sábado, 25 de mayo de 2013

MUERTE DEL TTE. GRAL. VIDELA


  Nota de NCSJB: Teniendo profundas diferencias en la concepción política de la Nación con la Junta Militar, no dejamos de reconocer el gran aporte a la Patria hecho en la lucha contra la subversión y en el caso del Tte. Gral Videla, su entereza y dignidad para enfrentar la venganza subversiva marxista, por lo que reproducimos con autorización esta interesante reflexión y elevamos nuestras oraciones por su eterno descanso.

Reflexión

 El Teniente General Videla, ha dejado este mundo para pasar a la inmortalidad, pese a los denodados esfuerzos de sus detractores de hacerlo sufrir más de lo imposible y así endilgarle los “siete males de Egipto” y más, si es posible.
  La Bondad Divina, determinó que sus culpas en esta vida, han sido expiadas con creces en estos años de cautiverio, como una especie que lo proyectó como redentor patrio. Es hora que deje los sufrimientos terrenos para otros.
  Con él se ha ido un soldado como pocos ha tenido la nación, en estos tiempos. Quizás, no por lo que hubiera podido haber hecho desde su condición de militar de carrera, sino por los valores morales, espirituales y éticos, en todos estos años de persecución, revancha y venganza feroz, sufrida a manos de sus verdugos, traidores y perseguidores.
  Lo sufrido por el vilipendiado “represor y genocida” Videla, no es una carga impuesta a “cualquiera”, sino reservada para HOMBRES de esta talla, que no solo supo mantener su orgullo, dignidad y honor altivo de su persona, sino además, conducir a su familia de la misma forma.
  Soportó lo insoportable, toleró lo intolerable y a sus dolores los llevó con un silencio estoico hasta su muerte solitaria y humilde como pocos. Murió como él lo quiso. Más pobre que nadie, solo, con su sombra y su conciencia, casi desnudo como llegó a la vida, acompañando a sus camaradas y junto a sus subalternos. Eso lo transforma en humilde desposeído en lo material, enorme en lo espiritual.
  Los valores profesionales no sirven en el análisis de este final, como algún otrora general ha pretendido menoscabar su figura a su muerte, cuando en vida lo ensalzaba con misivas y recuerdos grandilocuentes de avezado adulador, acostumbrado a “trepar” en la búsqueda de intereses personales espurios. El eterno deseo de destacar la paja en el ojo ajeno…y acomodarse con la opinión de la mayoría. No le interesó el riesgo de la patria, el desquicio del país luego de 30 años de desmañada democracia (?) y la pérdida de la república, acunandose hoy en los brazos del régimen imperante.
  El General Videla, ha muerto y con él, seria de desear, que muriese una etapa triste y sufriente de nuestra historia argentina, que nos permita a los argentinos vislumbrar un amanecer distinto a los 200 años de muertes, venganzas, odios y desencuentros. En su figura, se sintetizan muchas pasiones que el devenir del tiempo cerrara algunas y reabrirá otras, como espinas similares al recuerdo de Dorrego que durante tantos años nos persiguió su fantasma, la historia completa y enfrentamientos  causados; hasta lograr el  arrepentimiento de su ejecutor, con el castigo feroz a su cadáver destrozado, desmembrado y regado, como macabra maldición.
  La figura del General Videla, deberá ser recuperada lo antes posible, para bien de todos, no se transforme en un estigma que lesione la necesaria memoria completa. La sangre de los argentinos de entonces, no debe ser en vano, sin importar las ideas perseguidas. Bajar su cuadro de una pared, no nos cambia la historia, como pensaron cerebros minusválidos. Nuestra historia está y es el resultado de lo que hoy vivimos. Nos guste o no. La obligación de los pueblos que crecieron es aprovecharla como experiencia, para que las cosas que nos avergüenzan no se repitan. Es de pueblos inteligentes lograrlo.
  El General Videla, ha sido un soldado de la nación, que no se inició el 24 de marzo de 1976, cuando asumió una responsabilidad que la hora le impuso, lo hizo ¿como una obligación o un deseo personal?. La hora de la historia lo observaba y quienes lo siguieron lo esperaban. A partir de entonces, se transformó en un “devorador de pecados”, de todos los demonios participantes: El terrorismo apátrida, el nacionalismo “terrorista de estado” y hoy el terrorismo jurídico y judicial, para que cayeran sobre él nuestras culpas. Algunos encontraron en su desnutrida figura al final de su vida, la oportunidad de lograr prestigio con agresiones desmedidas ganando la opinión del vulgo. Fácil hacer leña del árbol muerto y seco, como un acto cobarde de hipocresía que nos desnuda como un pueblo muy enfermo.
  La historia nunca debe analizarse en lo inmediato para que sea ecuánime y segura, el tiempo, será benévolo con quien hoy se le discrimina hasta para encontrar un pedazo de tierra en donde colocar su dolido y gastado cuerpo.
  Jamás se le escuchó una queja, una muestra de dolor o pedido de clemencia. Aceptó las sentencias con profunda fe católica y resignación de soldado abandonado a su suerte. Sé de su arrepentimiento por sus errores y aceptación de la responsabilidad que como superior le cupo.
  La sociedad (la patria) está dividida en su juicio final. Hay quienes en su rabia acendrada contra quien demostró enorme actitud de carácter, valentía y voluntad de no quebrarse, se desgastan hasta hoy en su impertinencia y envidia de haber sido derrotados por la nobleza, pulcritud, honestidad y corrección inalterable. El odio, la venganza, la traición, la bajeza de sus fotos escupidas, no pudieron contra él. Un importante sector de la sociedad, lo rescata y admira.
  Seguro estoy que ante el Supremo Tribunal del Señor, sus pecados le serán perdonados y pasará a sentarse a Su derecha en el sitial de los elegidos, que supieron dar de sí lo que pudo o supo, en su débil condición humana.
  La Patria necesita de todos sus hijos, para alcanzar el objetivo de nuestros padres que la honraron, creándola y dando sus vidas para lograrlo. Es tiempo de ir tras la concordia, la unión y la armonía para un futuro mejor y seguro, para nuestra descendencia. ¡Basta de tanto odio, alimento de los mediocres, para el beneficio de los traidores, apátridas y delincuentes, únicos beneficiados de nuestros rencores y desencuentros!!. Que los laureles que supimos conseguir, incluyan también nuestros defectos, para que nos sirvan de correctivos, en la búsqueda de ser mejores personas, en una sociedad más humana y un país mejor visto en el mundo.
  La Patria es de todos y todos somos responsables de velar por ella. Pido al General Videla, aprovechándome de su nobleza, que cerca de Dios, interceda por nuestra querida Argentina y que su alma, como la de todos los muertos por ella, descansen en paz por Su Infinita Misericordia.
Enrique Alfredo Treglia
DNI 8604976

Nacionalismo Católico San Juan Bautista