lunes, 27 de mayo de 2013

AMBIGÜEDADES PREOCUPANTES DEL PAPA FRANCISCO

  Nuevamente (y van…) tenemos que señalar algunas frases papales que causan bastante sorpresa y desconcierto.
  En la homilía del  22 de marzo Francisco dijo:El Señor nos ha creado a su imagen y semejanza, y somos imagen del Señor, y Él hace el bien y todos tenemos en el corazón este mandamiento: hacer el bien y no hacer el mal. Todos. ‘Pero, padre, ¡este no es católico! ¡No puede hacer el bien!’. Sí, puede. Debe hacerlo. No puede: ¡debe! Porque tiene este mandamiento en su interior. ‘Pero, padre, este no es cristiano, ¡no puede hacerlo!’. Sí, puede. Debe hacerlo. En cambio, esta cerrazón de no pensar que se puede hacer el bien desde fuera, todos, es un muro que nos conduce a la guerra y también a lo que algunos han pensado en la historia: matar en nombre de Dios. Nosotros podemos matar en nombre de Dios. Y eso, sencillamente, es una blasfemia. Decir que se puede matar en nombre de Dios, es una blasfemia
  Vamos a empezar por la nueva consideración de lo que es una blasfemia, otrora servicio a Dios. ¿Cómo entender la defensa de la Fe e inclusive de nuestra propia persona (vercomo templo del Espíritu Santo a la luz de las consideraciones papales? Se podría aducir que se refiere a actitudes de los fanáticos islámicos para con los cristianos por profesar su fé, cosa que sin la debida especificación queda como una generalización que puede entenderse como en casi todos sus discursos “a piaccere” y conveniencia del receptor. Descartamos que pueda referirse a las prescripciones talmúdicas respecto a matar, engañar, ultrajar y servirse por cualquier medio de los no judíos (goyim), debido a su cercanía al sionismo y sus reiterados homenajes a los mismos en sus condiciones de tales (Ver). En este sentido deberíamos descanonizar a Santa Juana de Arco o a San Luis de Francia que participó en dos cruzadas, o anatemizar la gloriosa defensa de los cristeros de nuestra fé apoyada por Pio XI, la epopeya de La Vendee y tantas otras para agregarlos a la lista de grandes asesinos y ahora “blasfemos” de la humanidad.
  Posteriormente dijo Francisco: “El Señor a todos, a todos nos ha redimido con la sangre de Cristo: a todos, no solo a los católicos. ¡A todos! 'Padre, ¿y los ateos?’. A ellos también. ¡A todos! ¡Y esta sangre nos hace hijos de Dios de primera clase! ¡Hemos sido creados hijos a imagen de Dios y la sangre de Cristo nos ha redimido a todos! …Pero yo no creo, padre, ¡yo soy un ateo!’. Pero haz el bien: nos encontramos allá”
  Para quienes aduzcan descontextualizaciones de nuestra parte ofrecemos el link aquí para su lectura completa.
  Ahora nos interesa entender para que estamos en la Iglesia Católica si para ir al cielo solo hace falta hacer el bien; entonces ¿que importancia tendría pertenecer a ella? Otra vez el tema de que todos somos hijos de Dios (ateos incluidos) que contraría la dogmatica prescripción que solo nos hacemos “hijos adoptivos” de Dios por el bautismo, sino la también  dogamtica definición de que “no hay salvación fuera de la Iglesia Católica” (extra ecclesiam nulla salus).
  El Concilio de Trento dice:
Canon 1: Si alguno dijere, que el hombre puede ser justificado ante Dios por sus propias obras, ya sean realizadas a través del aprendizaje de la naturaleza humana, o la de la ley, sin la gracia de Dios por medio de Jesucristo, sea anatema.
Canon 2: Si alguno dijere, que la gracia de Dios, por Jesucristo, se da sólo para esto, que el hombre pueda más fácilmente a vivir con justicia, y merecer la vida eterna, como si, por el libre albedrío sin la gracia, que fueron capaces de hacer ambas cosas, aunque de hecho apenas y con dificultad; sea anatema.
Canon 3: Si alguno dijere, que sin la inspiración proveniente del Espíritu Santo, y sin su ayuda, el hombre puede creer, esperar, amar o ser penitente como es debido, a fin de que la gracia de la justificación puede ser conferido sobre él ; sea anatema.
  ¿O será que la Tradición de la ÚNICA Y VERDADERA IGLESIA DE CRISTO está abolida por el "AMOR"?
  Extrañisima forma de evangelizar prescindiendo del Catolicismo y de Dios tiene el Papa Francisco.
  La intención original era agregar otras inenetendibles (por lo menos a los ojos de nuestra fe) alocuciones papales, pero para no extendernos vamos a dejarlo para otras oportunidades.
  Lo que si podemos señalar es lo extraño que resultan estas naturalistas predicas, sobre la pobreza material, el capitalismo, las mafias y demás injusticias mundanas, cuando la Iglesia se está quemando por dentro, con muchísimos y heréticos teólogos (muchos amigos de Bergoglio) predicando que llegó la hora del cambio refiriéndose específicamente al uso de anticonceptivos, sacerdocio femenino, fin del celibato sacerdotal, aceptación de uniones homosexuales, píldoras abortivas y volver a dar la comunión a los divorciados y vueltos a casar.
  Mucho necesitamos un gobierno en la Iglesia y no un interminable show mediático cuando cunden las herejías aún en quienes tiene que defender la fe como es el caso de Muller (ver aquí y aquí) y el cisma de hecho que en este caso ya no se trata de desobediencia al Papa, que nos acusa de “controladores de la fe”, sino a la Iglesia y su Tradición y Magisterio, que en definitiva es a Cristo mismo.
 Importante recordar el  CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n° 675: “Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra desvelará el “misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un pseudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne”
Trabajando para que Cristo Reine
Augusto TorchSon
Nacionalismo Católico San Juan Bautista