lunes, 29 de abril de 2013

MARAVILLA LES DIO FICCION


UN FALLO NACIONAL Y POPULAR


La fiesta K estaba preparada en el Amalfitani. 4,5 millones de dólares gastó el estado (27 millones de pesos al cambio oficial, 40 millones al cambio verdadero), para eyacular populismo mediante un viejo clásico peruca: El exitoso deportista argentino, defendiendo hidalgamente su cetro, como local, ante un enfervorizado público.
Estaba perfectamente organizado el circo, foto de Maravilla desnudo incluída durante la semana. El Gatica del Siglo XXI prometía lujo, éxito y delirio popular.
Hay que decir en favor de Martínez que, a diferencia de Gatica, el ídolo peronista de los ´40 y ´50, Maravilla es un buen boxeador.
Gatica era un payaso peleador, sin técnica ni estrategia. Peleaba para 6 puntos, lo promocionaban como de 8, y cacareaba que era de 10. Perón le financió un viaje a USA buscando tener su propio campeón mundial. El campeón Ike Williams le dió una chance sin que estuviera el título mundial en juego. Y lo acostó en el primer round.
Y Perón reaccionó a lo Perón: Le quitó el apoyo.
A diferencia de Gatica, Martínez es un boxeador más completo. No es un paquete inventado, sino un púgil que muestra algunas cosas de Locche, aunque algo más incisivo. Un estilista, hábil en la media distancia, y que si bien no tiene decisiva trompada de Knock Out, normalmente suele realizar buenas faenas en el ring.
 
"Maravilla Martínez fue un digno representante del modelo K. Empezó canchereando, lo acostaron un par de veces, y terminó estropeado"

Pero se encontró con algunos problemas, que lo hicieron tambalear no sólo a él, sino a la estructura populista montada en su derredor. No contó con buena movilidad de piernas ni adecuada afirmación, a causa de una rodilla traicionera, y se resintió de una lesión en su mano izquierda. Hizo una pelea deslucida y su rival se la ganó en buena ley. Aunque perdiera. Otros problemas sobrevolaron la noche del Amalfitani: Uno fue que el inglés Murray vino a tratar de ganar. Y otro es que, efectivamente, ganó.
Inglaterra puede decir que, desde anoche, ya tiene a su propio Capriles. Se llama Martin Murray.
Martínez ni obtuvo una clara diferencia en los primeros rounds, ni se recuperó notablemente en los últimos dos, como la prensa señala. Hizo un trabajo visual de los que engañan a la popu, pero que a jueces medianamente probos, de esos que cuentan las manos que entran, nunca podría haber engañado.
Al mejor estilo de Fariña, maravilla les dio ficción. Humo.
El inglés ganó por no menos de tres porotos. Le había ganado claramente del 5º al 10º, con dos caídas incluídas, una de las cuales fue contabilizada como empujón. Debieron, en un afano extremo, haber declarado un empate. Con lo que Murray se llevaba el reconocimiento a su faena, y el de Quilmes conservaba el título.
 
"El jurado pareció integrado por Oyarbide, Reposo y Gils Carbó. El anuncio del fallo debió haberlo hecho Tibisay Lucena, fiscalizado

por INDRA."




   Pero lo dieron ganador a Martinez por tres puntos. En fallo unánime que avergüenza a la cátedra.
El jurado pareció integrado por Oyarbide, Reposo y Gils Carbó. El anuncio del fallo debió haberlo hecho Tibisay Lucena. Todo fiscalizado por INDRA.
Martínez, anoche, ganó con la mejor estrategia del Socialismo del Siglo XXI. Si no es por knock out no me vas a ganar.
El kirchnerismo sumó otra victoria chiquitita y pírrica. Gastó el equivalente a 4 escuelas, (a presupuesto oficial) ; es decir 8 escuelas reales. Y todo lo que pudo mostrar fue un match de box robado.
Humo, más humo para la gilada. Mientras se caen todas las variables, igual que Maravilla.
Fabián Ferrante