otra debacle social de proporciones. Porque los subsidios a los servicios son los planes asistenciales para la clase media. El incremento de costos iría directamente a
precios, y la inflación, que hoy supera ligeramente el 30%, se dispararía de manera incontrolable, No garpa por ningún lado.
Cualquier ingenuo observador diría que resulta imperativo regresar a tomar crédito en los mercados de financiación internacionales. Cristina Kirchner ha sido suficientemente elocuente cuando dijo que pesan sobre ellos sanciones internacionales, que hacen que el crédito que para Bolivia tiene un interés del 4%, para la Argentina se eleve al 15%. Lo que no dijo Kirchner es que, además, esto no se trata de ir a golpear la puerta pidiendo plata. Fuera de las penalidades de fondo, están las penalidades por desconfianza en ella, y en su gobierno corrupto y mentiroso. Vale decir: Aunque estuvieran dispuestos y en posición de tomar crédito al 15, sería sumamente difícil que alguien se lo concediera.
Todo este panorama se ha ido conformando de manera paulatina, a lo largo de los últimos seis o siete años. Coincide con la primera asunción de CFK, y no es otra cosa que el fracaso del modelo de Néstor Kirchner, el hombre que fue tan cruel, que hasta a su propia esposa dejó entrampada, y desnuda ante la historia.
Coincide con la adulteración de las estadísticas del INDEC, y con el alejamiento de los últimos funcionarios que permanecían desde la época de Duhalde. Coincide con el momento en que Néstor se creyó que más allá de ser un astuto ladronzuelo regional, también era estadista.
A partir de 2007 se dedicaron a capturar todas las cajas disponibles, como paliativo, mientras esperaban nuevos golpes de suerte en el ingreso de capitales. Como si el gasto creciente no influyera. Fueron siniestramente inhábiles, porque los capitales continuaron ingresando, pero ellos gastaban más de lo que entraba.
La pérdida del autoabastecimiento energético fue el derrame final para un mal gobierno .
La tormenta perfecta tardó seis años en conformarse. Cristina Kirchner acaba de perder su paraguas del 54%, y carece de iniciativa, políticas y entorno con materia gris.
Acaso estas cuestiones sirvan para comprender los motivos de algunas aseveraciones recientes. Cuando Scioli sale a declarar que hay que ayudar a que el gobierno termine de la mejor manera posible, está diciendo que los hilos de los que penden se están cortando. Y que si el resto del sistema no muestra una mínima dosis de piedad, el desplome será nacional y popular. Vale decir, de todos.
Fabián Ferrante